Cumpleañero

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Estaba Hiro en su habitación viendo la evidencia que Megan llevaba hasta ahora, mientras escuchaba a Miguel hacer sus sugerencias.

"Yo digo que se está rindiendo..." Dice el pequeño esqueleto.

- Imposible, es muy terca como para dejarlo. - Difiere el mayor.

"Míralo, antes escribía cada mínimo detalle sobre ti y ahora apenas y escribe algo."

- Creo que porque ya sabe casi todo de mi... aunque si debo admitir que ese "Hoy Hiro me ayudara con mi tarea" es muy simple...

"¿Ves?, ya ni siquiera hace anotaciones sobre de que hablarán" 

Hiro apagó su ordenador y con cansancio se levantó de su escritorio. Eran las once en punto de la noche, y para la hora en la que se levantaba y lo mucho que trabajaba, estaba demasiado cansado.

- No lo sé, de todos modos no bajaré la guardia ni le daré información demás... - Suspira y se deja caer sobre su cama - ... de momento lo único que me molesta es que aún no me dirige la palabra.

"Te disculparas en tu cumpleaños ¿no?" Pregunta el ente aún sentado sobre el escritorio.

- Y si es que decide ir... Si no, la citare a algún lugar. ¿O sería mejor disculparme antes? para que pueda verla ese día.

"Veo que ya la perdonaste..."

- Claro que no, solo... no lo sé, sigo molesto con ella.

"Aún así quieres verla ahí..." - Dice con un tono burlón e infantil.

- Basta.

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Al día siguiente de la junta que tuvo con Miguel, Hiro se encontraba trabajando y batallando en mantenerse alerta, ya que, se había ido a dormir más tarde de lo acostumbrado. Aunque una repentina noticia por parte del Jefe Cruz despejó por completo todo el sueño que cargaba sobre sus parpados.

Estaban afuera del café, cerca de este para que la lluvia no cayera sobre ellos, pero fuera de la vista de las ventanas para que Cass no lograra verlos conversar.

- ¿Qué opinas?  - Pregunta el hombre frente a él. 

- ¿Qué qué opino? - Responde el más joven con otra pregunta mientras miraba la pequeña sortija que yacía en las enormes manos del mayor - ¿Qué importa lo que opine?. Ustedes son los que se casaran...  no es que no me importe, pero esa decisión la toman ustedes.

- Entonces... ¿estás de acuerdo?

- No, no lo estoy. Es demasiado apresurado y creo que deberían vivir juntos un tiempo antes de decidir algo así... - Suspiró resignado - pero, ¿yo que puedo hacer? La ultima palabra la tienen usted y ella.

De repente su cuerpo estaba pegado al pecho del mayor mientras sentía unas fuertes palmadas sobre su espalda.

- ¡Muchas gracias, Hiro!

- A usted, por hacer sonreír de verdad a mi tía... no la he visto genuinamente feliz desde... Tadashi. Pero usted la hace verdaderamente feliz, y estoy agradecido de ello.

- Gracias... en serio.

- Pero, todavía falta que mi tía le de el , esto se está yendo muy rápido y creo que ella también creerá eso.

- Cierto... si la notas algo indecisa... ¿la podrías persuadir?

- Por supuesto que no. Pero... podría aconsejarle que se tome un tiempo...

Sofocantes MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora