–¡Matthew! ¿Como rayos le explicaremos a mamá que incendiamos la cabaña?Ante mí se encontraba nada más y nada menos que la cabaña familiar, el lugar que años pasados traía felicidad a la familia, en donde las marcas de altura de mis hermanos había sido tallada en sus paredes, mismas que ahora yacían en el suelo, quemadas. Nos alejamos del vivaz humo y nos refugiamos debajo de un árbol, viendo desde lejos como nuestra infancia se consumía en un fuego lento, volviéndose cenizas.
–Ni una palabra Mackenzie, esto se queda entre tu y yo– Dice frunciendo el cejo mientras en sus ojos azules se reflejaba un poco de miedo.
¿Así que el invencible Matthew White tenía miedo?
Una semana antes.
–Te gane idiota– digo apretando a la vez la X del control del Playstation.
–Te retó a 2 de 3, el que gane se queda con la mesada del otro– Jake siempre ha tenido problemas para aceptar la derrota.
–Inicia el juego– Digo aceptando la apuesta– Prepárate para quedarte en ceros.
Mientras jugamos veo como mi hermano mayor entra a la habitación con una maleta. –¿Qué es eso?– pregunto curiosa.
–Me voy mañana, nos vemos en una semana hermanita.
–¿Que rayos?–Contesto confundida pausando el juego.
–Me iré con los chicos del americano a la cabaña familiar, antes del evento del año decidimos hacer un viaje de entrenamiento.
–¿Para saber quién puede tomar más? – contestó incrédula.
–Algo así– Ríe con una sonrisa ligeramente torcida.
¿Como rayos es que puede zafarse del viaje familiar? En cambio yo tendré que estar en el departamento, compartiendo cuarto con el idiota de Markus y probablemente con Scott.
Este verano me niego a pasarla en el viaje familiar, lo único que hacemos es escuchar las mismas historias de cuando éramos bebés, en la misma casa en el lago a la cual vamos todo tiempo, que está en medio de la nada y no hay cobertura para internet.
Por lo que comencé a planear el como me uniría al viaje de Matthew para escapar del viaje familiar. Primero empecé por las buenas, sabiendo que fallaría pues mis hermanos son tan jodidamente tercos, aunque tenía que al menos intentarlo.
–Querido hermano, ¿puedo ir contigo al viaje? –Rogué juntando las manos y poniendo mi mejor cara, hasta me peine. Y todos saben que Mackenzie odia peinarse.
–Jamás.– contestó tajante mientras seguía escribiendo en su teléfono.
Sentí la ira correr por mis venas, no lo había pensado ni un segundo y ya me había rechazado, sin embargo decidí respirar antes de plantarle un puñetazo. –Por favor. Prometo portarme bien.
– ¡No!
–¡Eres un maldito idiota!– contesté con furia, apuesto mi vida, a que consigo irme con el.
El plan A fracaso, lo veía venir pero tenía que intentarlo, por suerte resultó ser buena planeando el plan B. Sonreí segura, este viaje será mío.
Me acerqué sigilosa a mi madre, traía un delantal rosa, que combinaba con sus uñas perfectamente pintadas, y a la vez con sus tacones blancos totalmente pulcros, ella es la definición de perfección, siempre va bien maquillada, peinada, oliendo a vainilla y con ese característico carácter amigable y risueño, ella es completamente diferente a mi, cuando era pequeña intentaba todo el tiempo que fuese como ella, pero probablemente se rindió y me acepto tal y como soy, aunque apuesto que le encantaría que fuese mil veces más femenina.
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She's Nothing But A BOY.
Teen Fiction«Pronto sabrán que ser una chica y tener ocho hermanos no es la mejor combinación...» Mackencie White tendrá que aprender a sobrevivir a un hogar en el que no existen los límites, y donde todo está dominado bajo la influencia de sus hermanos atrayen...