Nuestro juego | Paulo Dybala

Capítulo 28.

Quiero conoceros un poco más. ¿De que país me leeis? Comentádmelo!

Mientras paseo por las paredes solitarias de la casa me distraigo en mi mente. Nunca pensé que tendría una casa mía en Milán. Siempre había vivido en casa de mis parejas, ya que ellos no se podían mudar para estar conmigo. Sin duda este es un paso muy grande para mi, pero espero poder estar a la altura.

—¿Te gusta la casa?— me dice mi padre mientras aparece en lo que será mi sala de estar.

—Es preciosa.— le digo mientras le sonrío. Mi padre, lo había echado mucho de menos.

—Además está en tu zona favorita de Milán.— dice mientras nos acercamos a la entrada y observo la galería Vittorio Emanuele II desde mi casa. Sin duda mi zona favorita desde que me dieron mi primera tarjeta de crédito.

—Si,me encanta.— le abrazó y su perfume impregna mis fosas nasales. Ese aroma que lleva desde que tengo recuerdo. No podría decirte cuál es, pero lo que tengo claro es que es muuy cara. Sin duda no se compraría una de menos de cien euros. Así es él.

—Bueno cariño, tengo que irme.— se separa de mi y deja un beso en mi cabeza.  Yo solamente asiento.— Por la tarde vendrá tu hermano a verte.

Alessandro, sin duda el mejor hermano que podría tener, pero tengo una propuesta para hacerle.

(...)

Menos mal que no había que hacerle reformas a la casa, supongo que así podré vivir aquí en cuanto traigan los muebles. Por ahora me tengo que quedar en el hotel.

Una vez cierro la puerta con las llaves, me pongo mi abrigo y me preparo para bajar en ascensor hasta la planta calle para poder ir al hotel.

Cuando las puertas se abren, me encuentro con mi hermano.

—¡Alessandro!— exclamó nada más que le veo y rápidamente me acerco a él para fundirnos en un abrazo. Él me acaricia la espalda.

—¿Cómo estás?— me pregunta cuando nos separamos y me mira de arriba a abajo.—La próxima vez podrías estar menos tiempo sin ver a tu hermanito.—

Río.— Estaría bien, la verdad.— me meto en el ascensor con él y bajamos hasta la planta de abajo. Ahí nos metemos en su coche y me acompaña al hotel, que queda a no más de dos calles de aquí.

—¿Qué tal con James?— me pregunta mientras mantiene su mirada en la carretera. Yo toso porque no me esperaba esa pregunta.

—Le puse los cuernos con Paulo.— le digo mientras miro por la ventana.

—¿Y que pasó?— me pregunta. Entonces me resulta rara su pregunta y me giro a mirarle.—¿Qué te pensabas? Francesca me lo contó.— yo bufo.— Valentina no puedes guardarte algo así. Se lo tienes que contar a mamá y papá.— vuelvo a bufar.

—Ya lo sé. Pero no se como hacerlo.

—Yo te voy a ayudar. Para eso he venido.

(...)

Después de una charla intensa con mi hermano, decido que lo mejor será decírselo a mis padres. Pero no podré hasta que les vuelva a ver, ya que hacerlo por llamada sería una locura total.

—Hola.— le digo a mi mejor amiga que me llama por teléfono.

—Valen, tenemos problemas.— esas palabras hacen que se me ponga la piel de gallina. ¿Que puede estar pasando para que me llame de esta manera?— Pon el canal 7.—

Inmediatamente enciendo la televisión de la habitación del hotel y busco el canal para encontrarme con lo último que me esperaría que vería.

"James Rodríguez, jugador Del Real Madrid, acusado por presunta agresión a la joven Valentina Rossetti."

Mi corazón se para.

Mierda.

No quiero que la gente lo sepa. Me empezarán q llamar y a preguntar todos a la vez y no quiero.

—¿Qué hacemos?— le pregunto a Francesca que aún sigue en la otra línea del móvil.

Resopla.— No hay nada que hacer Valentina. No vas a negarlo porque es verdad. Yo creo que deberías explicarlo tú para que entiendan lo que pasa.

—¿Y contar todo?— le pregunto mientras pienso en si debería decir lo de Paulo, pero si no habría motivo de enfado y todo sería peor.

—Todo. Lo de Paulo también.

—No se si podré hacerlo...

—Se que puedes. Eres muy fuerte. Estaré contigo.

Os imaginabais que lo supiera todo el mundo tan rápido?
1 día ha osado y ya lo saben todos. En fin...  Valentinita cuídate... se viene fuerte.
Besitos a todos
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