Viejos amigos

336 54 76
                                    

Estaba en pleno turno y su alrededor parecía congelado, no pensaba en nada, estaba totalmente en blanco.
Curiosamente, no pensaba en su hermano ni en la intensa plática que habían tenido, la había bloqueado de sus pensamientos y ahora se sentía vacío.

Todo seguía pasando tan lento hasta que una mano morena pasó frente a sus ojos.

- ¡Buenos días!

- ¿ah? - Hiro parpadea y enfoca su vista en la chica frente a él. - Oh, Megan, buenos días...

- ¿Estás bien?

- Sí... yo... ¿no deberías estar en la escuela?

- Los miércoles salgo temprano y quería ver como se encontraban la señorita Cass y tú.

- ¿A las 10? Es demasiado temprano...

- Hiro, ya casi es medio día, pronto cerraran una hora, ¿ya se te olvidó tu horario?... ¿seguro que estás bien?

- Sí, lo estoy. - responde y la mira a los ojos. - Solo estoy cansado... espero reponerme después de la comida.

- Está bien, como digas. Ah, y sobre eso... - Busca en su lonchera y le muestra a Hiro un recipiente de plástico - ...les traje algo de comer, lo hice ayer, creo que les gustará.

Hiro le agradece y la invita a comer con ellos en su descanso, esperaron a que fueran las 12:00 pm y a que la gente dejara el local.

- Son tacos pero... ¿porque todo lo tienen afuera? - menciona Cass, siguiendo sin creer que estaba comiendo un taco con cubiertos.

- Porque la salsa hace blanda a la tortilla y se rompe más fácil. - Contesta Megan.

- ¿Y si le echan menos agua a la salsa? - Dice Hiro, echándole más queso a sus entomatadas, porque al parecer, le picaban.

- Entonces no sabrá igual, además, sin toda esa agua, la salsa será más "picosa" de lo que "es". - Responde Megan, haciendo comillas con los dedos  porque se supone que la salsa de las entomatadas no pica.

- Cierto, chile... espera... ¿porque tiene chile si son entomatadas? ¿Porque no solo tienen tomate? - Pregunta Hiro, ya más aliviado gracias a la exceso de queso en su platillo.

- Porque le da sazón, no sé, pero sabe más rico así. - Dice ya cansada de sus preguntas.

Cass se ríe de lo adorables que les parecen los jóvenes frente a ella.

- Cierto, están buenas... además, pican rico, no son como mis alitas que solo pican. Tiene sabor, y como dijiste, el chile no hacen que pique, les da sazón. - La chica frente a ella asiente

- Porfin, ¡alguien lo comprende! - ríe junto a cass y siguen con su comida.

Toda la mañana Hiro se había sentido distante y distraído, se sentía fuera de sí. Pero ahora, se sentía en un lugar seguro, un lugar en el que puede estar y detenerse a suspirar de alivio.

Después de la horrorosa situación del día anterior, pudo escuchar a su tía reír y conversar de una forma tan animada como el acostumbra oirla desde que tiene memoria. Y esto gracias a Megan, una persona que apenas se volvió presente en su vida y la iluminó como si ella lo conociera desde siempre, él la consideró como su lugar seguro. Estaba agradecido de haberla conocido.

La tarde pasó rápido. No fue hasta la hora de salir a apostar, que se percató de que Miguel no había hecho acto de presencia en todo el día. Y ahora que lo pensaba, no lo había hecho desde ayer, que había hablado con él.

- Bueno, no está... - Y aprovechó a dormir esa noche en vez de asistir a sus apuestas. Esperando por soñar con su hermano, ya que Miguel no se encontraba.

Sofocantes MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora