《Capítulo 22:》"Beso II"

1.3K 131 85
                                    

Los labios de Shoto sabían a una mezcla de tabaco con menta, un sabor que volvió loca a Izuku. Era consciente de que él fumaba, aunque no en su presencia; y de que siempre llevaba caramelos de eucalipto en los bolsillos para que ella no lo notara. Aunque lo había descubierto poco después de conocerlo. Aún con todo, aquella mezcla no le resultó nada desagradable, sino todo lo contrario.

Besar a Todoroki era como una fantasía, algo que muchas chicas deseaban hacer, pero no todas lo conseguían, aunque puede que sí una gran mayoría. ¿Quién rechazaría a alguien como él, tan atractivo y amable como lo era cuando cogía confianza? Cualquiera que no fuera consciente de toda la hierba que recorría sus venas, de todo el alcohol que comenzaba a destruir su hígado y de su trabajo de sicario.

Izuku no conocía esa faceta, esa que el propio Shoto había construido para usar como distracción. La verdadera no la conocía ni él. Quizás fuera la que usaba con Izuku. Quizás fuera la que usaba con sus amigas con derecho a roce. Quizás ya no existiera otra de tanto ocultarla. Esa era la verdad.

No supieron descifrar cuanto tiempo duró eses instantes en los que desconectaron completamente del concierto. Lo único que para ellos existía eran los labios del otro. Estes se movían lenta y delicadamente, creando un beso lleno de sentimiento, ese sentimiento que habían tratado de reprimir y enterrar para que no saliera a la luz. No había funcionado. Él era demasiado poderoso, y ellos demasiado inexpertos. El amor se colaba por el más mínimo rincón, y no lo habían visto venir.

Miles de gritos y aplausos recibieron la que sería la última canción de aquella noche: Fiesta Pagana. Ni siquiera aquello consiguió separarlos. No eran capaces, se atraían como imanes. Aún así, el juicio de Shoto regresó levemente, permitiendo separar sus labios levemente. Pero, total, ¿para qué? Si volvió a pegarlos al instante. No era capaz de permanecer alejado de aquellos labios que lo recibían con tanto cariño y afecto, ese que nunca había encontrado en una mujer de aquella manera. Izuku era tan diferente que le daba escalofríos.

De todas formas, no les quedó más remedio que separarse levemente. Sus ojos se encontraron al instante, y un leve color carmín acudió a las mejillas de la chica. Su mente no asimilada lo que acababa de ocurrir, pero su corazón le gritaba a los cuatro vientos que aquel hombre era suyo. Ninguno sabía qué decir, realmente es era imposible encontrar las palabras. Pero lo que sus ojos trataban de transmitir era tan sincero, que no fue necesario abrir la boca. Lo entendieron.

Una sonrisa de boca cerrada acudió a Izuku, y otra algo más pequeña, a la de Shoto. Este le besó la frente y pasó sus brazos detrás de su cuello para atraerla hacia él. ¿Dónde se había metido? ¿Cómo habían acabado en aquello? ¿Qué diablos habían hecho para que acabasen así? Todo era tan confuso que no le dio importancia. Le daban igual las consecuencias que fuera a recibir, no podía ocultar más aquel sentimiento hacia la pecosa. Izuku se dio la vuelta sin zafarse de sus brazos. Colocó sus manos en sus antebrazos y observó el resto de la canción con un brillo especial que significaba mucho más que alegría de ver a su grupo en directo. Se sentía fuerte, libre y atrevida. Nunca imaginó que aquello fuera a ocurrir, y lo cierto era que se alegraba de que sucediera.

Cantó la última parte de la canción junto al resto de fans, con un intenso dolor en el pecho a sabiendas de que el concierto ya se terminaba. Aquella vez de verdad. Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas cuando ocurrió. Todoroki aflojó el agarre hasta dejarla libre en un intento de que los amigos de Izuku no vieran eso y sacasen conclusiones. Ninguno sabía que todos eran conscientes de absolutamente todo lo ocurrido. Y, a excepción de cierto rubio eléctrico, todos estaban deseando sacar el tema.

No les dio tiempo. Izuku quería dejar de pensar en consecuencias y actuar pe una vez en su vida. Y fue exactamente lo qe hizo. Agarró la mano de su guardaespaldas y se abrió paso entre la multitud para salir de allí. Empujó a tantas personas que le dio la risa, no se reconocía. Shoto no comprendía la situación, pero le agradaba que ella tomara la iniciativa de aquella manera. Se hacía una vaga idea de lo que la peli verde deseaba y, siendo sincero en su totalidad, él más que nadie quería eso. Llevaba tanto tiempo a dos velas para ser él, que era el primero en desearlo y necesitarlo.

El Brillo De Tus Ojos | ᵀᴼᴰᴼᴰᴱᴷᵁ-ᶠᴱᴹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora