Eien no yume: Soul of emptiness

Vol. I Capítulo 11: Ente espiritual

Volumen 1: "Singularity zone"

Mikio mostró su voluntad... En esta ocasión solo pensaba en una cosa...

En sus ojos se veía reflejado todo su furor que había sido liberado en un momento de absoluto descontrol. Nada podía detener su accionar, él tomó la decisión de destruir aquello que está enfrente suyo.

Su cuerpo estaba prácticamente congelado, toda su existencia era tan fría como el hielo, pero internamente quemaba con la intensidad del Sol y con sus manos se seguía aferrándose a la escamosa cola de la criatura. Mikio comenzaba a rasgar y enterrar sus uñas para seguir adelante.

La sangre salía disparada por todos lados, chorros por doquier, por lo cual la criatura lanzó sus grandes garras como si fueran navajas. Zarpazo por todas las direcciones. Su cola violentamente de arriba a abajo, pero Mikio no se soltaba, estaba tan aferrado que ni se preocupaba por su posición, y en vez de aflojar seguía avanzando para regresar al lomo de la criatura.

Sus uñas eran como arpones que eran incrustadas cada vez más profundo. Dirigió su mirada hacia las faldas de una montaña y sin perder ningún segundo giró su cuerpo hacia un costado.

La criatura corría sin ningún sentido y segado por el dolor siguió avanzando. Zarpazo, mordidas y pisadas violentas.

El cielo estaba teñida de sangre y sus gotas caían en forma de relámpagos que no obedecían lógica alguna. El peligro que esto representa era aún mayor que la misma criatura, los relámpagos carmesíes se dirigieron a un único objetivo. Lugares cercanos a los cielos y que mejor lugar que una montaña.

Su cansancio era muy notorio, tan fuerte que detuvo sus nervios, pero ante el calor del momento todo era sosegado. Su cuerpo no sentía el peso de la fatiga, la explosión dentro de su mente le abrieron recuerdos grabados en su conciencia. Las habilidades para suprimir aún más la hasta ahora creciente de miedo que pululaba sus acciones. Era prácticamente un zombi para evitar notar la diferencia de tamaño y poder. A diferencia de la ves anterior, ahora Mikio tenía más conciencia para no perderse en su euforia.

"Si más lo pienso menos me enfocó... Es todo o nada y prefiero apostar a esto..."

Estaba decidido a no fracasar.

Sus sentidos se agudizan liberando un simple secreto: Revelar tu ventaja al final te destruirá.

"El que gobierna el caos lo gobierna todo."

Mikio sabía lo que tenía que hacer y el riesgo a que esto conlleva. No lo dudo y tragando saliva se soltó de la cola de la criatura.

Su abdomen recibió más daño de lo pensado. Esta vez fueron dos vértebras quienes recibieron toda la fuerza del impacto. El sonido del crujir de sus huesos se pudo escuchar, mientras dejaba un pequeño eco en su cabeza. No se quedó inmóvil, no se derrumbó y presionando sus músculos hasta el límite comenzó a correr mientras era perseguido por la infame criatura.

Cada paso era como si sus nervios fueran quemados, su mano izquierda hacia presión en su estómago y con la otra mantenía el equilibrio para no caerse.

El dolor lentamente ahogaba su aliento y oscureció su visión tiñendo de negro alguna forma de escape.

"¡¡¡¡Sigue!!!!"

Momento de locura y gotas rojas salían de su boca. No le dio importancia y siguió con todo hasta que su equilibrio no le dio para más. Su cuerpo calló al suelo helado.

Su abdomen había recibido dos impactos directos de la cola de la criatura y sin contar del daño que esto conllevaría a futuro... Palabras que rompen el hielo.