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CAPÍTULO BASADO EN LA PELICULA DARK PHOENIX

María se detuvo en la puerta de la casa y le echo un vistazo al vecindario tranquilo, con pintorescas casas de madera y jardines llenos de pasto y flores. Un hermoso y acogedor lugar para vivir, lejos de las gigantescas mansiones con demasiados dormitorios como para que todos los miembros de una familia puedan ocupar.

Con manos temblorosas, María apretó el timbre, se sentía sumamente nerviosa por lo que Ana le diría sobre su madre. Hoy, finalmente sabría toda la verdad sobre su origen, hasta ahora ignorado, quizá ahora podría comprender porque tenía esos poderes, si su padre era un simple mortal.

El chirrido de la puerta, la aparto de sus pensamientos y dejo de girar el anillo de plata, con un pequeño diamante rosa incrustado, un obsequio de Pepper en su cumpleaños número doce.

—Ana —murmuro María, con los ojos puestos en la pelinegra.

—Me alegra que vinieras —afirmo, con una sonrisa de oreja a oreja —pasa —dijo haciéndose a un lado, María ingreso a la pequeña sala y Ana cerró la puerta — ¿té?

—Si, gracias.

María observo la repisa de la chimenea llena de fotos del esposo y los hijos de Ana, la fotografía que más le gusto, fue una con marco azul donde claramente se podía ver a la familia junto a un muñeco de nieve.

Sus labios formaron una sonrisa al recordar las ocasiones en las cuales Pepper, Morgan y su papá pasaron las vacaciones de navidad y año nuevo en Aspen.

—Tu hijo es un niño adorable —comento mirando otra fotografía donde el niño le entregaba a Ana, una tarjeta por el día de la madre. Ella deposito dos tazas de té humeante sobre la mesa.

— ¿Qué hijo? —cuestiono tranquilamente.

María frunció el ceño y dijo —el niño de la fotografía —señalo ¿Cómo era posible que una madre olvidara a su hijo?

— ¡oh! —Exclamo con sorpresa —en la escuela —respondió tomando la taza de té entre sus manos.

María estudio a Ana durante un tiempo y pudo notar una mancha verde en su frente, en un parpadeo la morena piel de Ana dio lugar a una de un todo verde, sus orejas antes humanas se convirtieron en puntiagudas y su pelo ondulado se tornó lacio y corto.

María se levantó de golpe ¡que rayos!

— ¿Quién eres? —inquirió, presa del pánico.

—Soy Ana —dijo levantándose del sillón.

— ¿Qué...que tipo de alienígena metamorfo eres? —pregunto tratando de controlar el miedo en su voz.

¿Quién rayos era esa mujer? Nunca debió ir, era mejor que regresara a su casa, Yelena tenía razón.

Ana observo su rostro reflejado en la vasija de plata —Podemos hablar —pidió, mirándola con sus oscuros ojos.

—Es mejor que me vaya —dijo María, alejándose de la mujer verde. Fue una ilusa al pensar que en ese lugar hallaría respuestas.

—Quédate —ordeno una voz femenina, María dirigió su mirada hacia la mujer de ojos bicolores y cabello azabache, ella conocía a esa mujer —quédate María.

La mujer se aproximó a María y se detuvo frente a ella.

—Yo te conozco —dijo recordando a la atractiva mujer de la fiesta de navidad —tú eres Jessica Drew.

Ella esbozo una sonrisa y le entrego un sobre amarillo —este sobre contiene información sobre tu verdadera madre —María abrazo el sobre contra su pecho, acaso podía ser, Jessica rodeo sus hombros con uno de sus brazos e hizo que tomara asiento en el sillón —ábrelo.

María Stark Rogers 《La hija de Tony Stark》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora