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Al siguiente día, me desperté de forma tranquila, de todas formas hoy no tenía Universidad. Recordé que ayer había dormido con Momo, pero al no visualizar su presencia por ningún lado, tomé mi celular, me fijaría si no tenía ningún mensaje de ella diciendo que se fue, pero antes de poder hacerlo, ví un cuerpo entrar por la puerta.

-Oye, tu "amiguita" te está esperando abajo-. Dijo ella de forma seca apoyada en el marco de la puerta-.

-Ahí voy-. Respondí de la misma forma y la contraria se fue sin cerrar la puerta-.

Agarré una remera marrón con volados en la muñeca y un short negro, junto a mis zatillas blancas con borde rojo ya sucias. Bajé las escaleras y allí estaba Momo comiendo algo mientras hablaba con mi madre.

-Oh, Buenos días-. Dijo mi mamá cuando me vió haciendo que Momo se voltee a saludar de igual manera-. Me hubieras avisado que se quedó esta linda joven a dormir.

-Ah perdona, no me percaté de avisarte antes-. Exclamé con una sonrisa-.

-Está bien, no me molesta, pero espero que la próxima no sea así-. Dijo y guiñó un ojo-.

Me senté al lado de Momo a comer algo y conversar un poco hasta que dijo que la esperaban en su casa, la acompañé, en el camino dijo que a la tarde saldríamos con Tzuyu, Jihyo estaba ocupada y no podría venir.

Volví a mi hogar, cuando llegué una persona llamada Sana estaba sentada en la mesa con unos papeles y cuadernos sobre ella, pasé por atrás mirando disimuladamente sus hojas, estaba estudiando cuentas, tratando de resolverlas con la máxima concentración posible. Por alguna razón se me dio por sentarme en el sillón que estaba en un ángulo donde la ahora castaña no me veía pero yo sí a ella.

Su lápiz no se movía, aunque sus ojos sí mirando una y otra vez la hoja de arriba a abajo para quedarse mirando un punto fijo de ella, al parecer no podía resolver una cuenta. Ví como colocaba sus manos en su cabeza y cerraba los ojos mientras suspiraba con frustración. En ese momento me levanté y me senté frente a ella mirando la hoja del revés. Debo admitir que aquella cuenta era difícil, pero yo era buena en matemáticas aunque no me especializaba en ello.

-¿No puedes resolverlo? -Pregunté en tono bajo sin mirarla-.

-No.. -Respondió en un murmuro-.

Me paré y senté junto a ella, agarré una hoja vacía que había por ahí tirada en todo el lío sobre la mesa y comencé a resolver la cuenta bajo su expectante mirada. Cuando culminé, dejé su lápiz a un lado y le mostré la hoja. Sus ojos se abrieron levemente con sorpresa.

-¿Cómo lo hiciste? -. Y ahora nos mirábamos las dos mutuamente-.

Le expliqué de la forma menos extensa y expresiva posible. Al final, me paré decidida a irme.

-Espera-. Me detuvo en una palabra-. Gracias.

Expresé un "De nada" y sin más me fui de ahí.

~Hermanastras ГSana y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora