Vol. I Capítulo 10: El demonio de la mente

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Volumen 1: "Singularity zone"


Vivirá el que creé en el amor, vivir es morir, el que teme a la muerte no vive y el que ama más su propia vida no comprende el significado de ésta.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. No puedes eliminar el vacío, tienes la opción de pelear contra tus demonios internos o hacer las paces con ellos.

El demonio de la mente es el cuerpo, la mente es el puente entre el alma y el cuerpo, el alma es la vida y el cuerpo no es más que un recipiente... No existe sólo un yo porque somos uno y a la vez muchos...

La sangre recorría todo el cuerpo, su cuerpo lentamente se sentía adormecido y lo congela hasta los rincones más profundos. No era una simple herida, la hemorragia no se detenía y su situación era cada vez más crítica.

El Ente perdía rápidamente su energía.

__Yo... No... Cae...R...E.- Apenas podía hablar.

Con el brazo que le quedaba, intento sin ningún éxito levantarse, estaba perdiendo mucha sangre, hasta el punto de desmayarse, pero no podía quedarse quieto... El dolor no se hiso esperar, la situación era en exceso critica.

La lluvia de plata comenzó a congelarse...

Tal acto puede significar muchas cosas, entre ellas existe algo llamado...

__ El tiempo se congelo.

El sonido se perdió, el viento se detuvo y el rayo ya no toco el suelo. Ante sus ojos todo era muy borroso, no sólo el tiempo sino también la misma realidad y a través de su tenue consciencia presenció algo. Entre los albores de esa realidad algo se estremecía.

No parecía alguna ilusión, el tiempo se detuvo, pero parecía que algo se movía, y era tan real como él mismo. El Ente vio cuando su guadaña impacto contra el lomo de la criatura haciendo que esta soltarse un grito.

__ Bien...- Simplemente se emocionó.

Sin importarle su propia condición, comenzó a correr a través de la tormenta, sus pisadas recorrían la nieve sin hacer ningún tipo de sonido, como si fuera una flecha, se acercó lo suficiente como para atacar, pero en vez de eso, sólo hizo que la monstruosa criatura lo viera a Él. Una acción suicida.

La criatura movió rápidamente su cola como si fuera un látigo, sus garras se aferraron a la nieve, y dio media vuelta para maximizar su fuerza, cual relámpago destructor así arremetió en su contra.

Ciertamente aplicó una gran cantidad de fuerza con la intención de matarlo, pero su gran cola no toco absolutamente nada. La cola barrió todo el sitio, pero...

__No dependo de mis brazos.- Exclamó esto mientras mostraba que ya no tenía brazo y por lo tanto el impacto de la cola sólo pasó cinco centímetros cerca de la hemorragia.

El Ente se colocó por detrás de la criatura y sin ningún tipo de piedad usó sus piernas como si fueran barras de metal. Su dolor era grande, pero su determinación lo era aún más, su objetivo necesitaba más estrategia que fuerza bruta, con lo que saltó y giró rápidamente su pierna derecha y al momento de caer dirigió todo su peso en el mango de su guadaña que estaba clavada en el lomo de la criatura.

El Ente le clavó más profundo la guadaña. No era solo por mero orgullo, había algo más profundo, era una llama con la flama del matiz de su existencia... Sus ojos encendieron un pálido brillo de tonos grises.

__ ¡¡¡La hoja corta la carne!!!

Todo paso en un solo segundo. La flama gris se expandió y al final expiro, pero sin antes ejecutar su cometido.

La hoja negra de la guadaña había penetrado hasta romperle varios huesos, las escamas no soportaron la presión y también se quebraron. El Ente había puesto todas las fuerzas que le quedaba en ese único accionar.

Su cuerpo se desplomó en la nieve, mientras mantenía su único brazo con un puño de victoria. No era esperanza como tal, era más como una gran ironía al hacer esta acción.

__ Te lo dejo todo... Mikio...

Por detrás de él, algo corrió con la velocidad del viento cuando sopla con furia.

Cubierto casi en su totalidad por una vestimenta blanca como la nieve, tan sólido como el hielo y a la vez fluido como el agua. Su capucha dejo ver unos segundos los ojos de alguien con un vacío tan fuerte que absorbe hasta la vida misma.

Ocultó entre la tormenta, se desplaza entre la nieve, los rugidos de la criatura ocultan sus piernas y su mirada va hacia una sola dirección. Mikio estaba encima del lomo de la criatura después de varios intentos finalmente extrajo la guadaña con ambas manos. La oscura guadaña estaba bañada en sangre y sudor, pero no era sólo eso...

__ Es más pesada que antes, pero no importa.

Sus frías manos apenas podían mantener el balance del arma, era notablemente pesada y la punta lo era aún más, pero tenía la fuerza suficiente como para utilizarla. Al instante que logró sacarlo comenzó a picar como si él mismo fuera una avalancha y se sentía como si millones de agujas atravesaran todo.

Con cada impacto de la guadaña el peso se intensifica y se hacía más difícil de manejar, por consiguiente, se le salió de sus manos y terminó enterrado en la nieve.

__ Ahora no.

"No volveré a dormir otra vez, no eternamente..."

El golpe de gracia había fallado. Tan pronto como se detuvo, entonces la criatura utilizando su cola logró arrojarlo de su lomo, acertando un fuerte golpe en el estómago de Mikio. Era como si el metal más duro golpeara una de las zonas más dolorosa del cuerpo.

No lo mando a volar, porque se aferró con uñas y dientes a la escamosa cola, pero, aunque no vomito sangre hizo el gesto y sólo escupió saliva. Mikio había recibido una probada de lo cruel que puede ser la realidad.

__ Puahhhhhhhhjjjjjjjjjj.- Era el sonido de sus entrañas al contraerse.

Sus dientes no dudaron en hacerlo, aunque el sabor era repulsivo, repugnante y asqueroso como ninguno. Comenzó a morder furiosamente desgarrando y descargando toda su fuerza en contra de la cola de la criatura. Mordía como si no existiera un mañana.

En un momento de desesperación, el cuerpo rompió sus límites al separarse de la mente utilizando la euforia como catalizador. Mikio se olvidó por completo del dolor. Se adentró en un estado catatónico.

Sus ensangrentadas manos le hicieron recordar la peor de las experiencias: Una tortura que quiebra toda tu existencia.

Su cabello era oscuro como una perla negra, pero tan vacío como la noche, sus ojos brillaban con el furor de una bestia, y de una sola mordida logró arrancarle un pedazo de carne... Era como si lo disfrutará, ya su mente había llego a un punto de no retorno.

Eien no yume: Soul of emptinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora