Después de aquella platica con "la almohada", el pequeño esqueleto se empezaba a pasear por la casa del muchacho como si fuera suya, aprendiendo más sobre muchas cosas. Ya se había resignado a quedarse con Hiro así que, quería aprender sobre el nuevo país en el que se encontraba y sobre la vida de aquellos inquilinos.
Antes huía de las conversaciones privadas de los clientes del café, e ignoraba la vida privada del muchacho al que atormentaba (claro, solo estudiaba momentos traumáticos de su vida, pero eran para usarlos en su contra, no realmente porque quisiera saberlo), pero ahora que no tiene de otra, dejó que su curiosidad lo guiara a conocer aquel nuevo mundo.
Hiro no sabía de esto, solo sabía que Miguel estaba presente en el café casi todo el tiempo, no lo distraía mucho, pero le parecía interesante que siempre estaba cerca de los estudiantes del SFAI (San Fransokyo Art Institute) y cuando estos se retiraban, el niño se iba con ellos durante unos minutos y luego volvía a estar en el café. Otra cosa de la que Hiro no tenía idea, era que Miguel podía alejarse de él hasta dos manzanas (14 km aproximadamente), y este se quedaba tan clavado en la plática de los estudiantes que los llegaba a seguir las 8 cuadras que podía.
.
- ¿Le hechaste el ojo al muchacho ese o solo soy yo? - Comenta Megan mientras tomada de su café.
- ¿Eh? No, no... Los estudiantes de arte no son mi tipo. - Dice Hiro mientras evitaba seguir con la mirada a los estudiantes irse por la puerta.
- Pues, a juzgar por la manera en la que lo veías, parecía que si es de tu tipo.
- No lo veía a él.
- Ah, entonces solo veías a su novio el altote.
- Que no... Es solo que... Me llamo la atención su estuche. - A decir verdad si le parecía curioso, pero la verdadera razón por la que lo veía era porque tenía un gran parecido a Miguel, solo que, más alto y rasgos de la madurez más marcados. Y jura haber visto ese grabado en el estuche en algún lugar, pero por más que haga memoria, no puede recordar donde.
- ¿Te gustan los hombres, Hiro? - Pregunta Diego, quien hasta hace poco había estado atendiendo una llamada y ahora había vuelto a la mesa para terminar su desayuno.
- Eh, para serle sincero... de milagro me agrada la gente. Pero creo que me dan igual las relaciones. - Se encogió de hombros.
- Con que te centres en tu trabajo...
- ¡Y en tu familia! - Interrumpe Megan.
- ... Sí, también la familia, es suficiente.
- Sí, la familia... - Volvió a sentir uno de sus ya habituales escalofríos indicándole que Miguel ya había vuelto con él. Le pareció algo raro, porque normalmente tarda un poco más en volver.
- Ah oye, y ya entraste de vacaciones ¿no? - Pregunta Diego a su hija.
- No... Todavía me queda una semana, es menos pesada porque ya no tenemos nada que hacer aparte de esperar las notas.
- Muy bien porque... - Hace una seña para que los jóvenes de acerquen y se asegura de que Cass no esté cerca. - He estado planeando un viaje a la playa... Para todos nosotros.
La sorpresa en la cara de los chicos no tenía precio. Por parte de la chica, fue una sorpresa grata y feliz, hacía mucho que quería volver a ir a la playa. Mientras que el chico se sorprendió de mala manera, empezó a quejarse por el sol y la arena, como si ya hubiera estado ahí, cosa que confesó a los Cruz.
- ¿CÓMO QUE NUNCA HAS VISITADO LA PLAYA? - Grita Megan.
- ¡Shhh! Cass te puede escuchar... - La reprende su padre.
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Sofocantes Mentiras
FanfictionHiro Hamada no llegó a ser el héroe que pudo haber sido, y Miguel Rivera no volvió a casa antes del amanecer. Un par de muchachos que no se conocieron en vida, se encuentran devastados por su pasado y para dejar de ahogarse en él tendrán que firmar...