Boda

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Todavía lo recuerda, más que nada porque desde esa vez, empezó a registrar sus sueños nuevamente para poder recordarlos bien. Hace meses que no ha vuelto a leer sobre el sueño que tuvo en aquella noche de noviembre, pero lo recuerda: "Tendremos casi todo un año para planearlo." había dicho aquella vez, ahora le quedaban al rededor de tres meses para irse y se siente inseguro sobre que es lo que va a hacer.

Ya lo tenía casi todo listo: Discutió con Miguel sobre las pruebas que se supone que tienen a la mano, habló con Megan sobre el caso y se encontraba ayudándolo, ya tenía un presupuesto sobre sus gastos y el tiempo que se quedaría, y ahora se encontraba en su escritorio, frente a su computadora, apunto de reservar su vuelo. No podía creer lo rápido que había pasado el tiempo y lo mucho que hizo en el transcurso del año.

Y no solo se sentía abrumado por el viaje que tendría pronto, si no que también, el próximo fin de semana, sería la boda de su querida tía, para la cual, también ayudó a organizar (y pagar). Aún con la familia Cruz invitada y amigos cercanos de la estación de policía, no iba a ser un evento muy grande, pero de todos modos, para Hiro eran desconocidos y le molestaba salir de su zona de confort para salir a saludar, y ahora aún más.

Últimamente, se sentía más molesto, incomodo y triste con todo, a pesar de que todo esté tranquilo y su propósito esté yendo mejor de lo que esperaba, tenía malos presentimientos o sentía que no lo lograría, pero el apoyo por parte de Megan lo han motivado a seguir con su plan. Cuando estaba de pesimista, Miguel no era de mucha ayuda, ya que, no quería ser una molestia para Hiro. Y sí, quería que fueran a Santa Cecilia, quería que desenmascararan a De La Cruz, pero no quería obligar al Hamada a hacer cosas que no quería.

De las pocas cosas que mantenían a Hiro de pie, era la chica que ahora se encontraba llamándole a su celular.

Aceptó la llamada y la puso en altavoz:

- ¡Hiro! ¿Estás ocupado...? - Pregunta Megan desde el otro lado de la línea.

- No mucho... ¿Qué necesitas? - Responde mientras seguía viendo el precio del boleto de avión en su pantalla.

- Pues... De casualidad, ¿Ya tienes el regalo de bodas...?

El chico se sorprende, toma su teléfono, desactiva el altavoz y lo acerca a su oreja. Aparte de que no quería que su tía llegara a escuchar lo que sea que Megan les había preparado, tampoco quería que escuchara que Hiro había olvidado por completo comprar algún regalo para ella y su pareja.

- No... Te lo juro, me la he pasado en la luna. - Susurra. - Ni siquiera se me ha ocurrido que comprarles. ¿Tu que tienes planeado?

- Tampoco sé, por eso te estoy llamando... ¿Vamos de compras?

- Bueno... - Contestó desganado. - Pero tu conduces, ¿En 20?

- Está bien. - Aceptó la chica y colgó la llamada.

Realmente no quería salir, pero tenía que ir por algo para su tía. De repente un pensamiento egoísta cruzó por su mente: "Ya le planeaste la fiesta, tendrás que hablar y convivir con muchos desconocidos, parte de tus ahorros se fueron en ese evento y todavía tienes que darle un regalo...", pero antes de poder tomar en cuenta lo que acaba de pensar negó con la cabeza y se dijo así mismo:

- No, no... ¿Cómo se me puede ocurrir algo así?...

- Pues perdón, pero es la verdad. - Escuchó la voz de Miguel decir, desde su cama.

- ¿Eh? ¿Lo habías dicho tu? - Preguntó Hiro confundido. Se estaba volviendo más común el confundir lo que decía el menor con sus propios pensamientos. - No digas esas cosas... Ella ha hecho y gastado más de lo que crees en mi.

Sofocantes MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora