Capítulo XXVII. ¿De dónde salió Chihiro?

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Capítulo XXVII. ¿De dónde salió Chihiro?
—Masamune…
—¿eh? ¿Qué pasa?—preguntó curioso.
—hay una cosa que quiero preguntarte, pero es un poco incómoda, ¿no importa?
—no, puedes preguntarme lo que quieras.
Akihiko lo pensó durante un buen rato, pero después decidió mejor no decir nada.
—no, mejor no. No quiero ponerte en alguna situación comprometedora.
—no, puedes preguntarme, en serio.
—¿Chihiro realmente es mi hija?—preguntó con inseguridad. Masamune se sorprendió ante lo directa que fue la pregunta, pero no importaba. Debía responderle con toda la verdad.
—te juro que Chihiro es tu hija. Ella es el fruto de nuestro amor. Ella, junto a Eri y Chidori son mi mayor tesoro. Sin ellas no sé qué sería de mí.
—¿les has dicho algo sobre mí?—preguntó Akihiko.
—¿eh?—preguntó sin entender.
—digo que si les has dicho por qué no he podido ir a verlas.
—bueno, ayer antes de ir a ver a Kyo, les dije que podrían verte en este mes. Yo todavía no sabía lo que estaba pasando. Tienes que verlas, ellas te extrañan mucho. Es más, si no te molesta, mañana podrían venir, bueno, si quieres—respondió el azabache avergonzado.
—no me parece que sea una buena idea. No digo que no quiera ver a mis pequeñas, más bien, no quiero que ellas me vean así. Sé que ellas me extrañan y yo a ellas, pero…
Sus palabras se vieron interrumpidas al sentir un poco de malestar. Cerró los ojos y se llevó la mano hacia la boca.
—¿Akihiko?—preguntó el menor con preocupación y se acercó a él lo más rápido posible. El mencionado respiró profundo y lentamente abrió los ojos. Al hacer esto, se topó con que el menor estaba muy preocupado y se mordía las uñas para tratar de calmar sus nervios. Su mandíbula temblaba mientras se mordía la uña del dedo medio y continuaba con el índice.
—no hagas eso. Arruinarás tus hermosas manos—se acercó el mayor al azabache y cuando lo tuvo más cerca, pudo darse cuenta de que estaba temblando como una gelatina.
—sé que tú ya me has perdonado, pero yo no soy capaz de perdonarme. También sé que cometí un error al haber desconfiado de ti, tú me amabas y…
—aún te amo, que no se te olvide—le dijo el peli plata.
—está bien, aún me amas. Lo que no logro perdonarme es que por mi culpa estás así. Dices que no es mi culpa, pero sí lo es. Cuando nos divorciamos, comenzaste a preocuparte por encontrar una nueva casa. Además, también querías encontrar una forma de hablar conmigo para poder arreglar las cosas. Tu cabeza se volvió un caos, tus preocupaciones inundaron tu mente y eso hizo que tu presión se elevara mucho. Me gustaría tanto que nada de esto estuviera pasando, pero por desgracia, yo causé esto y quiero poder repararlo.
—lo sé. Dijiste que estaríamos juntos para poder enfrentar lo que fuera, ¿verdad?—Masamune asintió.
—¿te puedo preguntar otra cosa?—dijo el peli plata.
—sí, puedes preguntarme lo que quieras.
Akihiko se arrodilló frente a Masamune, con mucho esfuerzo, por cierto. Sacó del bolsillo de su pantalón un pequeño anillo y se lo mostró al menor. Este lo miraba incrédulo.
—Masamune…
—¡sí, sí! ¡Acepto casarme contigo! ¡Sí quiero casarme contigo!—exclamó emocionado y se arrodilló frente al peli plata para que ambos se vieran a los ojos. Akihiko lo miraba sorprendido, ni siquiera lo había dejado terminar su proposición.
—bueno, no te iba a pedir matrimonio como tal. Sé que antes estuvimos casados. Solamente iba a pedirte que estuvieras a mi lado, nuestro amor es demasiado fuerte y nadie va a lograr pasar por encima de él.
Masamune se sintió triste cuando el mayor dijo eso, pero al menos, podrían estar juntos. Akihiko tomó con delicadeza su mano y colocó el anillo en su dedo anular. Cuando el peli plata hizo esto, Masamune miró el anillo y le dio un pequeño beso.
—juro que estaré a tu lado siempre y esta vez nadie logrará separarnos—dijo esas palabras el azabache y se acercó a su pareja para darle un abrazo. Se sentó un poco sobre sus piernas y rodeó su cuello con sus brazos. Akihiko lo abrazó por la cintura y lo pegó más a él. El ambiente de poco comenzaba a calentarse y fue el peli plata quien levantó un poco la playera del menor para poder acariciar su piel. Masamune se estremeció y abrazó más fuerte a su pareja.
Cuando dicha prenda se vio fuera del cuerpo de Masamune, rápidamente Akihiko pegó sus labios a su cuello y y besó y mordió todo su cuello.
—ahhh… ahhh… A-Akihiko…
—¿quieres más?—le preguntó en el oído. Masamune sintió un gran escalofrío al sentir el aliento del mayor rozando su piel.
—s-sí, quiero más—murmuró con las mejillas sonrojadas. Se sobresaltó al sentir como las manos de su pareja dejaban de rodear su cintura y se deslizaban tímidamente hasta sus glúteos. Acarició ambos en círculos y después los apretó.
—mmgh—gimió sin poder contenerse y sin poderlo evitar, también comenzó a mover su cadera, frotándose contra la erección del peli plata.
Akihiko atrajo al menor más a su cuerpo pero este se separó con cierta incomodidad.
—¿qué ocurre? ¿Te molestó algo?
—no, lo que pasa es que, no quiero estar en el piso, está frío.
—está bien. Vamos a la cama—Masamune fue el primero en levantarse y después ayudó a su pareja.
Ambos caminaron hacia la cama y fue Akihiko quien se sentó primero para después jalar al al menor y lograr que se sentara de nuevo en sus piernas.
Masamune estaba desesperado, así que no tardó tanto para dejar al peli plata sin su pantalón. Akihiko tampoco se quedó atrás y también lo despojó de sus pantalones, a excepción de que, él sí le quitó su ropa interior. Con Masamune al fin completamente desnudo, Akihiko lubricó dos de sus dedos y los llevó hasta la entrada cálida y estrecha.
—¿has estado con alguien en este año que no nos vimos?—preguntó Akihiko mientras metía el primer dedo y lo movía lentamente.
—¿en serio me preguntas eso? Tú sabes que no. Tú eres el único hombre con el que quiero estar—se abrazó nuevamente a su pareja cuando este comenzó a mover su dedo cada vez más rápido.
—solamente quiero estar seguro de que nadie más te ha tocado—murmuró en su oído y mordió su oreja.
Cuando vio que la entrada estaba lo suficientemente preparada, se aventuró a meter el segundo dedo y tocó ligeramente un lugar cerca de su abdomen.
—ahhh… ahhh… mmgh—gimió el azabache sin poder controlarse y se aferró con fuerza a la espalda de su pareja.
—¿estás listo?—preguntó el peli plata.
—estoy listo—fue Masamune quien quitó la última prenda que había en el cuerpo de su pareja y de inmediato comenzó a meter su miembro. Al hacerlo, se aferró con fuerza al cuello de su pareja y se mordió con fuerza el labio inferior.
—espera. ¿No crees que estás yendo muy rápido?—habló Akihiko al sentir como su miembro llenaba el interior de su pareja.
—no, estoy bien—respondió el menor.
Cuando se acostumbró a tener al mayor dentro de él, lo empujó suavemente para que quedara recostado y él encima suyo.
Se levantó un poco y después volvió a sentarse. Procurando que rozara con su punto.
—A-Akihiko… t-te amo—murmuró el menor cuando comenzó a mover su cadera de un lado a otro sin poder parar, o mejor dicho, sin querer parar.
—también te amo a ti—respondió el peli plata tomando la cintura de su pareja con sus manos y deslizándose hasta llegar a sus muslos, los cuales acarició y después los presionó.
Masamune se veía muy agitado, con las mejillas sonrojadas, los ojos entrecerrados y la boca entreabierta. Se mordía los labios de vez en cuando para tratar de callar un poco sus gemidos.
—ahhh… m-me voy a venir—anunció el menor, apretando un poco sus paredes internas. Akihiko jadeó un poco al sentir como su miembro era estrujado por el menor.
Sin avisar, tomó el miembro de su pareja que rozaba con su abdomen y comenzó a masturbarlo.
—A-Akihiko… d-detente… y-yo no…
—¿por qué tendría que hacerte caso?—preguntó con voz lujuriosa y continuó moviendo su mano.
—A-Akihiko… n-no lo toques—llevó su propia mano hasta su miembro para tratar de quitar la mano del mayor, pero este se lo impidió.
Finalmente, después de unos cuantos movimientos, Masamune terminó viniéndose en la mano de su pareja y Akihiko lo hizo en su interior. Cuando terminaron se miraron a los ojos y ambos sonrieron. Masamune, cuando se recuperó un poco, se acomodó al lado de su pareja, se envolvieron con las cobijas y colocó su cabeza sobre el pecho del mayor, quien lo abrazó con todas sus fuerzas.
—te prometo que esta vez no me alejaré de tu lado. No voy a permitir que nos vuelvan a separar. Porque si volviera a estar lejos de ti, mi vida no tendría ningún sentido…

Amor, y un poco de dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora