Capítulo 26.

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Salimos de la casa de James. Francesca me sujeta mientras yo intento caminar completamente rota. Rota por él. Por su modo de resolver conflictos. Nunca imaginé que esta sería una solución a los problemas. Los golpes. Federico nunca me había golpeado, y Paulo tampoco. ¿Por qué tú ,James?

—Valentina aguanta, ahora llegamos al hotel.— me dice Francesca mientras me mete en el taxi en el que ella había venido. Le da la dirección y tardamos poco en llegar al hotel.

—¿Qué le ha pasado?— pregunta Tucu alarmado cuando llegamos a la habitación del hotel.

—Ha sido James.- responde Francesca mientras me tumba en la cama.

—¿¡Cómo que ha sido James?! ¿¡Ese cabrón le ha pegado?!— se levanta bruscamente y le pega un puñetazo a la pared.

—Si. Y menos mal que he llegado a tiempo. La podía haber matado.— yo cierro los ojos. Me duele hasta respirar.

—Valentina, tenemos que ir a poner una denuncia.— James intenta levantarme pero ahogo un grito de dolor.

—Ahora no puede. Sácale unas fotos de los golpes para tener pruebas.— Dice francesca mientras me incorpora para que la almohada quede en mi cabeza.

—Francesca.— Tucu le llama. —Deberíamos llamar a Paulo .— yo intento hacer otro ruido.

—No.— logro decir.— Nos hemos peleado.

—Pero le importas. Debe saberlo.— dice Tucu intentando convencerme.

—No creo que sea buena idea.— digo y francesca me manda callar.

—Valen, descansa. No te preocupes. Nosotros nos vamos a quedar aquí.— cierro los ojos e intento que todo lo que ha pasado sea una pesadilla de la que despierte.

(...)

—Valentina.— me llaman.— Vamos despierta.

Intento abrir mis ojos lentamente. Me pesan mucho, pero consigo abrirlos. Miro a mi alrededor y me acuerdo de que estoy en el hotel, y de todo lo que había pasado.

—¿Qué pasa?— preguntó mientras me incorporo y apoyo mi espalda en el cabezal de la cama.

—Tenemos que irnos.— dice francesca mientras me ayuda a levantarme.

—¿A dónde?— pregunto.

—Al aeropuerto. Ya hemos ido a poner la denuncia mientras dormías. Todo está bien. Habrá juicio.— ¿juicio? ¿Cómo voy a testificar por algo que fué mi culpa? Si le hubiera dejado a Paulo venir conmigo no hubiera pasado nada.

—¿A Italia?— está claro que vamos a ir allí. Ellos se miran y se dan cuenta de que evidentemente no soy tonta y me doy cuenta de las cosas.—¿Por qué?

—Estabas viviendo ahí. Es el único sitio en el que tienes un hogar.— me dice Tucu mientras pasamos por el vestíbulo del hotel.

—Además, ahí vamos a estar los cuatros juntos. Por el bien de todos.— yo me limito a asentir y espero al taxi mientras me pongo las gafas de sol para que no vean mis ojos morados.

En el aeropuerto la gente reconoce a Tucu. Pero yo rápidamente intento desaparecer para que no me vean a mi también en este estado.

Y por fin llegamos a Turín de madrugada.

Vamos en taxi ya que Paulo mañana tiene entrenamiento y no podía venir a buscarnos.
Cuando terminamos el trayecto, entramos a la casa ya que a Tucu le había dejado unas llaves en la entrada de la urbanización.

La luz del salón está encendida, y la televisión también, por lo que nos encontramos a un Paulo tumbado en el sofá mientras mira la televisión.

—Hola.— saluda Tucu para llamar la atención de Paulo. Este inmediatamente se levanta del sofá y viene hacia mi. Su mirada penetrante me transmite dolor. Le rompe verme así.

—¿Por que no me lo habéis dicho? ¿Qué le ha pasado?— al parecer no le habían dicho lo sucedido, solo que vendríamos.

—Paulo...— Francesca intenta tomar la palabra. Pero tengo que ser yo quien se lo diga.

—Ha sido James.— su semblante cambia a furia y rabia. Sabe que no me tenía que haber mandado a España.

—¿Él te ha hecho eso?— pregunta mientras cierra sus puños con fuerza.

—Sí.

Este se lleva las manos a la cabeza.

—¿Y te has dejado?— suelta derrepente.

—¿Qué dices Paulo?— Francesca le grita.

—¿Qué querías que hiciera? ¿Que le diera yo también? Si le llego a pegar me mata, Paulo. ¡Me mata!— este bufa. Que narices le pasa en la cabeza.

—¿Y no podías llamar a alguien?— dice Paulo.

—Justo entró Francesca a la casa.— habla por primera vez Tucu.

—¿Y ella te salvó mágicamente?— esto parece de broma.

—Lo que pasa es que no quieres asumir que es tu culpa por obligarme a ir a Madrid y verle.— con esas palabras le acabo de cabrear. Has creado una bestia, Valentina.

millones de gracias por las 10k😭😭😭 de verdad mil gracias por todo lo que estamos haciendo gracias a vosotros. no tengo ni palabras para expresar lo que siento. mil gracias de verdad
os amo 💘💘💘💘💘💘💘

likeana

Nuestro juego | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora