Epílogo

110 9 4
                                    


Invierno - Dos años después.

(Los inviernos son crudos, como ella)

2:00 am.

–Charlie. ¿A dónde vas?– su voz suena ronca, después de lo que acaba de pasar.

–Al baño– le respondo siendo amable–. De hecho, ya es tarde. Creo que es hora– le apunto, y entro al baño.

– ¿Por qué no me dejas quedar nunca?

La escucho desde el baño.

–Jess, mañana tengo clases muy temprano.

–Que poca excusa, Charlie.

Contengo un bufido, y escucho un silencio, hasta que la puerta es tirada a la mierda.

Cuando salgo del baño, me he lanzado a la cama, y como suelo hacer cada noche, me he quedado mirando el techo blanco de la universidad.

Ojalá pudiera decir que pude volver a casa. Que pude recuperar mis costumbres. Que pude volver a leer un libro romántico sin imaginarla en cada párrafo. O que pude conservar mis fuerzas y que no volví a llorar. Ojalá pudiera decir que no volví a mencionar su nombre durante los sueños, en medio de una habitación universitaria que cada vez se hacía un mejor refugio para mí. Que su olor no me torturaba cada vez que me llegaba de la nada, y que intenté disfrazarlo con el de otras chicas. Que después de mi primera vez con una de ellas, no me burlé de mí misma como una loca irónica, pensando que así podría olvidarla. Que volví a usar aquel pijama que usé cuando me dijo que me quería. Ojalá pudiera decir que recuperé mi gorro verde olivo, y que no quedó atrapado dentro de su habitación con sábanas italianas. O que pude arrancarme el jodido hilo rojo de mi muñeca izquierda.

Ojalá pudiera decir, que ya no es Ella, el Eufemismo de mi Universo.

Fin

KateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora