Capítulo 18.

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El Yate es de color blanco y es el que más llama la atención de el puerto. Está totalmente iluminado por unos pequeños candelabros que están colgados por toda la borda.

Es una de esas noches calurosas que te dan ganas de todo menos de tumbarte con una manta, y la verdad es que ahora mismo me metería en el agua. Si no fuera por el maravilloso maquillaje que me ha costado mi preciado tiempo hacerme, me bañaría.

Y si no fuera por que estoy con Leo pasándomelo genial mientras bailamos una canción de Bad Bunny. Se ve que a los argentinos les encanta el género trap reggaeton, y lo mejor es que a mi también. Asi que estamos maravillosamente bailando los unos con los otros.

Cuando conocí a Leo y a Tucu, sin duda vi que eran la alegria del equipo, que eran los que motivaban al resto y que siempre te sacaban una sonrisa, aún que ni ellos la tuvieran.

Una vez me canso de bailar, decido bajar a la segunda planta a por algo de beber, ya que lo que hay en esta, no me gusta.

Me separo de Leo y le digo a donde voy y empiezo a caminar por la cubierta de el yate. Cuánto más me alejo, el sonido de la música baja más. Pero nunca es inaudible.

Al abrir la cocina, me encuentro con la persona que estaba buscando.

—Por fin te encuentro.—

Le digo a Francesca mientras ella se pone una Coca-cola en el vaso que tiene en la mano.

—¿Qué tal te lo estás pasando?—

Se gira y me pregunta mientras le da el primer sorbo a su bebida.

—Bien.¿Y tú? Has estado desaparecida.—

Ahora soy yo la que abre una lata de Coca-Cola y se la echa en el vaso.

—He estado con Tucu un rato...—

Me pasa una botella de Ron.

—Pues te lo habrás pasado bien entonces.—

Le digo mientras termino de echarme un poco de ron en la copa.

—No sabes cuánto...—

Las dos largamos una carcajada y salimos juntas de la barra de bar.

(...)

La noche pasa bastante agitada, y cuando me doy cuenta estoy en la planta más baja del yate con la mirada perdida en el mar, planteándome que voy a hacer cuando acaben las vacaciones.

Debería buscar un trabajo más serio y dejar de ser una mantenida.

Mis padres me metieron en su empresa como enchufada, y no me dan ningún caso importante para poder trabajar por mi misma.

Siempre parece que Federico, Paulo o James me hayan mantenido. Pero no.

Todo ese dinero me lo dan mis padres. Prefieren darme ellos dinero por que si, que ponerme a trabajar en algún lugar. Pero ya estoy cansada.

Mientras reflexiono me doy cuenta de que una pequeña lancha se acerca a nuestro barco, así que a duras penas subo hasta la tercera planta, donde ahora se encuentra todo el mundo.

Busco con la mirada a alguien que esté lo suficientemente bien para que sepa si algo va mal. Y lo encuentro. Raramente pensaba que no sería él. Kun Agüero.

— ¿Sabes por que se acerca una lancha hacia aquí?— Le señalo la luz que cada vez se acerca más.

— Quédate aquí. Ahora vuelvo.— Este se intenta ir hacia la escalera pero yo se lo impido.

—¿Todo va bien?.— Le digo antes de que asienta y soltar mi agarre para dejarle ir a ver lo que sucede.

Me acerco a Tucu que está sentado en uno de los sofás de la cubierta.

—¿Cómo está pasando la noche la princesita?— Me pregunta cuando me siento a su lado.

—Muy bien. ¿Tú que tal?— Este sonríe. Veo que le gusta mucho Francesca por que no deja de mirarle.

—No sabes lo agradecido que estoy por que esté a mi lado.—

— Es lo mejor que tengo... No me la robes.— Bromeo y él también ríe.

—También es lo mejor que yo tengo.— Él vuelve a fijar sus ojos en ella.

— Oye que tú me tienes a mi.— Bromeó con él. Y él también se ríe.

Justo en ese momento oímos un grito.

"Bienvenido a las mejores vacaciones de tu vida". Le dijo Kun a una supuesta persona que acababa de llegar.

Tucu abre los ojos como platos.

—¿Quién ha venido?— Le pregunto a Tucu mientras nos levantamos.

Este rápidamente intenta pararme.

—Será mejor que te quedes aquí.—

— Tucu déjame ir, ¿Quién es?— No le da tiempo a responderme por que parece que sube, la gente empieza a saludarle. Hasta que esta lo suficientemente cerca como para darme cuenta de quien es la persona misteriosa que ha venido.

Paulito.

Cuando nuestras miradas se cruzan, el alcohol empieza a correr por mis venas. Lleva puestos unos pantalones vaqueros negros, una camiseta de manga corta negra y unas deportivas blancas, que seguramente alguna marca le haya regalado.

En ese momento me abro paso entre la gente y bajo a la cocina a por un vaso de agua para despejarme un poco.

Una vez que llego me apoyo en la encimera.

¿¡Qué hace aquí?!

Me dijeron que no iba a venir.

Pero aquí está.

Abro la nevera y busco una botella de agua, y por suerte, consigo encontrar un vaso para echarme el agua y bebérmela de un trago.

—¿Tenías sed?— Puedo reconocer esa voz en cualquier lugar del planeta.

—Me dijeron que no ibas a venir.— Digo todavía dándole la espalda.

—Si te hubieran dicho que si, ¿hubieras venido?—

— Que importa eso Paulo.No le des importancia a cosas que no la tienen.—

—¿No te importo?.— Por fin me digno a girarme. Este chico en que piensa.

—¿Me vas a venir con estos trucos? No voy a caer Paulo. Asúmelo. Lo nuestro es pasado.— Intento pasar por su lado pero me agarra el brazo. Esto se está volviendo costumbre.

—No quiero que acabemos mal.— Hace un amago para girarme y que quedemos cara a cara.

— Paulo, déjalo como está. Yo estoy saliendo con James y tú con Ludovica. No voy a hacerle daño, y tampoco me lo voy a hacer a mi.—

—Yo no estoy saliendo con ella.— Es lo único que se atreve a decir.

—Bien por tí, Paulo.—

Me giro y salgo de la cocina y camino hacia la cubierta.

Bien por tí.

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Feliz san Valentín a todos.
Esto lo estoy subiendo el Jueves por la noche, para que os despertéis y podáis leerlo. Claro que hora Española, pero espero que lo disfrutéis igual sea la hora que sea💘
ESTOY FLIPANDO
2k leídas y no me l puedo creer.
SOIS DEMASIADO
TOO MUCH
OS AMO

Intentaré hacer especial pero en dos semanas empiezo los exámenes finales y no creo que pueda.

Aún así en algún momento tendréis especial.
Besos

Likeana

Nuestro juego | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora