Armario

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Un nuevo día, Hiro ayudaba a su tía con el café nuevamente. Un poco más descansado y ya desayunado, se sentía un poco más fresco.

Eso sí, al atender a los clientes, los más cercanos a él, lo bombardeaban con preguntas y consejos de preocupación (en especial la clientela de más mayor de edad):
"¿Te encuentras bien?", "¿Desayunaste, muchacho?", "No te desveles tanto", "¿No te has sentido mareado?", "¿Has estado comiendo bien?, estás muy flaco", "No te sobre esfuerces, chico." Y muchos más, pero Hiro ya había perdido la cuenta. Es lindo cuando las personas se preocupan por tí, pero esto lo ponía peor. Muchos ojos encima de él lo ponían incomodo, y más si se trataba de extraños.

Aunque no se sentía bien con tanta atención, se sentía lo suficientemente bien como para seguir atendiendo, y aún mejor después de que pudo hacer contacto con su hermano de nuevo. No solo desde el tablero de papel, pudo hablar con él cara a cara en sus sueños.

Todo muy bien, casi perfecto, PERO, ¿y el niño? No está muy seguro de que dejará de soñar con el niño raro para poder hablar con su hermano, pero espera que así sea. Tiene planeado salir y vender o apostar los 10 pesos en las peleas robóticas , pero no está seguro de si se deshará del niño por completo. Tenía que probarlo.

Esto es muy malo, y está rompiendo su parte del trato. "Una despedida por una despedida" sí, pero es injusto, no quiere gastar su tiempo y dinero en ir a un lugar desconocido, para ver gente desconocida y mucho menos prestarle su cuerpo a un desconocido. Claro, es un niño, pero no lo conoce del todo, y tampoco tiene interés en hacerlo.

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Tuvo ese plan presente en su mente todo el día, el tiempo se le fue volando y a la hora de la cena, su tía intentó interrumpir sus pensamientos.

- Entonces, ¿listo para mañana?.

- Claro. - Contestó Hiro sin prestar atención.

- ¿Seguro? ¿Qué te pondrás?.

- Ajá... - volvió a responder sin prestar atención, hasta que... - "escúchala por una maldita vez". - Hiro se sobresaltó, apenas ayer que el niño empezó a hablarle desde sus propios pensamientos, no está seguro de si SÍ es Miguel, o ya está lo suficientemente traumado como para que su conciencia le hable con esa voz. - P-perdón, ¿podrías repetirlo de nuevo?.

Su tía no entendió que le picó, pero decidió ignorarlo y volvió a preguntar - Te pregunté qué: ¿qué te pondrás mañana?.

- Uh... - no tiene ni idea de a qué se refiere, pero respondió de la forma más calmada y segura posible - Pues... ¿Lo que me pongo normalmente?.

- ¿Irás a un restaurante elegante vistiendo pans y camiseta? - preguntó Cass al confirmar que su sobrino ni se había enterado de lo que han estado hablando anteriormente.

- ¿Qué cosa? ¿Ya mañana? - Hiro revisó su celular - Pero tía, tu cumpleaños es en dos meses más...

- No es por mi cumpleaños, Hiro. - lo miró a los ojos y su sobrino no quitaba su cara de confusión - Iremos a una cena familiar, con Diego y su hija. Ya te había comentado esto.

- ¿Para? - Esto lo llenó con aún más confusión.

- Para conocernos mejor ambas familias.

- ... - Con cara de confusión se quedó en silencio pensando en lo que esto podría significar - Ay no es cierto... - abrió los ojos con sorpresa y dándose cuenta de algo - No puede ser tía Cass, ¡¿Van a casarse?! -

Sofocantes MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora