《Capítulo 24:》"¿Me traicionarás?"

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POV's Shoto.

Me desvié de la autopista para dirigirme al prostíbulo de Dabi. Izuku se dio cuenta de que estaba yendo por donde no era, pero no dijo nada. Se limitó a fruncir el ceño y a seguir mirando por la ventanilla. Conduje en silencio todo el camino, sin apartar la vista de la carretera y con la mandíbula apretada. Tardamos cerca de quince minutos en llegar a las afueras de la ciudad, donde se encontraba el local.

Aparqué en la acera de enfrente, con el corazón a mil, y miré a Izuku, quien me observaba con una pizca de desconfianza. Ese pequeño detalle me hizo un daño que nunca creí que pudiera provocarme.

-Tengo que entrar dos minutos en ese local. Es algo importante.-le dije, en voz calmada y sin dar explicaciones.

La joven Midoriya comprendió que no iba a dárselas, y simplemente asintió en silencio. Saqué las llaves del coche y abrí la puerta para salir. Dejé cerrado, únicamente por precaución, aunque ella corría más peligro conmigo cerca que sola con un Bakugou dormido.

Crucé la calle mirando a ambos lados. Ningún coche pasaba a aquellas horas por allí, y los que lo hacían, era para quedarse. Cogió aire antes de abrir la puerta de golpe y que el olor a sudor, los vitoreos, la luz de los focos violeta y la música erótica me explotase de golpe en la cara. En aquel instante, odié haber adorado ese puto lugar.

Me adentré en el lugar. Aquella noche parecía haber bastante gente de más, por lo que también eran abundantes las chicas que bailaban en las barras. Una de ellas, era sin duda Momo, que me vio nada más entrar y comenzó a moverse de forma más provocativa. Pena que ya no surgiera ningún efecto en mí.

Ignorándola, fui hacia la barra para que el camarero me dejase entrar a hablar con Dabi y así poder salir de allí cuanto antes. No soportaba aquel ambiente.

-Dabi me ha llamado.-le dije al pavo, con una voz que afirmaba mi poca paciencia en aquel instante.

-¿Todoroki?-preguntó, con su voz grave.

-Sí.-afirmé, llegando a mi límite.

-Pase.

Me adentré por el pasillo que llevaba a las habitaciones. Todo parecía tranquilo allí, como si aún no hubiera gente haciéndolo tras esas paredes. A lo mejor estaba en lo cierto. Caminé a paso rápido hacia la puerta del fondo. Tras ella, sabía que encontraría a Dabi con una o dos mujeres, sus gorilas y una gran montaña de bolsas llenas de maría.

No llamé antes de entrar, simplemente abrí la puerta de golpe. Tal y como había imaginado, se encontraba sentado en sus sofá de terciopelo, con una mujer sentada en sus piernas y otra encendiendo un canuto. Sus gorilas se encontraban a ambos lados de la puerta, y nada más verme, hicieron ademán de sacar sus pipas; mas se detuvieron al ver el gesto que Dabi les hacía, indicándoles que era de fiar. Obecediceron prácticamente al instante.

-Pasa, hermano.-habló, con su típico tono confiado y con un porro en los labios, mientras la chica se levantaba y caminaba hacia la otra.

Entré, molesto, y me senté en el sofá que se encontraba enfrente del suyo. Me ofreció un porro, y ante los nervios que sentía en aquel instante, lo acepté. Si Dabi se enteraba de que me había liado con Izuku, nada bueno podría salir de allí. Necesitaba relajarme para que no sospechara lo más mínimo.

Nada más dar la primera calada, noté cómo todos los problemas que no me dejaban respirar, fluían, y me sentí libre. Aquella mierda funcionaba de veras.

-¿Qué ocurre?-dije, más calmado, expulsando el humo por los labios entre abiertos.

Dabi me observó detenidamente antes de hablar, mientras daba una larga calada a su canuto. Sus ojos me estudiaban en busca de algo con lo que poder reprocharme las sospechas que tenía de mi enamoramiento hacia la peli verde.

El Brillo De Tus Ojos | ᵀᴼᴰᴼᴰᴱᴷᵁ-ᶠᴱᴹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora