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En este momento estaba sentada en mi sillón frente a la ventana estudiando con música a un lado, mientras movía mi cabeza al compás del sonido. Alguien tocó la puerta.

-______, es hora de almorzar-. Anunció la voz de mi hermanastra Sana-.

Me levanté rápidamente y abrí la puerta, ahí estaba ella. Le sonreí levemente y ella también lo hizo, de forma muy pequeña pero lo hizo. Bajé las escaleras y si no me equivoco ella estaba siguiéndome desde atrás. Tal como ella dijo, ya estaba la comida sobre la mesa. Comimos de forma normal, Sana hoy tenía que estudiar a la tarde así que me pidió si podía ayudarla, directamente a mí, no a mi mamá ni nada de eso. Yo asentí con una sonrisa.

Al terminar de sacar todo de la mesa, ella ya estaba poniendo sus hojas para estudiar. Yo me puse a su lado y comenzamos a leer lo que tenía que estudiar y ayudarla un poquitín, tampoco que supiera un montón de matemática.

-Oye... ¿Hoy quieres ir a algún  lado? Así, no sé, hablamos como personas civilizadas y normales sin discutir ni nada de eso... -Dijo ella en un tono muy bajo y tímido lo cual me hizo sonreír a lo grande-.

-Me encantaría.

Luego de unos 30 minutos, terminamos de estudiar. Sana avisó que a las 4 estaría aquí abajo esperándome, yo acepté y me fui a nuestra habitación. Eran la 1:30, todavía tenía tiempo por lo que aproveché a estar un poco con mi celular, pues no tenía otra cosa para hacer.

Cuando se hicieron las 15:00 decidí buscar en mi armario a ver si tenía algo para ponerme, encontré un top blanco pero como hacia frío me puse una remera blanca suelta de una tela suave, una calza gris con rayas y unas botas negras con una bufanda enredada a mi cuello. Me hice una coleta en el pelo dejando dos mechones de frente y agarré un bolso colgante negro. Ya estaba lista por lo que bajé las escaleras.

Ahí estaba ella, sentada en una silla mirando su celular. Vestía un jean azul con botas negras, una remera blanca y una chaqueta color beige que le quedaban súper acomodada a su cuerpo.

Ella volteó su mirada hacia mí y sonrío parándose de su asiento.

-Te ves bien-. Halagó ella-.

-Gracias, tú también-. Sonreí y le hice una seña con la cabeza para que nos vayamos, ella asintió y abrió la puerta dejándome salir primero a mí-.

El día estaba un poco soleado pero fresco, mi vestimenta estaba bien.

-¿A dónde quieres ir?

-Amm, ¿Al parque donde me dejaste sola tal vez? -Propuse y ella sonrió un poco recordando aquel momento-.

-Lo siento por eso-. Dijo cuando empezamos a caminar-.

-No te preocupes, aunque igual me sigo preguntando por qué me trataste así-. La miré con interés-.

-Cuando salgamos del parque te diré.

Y así fue, fuimos al parque, realmente me había divertido, Sana era demasiado sonriente en realidad y se veía muy hermosa de esa forma, adorable diría yo.

A las 7,el parque anunció que iban a cerrar así que nos fuimos a un muelle que había cerca de allí.

Ya era de noche, en el muelle había un camino que al final daba una perfecta vista al mar nocturno. Sana tomó mi mano cuando íbamos caminando, eso me causó un poco de escalofríos pero desaparecieron cuando noté que mi compañera detuvo sus pasos.

-Oye, quería... -Suelta un suspiro-. Tener la oportunidad de confesarme formalmente-. Dijo al tiempo que me miraba a los ojos-. Siento que no lo hice de forma correcta y necesito hacerlo.

Sonreí para darle más seguridad de la cual seguramente ya tenía.

-Está bien..

-Me gustas, y mucho, a pesar de que tal vez digas que no te conozca tanto o que incluso te he Estado tratando mal todo este tiempo, siempre te observo estés donde estés sin que tal vez te des cuenta, eres tan considerada con las personas que te rodean, y respetas a las cuales se lo merecen, y yo... -Hizo una pausa-. De verdad te quiero, y me arrepiento de haberte tratado de esa manera, pensaba que simplemente vendrías a arruinar la familia, pero no fue así y cuando me comenzaste a gustar, me asusté y traté de evitarlo pero, no pude. De verdad me gustas mucho, y aquel día me fui sin escuchar tu respuesta porque sabía que sería un rotundo no...

Por cada palabra que ella decía, se iba poniendo más tímida y sonrojada, se veía tan linda e indefensa en ese estado. Y yo cada vez más sorprendida, aunque pude haber deducido sus razones, me asombraron.

Iba a ser directa y honesta, en realidad no sabía lo que sentía por ella.

-En realidad, no sé lo que siento por ti, Sana. Nunca me haz mostrado tu verdadero yo hasta hoy, ¿Sabes? Y...

-Está bien-. Interrumpió con una sonrisa-. Me encargaré de que me conozcas.

Sonreí luego de escuchar sus palabras. La ví un poco dudosa así que cuando le iba a preguntar qué le pasaba, sentí unos brazos abrazando mi cuerpo escondiendo su cabeza en mi cuello, yo rodeé su cintura correspondiendo al abrazo y al mismo tiempo miré el cielo.

La Luna era llena y esta noche, mis ojos la veían más brillosa que nunca, cual pequeña moneda de oro.

~Hermanastras ГSana y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora