《Capítulo 32:》"Quítate la máscara"

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Tras haberlo acunado durante un rato, ofrecí a Katsuki tomar una infusión para que pudiera relajarse un poco. Este asintió, entró a su cuarto y salió vestido con un chándal. Sin casi mirarme, avergonzado por haber llorado, me hizo un gesto para que bajase con él a la cocina. Mientras preparaba un té para cada uno, él se sentó en el comedor. Enseguida fui junto a él y me acomodé en frente de él, dejándole una taza humeante justo delante.

-¿Quieres contarme lo que ha ocurrido? -pregunté, con la voz más dulce que fui capaz de encontrar.

Pero Kacchan negó con la cabeza, mirando fijamente la infusión y calentándose las manos. No insistí, no quería forzarlo a hablar de algo de lo que no quería hablar. "Tiempo al tiempo" pensé.

-¿Ha ido todo bien con Todoroki? -habló entonces. Alcé la mirada, soprendida de que supiera que había estado con él. -Ochako me lo contó. -trató de sonreírme, pero Kacchan tenía la cabeza en otras cosas.

-No pienso hablarte ahora de eso. -sentencié, pues no era justo que yo contase lo maravillosa que había sido mi noche cuando Katsuki lo había pasado tan mal.

-Yo... -comenzó, sin saber muy bien qué decir. -No he hecho nada con la chica. No fui capaz.

Yo asentí, contenta de saberlo y de que, poco a poco, Katsuki empezase a contarme algo.

-¿Quién es? -me atreví a preguntar, sin estar segura de si él respondería.

-Se llama Himiko Toga. -contestó, sin embargo, sin pararse mucho a pensarlo.

-¿Y Eijiro lo sabe?

Por primera vez desde que saliera de su cuarto, Katsuki me miró a los ojos, y pude ver demasiadas emociones en ellos como para saberlas gestionar.

-Espero que no. -me miró unos segundos intensos antes de continuar. -Al principio lo hice justo para eso, para que me viera, pero luego... luego me di cuenta del gran error que estaba cometiendo. Y paré.

Alargué mi mano por encima de la mesa para posarla en la suya, apretándola levemente.

-Me alegro de que lo hicieras, Kacchan. -le dije, con sinceridad. -Te habrías arrepentido en menos de lo que canta un gallo. No sé qué ha pasado con Eijiro ni es necesario que me lo cuentes, estaré aquí siempre, pero deberías hablar con él y decirle cómo te sientes.

Katsuki apretó la mandíbula para evitar llorar de nuevo, y cogió aire con mucha fuerza. Asintió repetidas veces y, sonriendo, me levanté para ir a abrazarlo.

-No te tortures más por lo ocurrido. No eres una mala persona, simplemente eres muy sentimental y te dejas llevar por las emociones. Pero eso tampoco es malo siempre. Por favor, no te sientas mal, todo va a estar bien.

Katsuki y yo terminamos la infusión sin casi hablar. Él estaba sumido en sus pensamientos, y yo dándole vueltas a qué podría haber ocurrido. No quería que él me lo contase forzado, pero tampoco entendía qué podía haber pasado con Eijiro como para que Kacchan se enfadase tanto.

Unos minutos después, escuchamos una puerta abrirse en el primer piso. Mi amigo se tensó al instante, lo último que quería era hacer frente a su error.

-Le... le pediré disculpas y le pediré que se vaya. -murmuró, con el ceño fruncido.

Asentí varias veces y los dos nos levantamos, incómodos, y salimos del comedor muy cerca el uno del otro. Escuchamos pasos lentos junto las escaleras y enseguida nos encontramos con una muchacha de más o menos nuestra edad, rubia, con unos ojos olor miel preciosos, descalza y vestida con un vestido negro de tirantes. En cuanto nos vio, esbozó una sonrisa tétrica que me dio escalofríos. Fijó la mirada en mí, solo en mí, y por un momento quise salir corriendo.

El Brillo De Tus Ojos | ᵀᴼᴰᴼᴰᴱᴷᵁ-ᶠᴱᴹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora