Después de la despedida de Matthew todo ha estado silencioso, y apagado. Los chicos no juegan ni hacen bromas, es como si el mundo estuviera en pausa desde el momento que Matt se subió al avión.
Debo admitir que mi hermano mayor es la pieza esencial en la familia, siempre tiene el control y es dueño de toda atención, sin él nos sentimos varados.
Mis padres son los más depresivos, se tomaron unos días libres de trabajo y no han hecho más que lamentarse por trabajar tanto y no disfrutar de su hijo favorito.
Es repugnante estar en un ambiente así, sentía unas inmensas ganas de escapar a algún lugar y regresar cuando todo esté como antes. Estos días me perseguía un dolor de cabeza que me provocaba un mal humor nunca visto antes.
Los chicos y yo estábamos reunidos en la sala de TV ignorándonos con nuestros teléfonos, lo cual no era propio de los Whites, lo normal era molestarnos, es decir, interactuar uno con el otro, pero parecía que nadie quería hablar y tocar algún tema relacionado con Matt.
—¡Mierda! ¿Cuánto tiempo vamos a estar así?—Gruñí lo más fuerte que pude para eliminar el silencio sepulcral que tenía la atmósfera, los chicos se sorprendieron por lo que me miraron expectantes.
—¿Qué mierda quieres Kencie?— Preguntó Jason, quién era el que estaba también de mal humor desde lo de Matt.
—Basta chicos, Matt va a volver, no hay que desperdiciar nuestro verano así.— Murmuré molesta.
—Suena bien, tampoco me gusta este ambiente.— Comentó Scott.
—Ni a mí.— Se añadió Marcus.
—Hagamos algo juntos.— Comentó Jake, quién era uno de los más afectados. De alguna manera Jake admira mucho a Matt, es su ejemplo a seguir.
—Una noche de juegos, como las de antes.—Comentó Marcus y todos dejaron sus teléfonos de lado.
La noche de juegos eran donde cada uno escogía una actividad, y nosotros la jugamos para poder escoger a un ganador. El que gane más partidas es el ganador, y puede pedir favores a todos o algún tipo de recompensa que esté quiera. En nuestra infancia era una noche en la cuál nos divertíamos entre todos, por lo que podía ser una buena idea.
—Hay que prepararnos, cada quién escoja su juego favorito.—Comentó Marcus emocionado.
—James y Jason, busquen las bebidas, Scott se encargará de la comida, Jake y Marcus ustedes verán el alcohol.—Ordené y todos se movieron enseguida para tenerlo todo listo.
—¿Y yo?— Preguntó Lucas mientras me miraba confundido.
—Tengo algunas misiones para tí, ahora que eres el líder me ayudarás a descubrir algunos secretos de los Whites...—Susurré esperando que nadie me haya escuchado, no sabía si contarle lo que escuché cuando estábamos en la montaña, el simple hecho de saber que alguno de mis hermanos podría ser gay suena descabellado...
—¿Cómo en qué?— Preguntó serio.
—Vigila a los chicos, algo huele extraño, avisame si notas cualquier cosa diferente en ellos, ¿entendido?— Aún no quería decirle para no alterarlo, primero sería buena idea vigilarlos detenidamente.
—Yo me encargó.— Soltó con una sonrisa.
Saber que Lucas estaba de mi lado me hizo sentir alivio—. Iré a buscar a Russell—. Murmuré mientras me levantaba del cómodo sofá, cuando con el rabillo del ojo noté una sombra moverse.
Mierda...
—¡Russell!, sé que estás ahí—. Gruñí—. Sal maldito enano.
—¿Qué crees que ocultan los chicos?— Preguntó mientras se asomaba por uno de los muebles del cuarto.
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She's Nothing But A BOY.
Teen Fiction«Pronto sabrán que ser una chica y tener ocho hermanos no es la mejor combinación...» Mackencie White tendrá que aprender a sobrevivir a un hogar en el que no existen los límites, y donde todo está dominado bajo la influencia de sus hermanos atrayen...