Capítulo 17

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El cuerpo de Kate ha estado tumbado cierto tiempo sobre el mío. Ya nuestras respiraciones se encuentran calmadas y aliviadas. Su cabeza reposa en mi pecho, cuando nuestras piernas están entrelazadas. Al igual que nuestras manos.

–Me gusta cuando haces eso- murmuré.

– ¿Esto? – me pregunta, volviendo a apretar la punta de mis dedos, y le asiento.

–Me gusta estar así contigo.

–A mí también– su voz estaba más ronca de lo normal.

Me encantan todas las partes de mi vida donde ella esté. Y paso mis dedos por su cabello, memorizando la forma en que se siente.

– ¿Sabes qué también me gusta?

–No. A ver– responde.

–Tus ojos– digo, y Kate levanta su cabeza para enfocar su mirada. No es tonta. Ella sabe perfectamente que me vuelven loca–. También tu cabello. Tu boca– me sonríe, y se va acercando.

– ¿Qué más te gusta, Charlie?

–Eso. Cuando dices mi nombre.

–Bueno. Me gusta decir tu nombre– dice, y me besa tan corto y suave.

–Eres tan hermosa.

–Tú eres tan atractiva. Mientras creces lo eres más– suelto una risa–. Quiero tomarte unas fotos– dice, pasando por encima de mí con su cabello desordenado.

– ¿Ahora? Sabes que no me gusta.

–Serán solo algunas. Por favor– me estremecí ante su ruego. Le termino asintiendo, provocando su sonrisa emocionada.

–Pero, solo una.

–Cuatro.

–Dos, y ya.

Se da por vencida, acercándose con su cámara Polaroid, que ya había visto el día de la mudanza. Kate sube a la cama, sentándose a horcajadas sobre mí, y no he tardado para acelerarme. Posiciona el lente, y solo espero que tome la foto, pero todavía no escucho ese sonido. La veo apartar la cámara de sus ojos, y se queda mirándome un par de segundos. Lo que me hace sentir intimidada.

–Estás perfecta– dice, volviendo a posicionar el lente, para por fin tomar su foto.

–Ya solo te queda una. Piensa bien cómo la utilizarás– le advierto, y enseguida se coloca junto a mí. Me da un pequeño beso en los labios, y me pide que mire a la cámara para tomarnos una juntas. Sin embargo, no miro a ningún lado. Solo puedo mirarla a ella. Por lo que vuelve su mirada a mí. Y entonces, ha tomado la foto.

De pronto coloca la cámara a un lado, y se acomoda sobre mí, comenzando a besarme. Lo hace rápido. Como evitándose pensar. Pero a medida, desacelera su ritmo, volviéndolo lento. Como queriendo cultivar el momento. Le aparto el cabello y tomo su rostro, fundiendo mis labios con los suyos a mayor intensidad.

Reanudé mis caricias sobre su espalda por dentro de su camisa, y ella me hace saber que le gusta que lo haga. Intenta pasar sus manos por mi abdomen, pero se abstiene.

–Puedes tocarme– le aliento con toda la necesidad.

Sin embargo, Kate ignora esa parte, cambiando sus besos a mi cuello, dejándome sin habla. Suelto un gemido que ha calentado la pequeña atmósfera, y siento como los demás se acumulan en mi vientre. Vuelvo a percibir sus manos dudosas bajo mi camisa, volviendo a retirarlas. Entonces, de un tirón me la he quitado acabando con el problema, y he quedado en mi sujetador deportivo. Kate me mira con ojos inesperados y oscuros. La veo observar mi cuerpo con hambre. Y resurgió mi excitación cuando me ha besado de nuevo a mayor ímpetu.

KateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora