Capítulo 9

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La mañana después de la conversación con Margaret, transcurrió incómoda y desesperante. En mi cabeza solo podía tener la invitación de Gabriela Sanders, y por otro lado, a Kate sobre mí.

Resoplo un suspiro lánguido, concentrando mi cabeza y la parte baja de mi abdomen fuera y lejos del sueño. Tenía que controlarme antes de cruzar la puerta del estudio y no delatar mi impetuoso deseo creciente por Kate. Pasado unos minutos creyendo que ya estaba lista, cruzo la puerta de cristal. De una vez siento el perfume de Kate en mi sentido más sensible. O tal vez, hoy todos estaban sensibles.

Me adentro a paso apretado y rígido, como si llevara toneladas de placer sobre mi cuerpo. Es que, joder. Así mismo es. Es exactamente eso.

Localizo a Kate a pocos metros, concentrada como siempre, con sus lentes de aumento y mordiendo el final de su lápiz. ¡Que sensual! Dios. Cuanto me gusta verla distraída. Entonces sin poder evitar aprovecharme, hoy más que nunca lo hago al riesgo y descaradamente. Examino fervorosamente su cabello sujetado a su habitual cola alta dándole una mayor finura a su camisa de seda gris, con ligeras rayas más oscuras. Mis ojos pasearon por su rostro afincándose en sus comisuras. En su barbilla que lleva el camino perfecto a su cuello largo y delgado, donde se marcan sus ligeras venas y tendones. Los mismos que me pasé mordiendo en mi sueño.

En cuanto Kate repara en mi presencia, no duda en sonreírme con esa sonrisa sexy. Siempre la he calificado como refinada y encantadora, pero hoy era sexy. La veo acercarse y su caminar es decidido y femenino.

- ¿Qué haces? -me pregunta mientras que se aligera de sus lentes. Hasta su acento británico me parece seductor. Ahora estar cerca de Kate me resulta un profundo reto de autocontrol.

Carraspeo mi garganta esperando que mi voz no falle.

-Acabo de llegar.

-Lo sé. ¿Pero por qué te has quedado aquí parada? -me mira analizando, sin embargo, igual parece no esperar mi respuesta-. Ven. Vamos a mi oficina. Tengo algo que mostrarte.

Entonces, siento como mi conciencia no deja de gritar dentro de mi cabeza que salga corriendo.

Kate cierra la puerta de su oficina pasando el pestillo, y siento como ese sonido hace vibrar mis nervios junto a esa parte baja en mi abdomen. Ella luce deliberadamente alegre, contenta y animosa. Se ve tan perfecta así. Pero, no me es favorable que esté así justo ahora. Tan cerca de mí. Tan... gustosamente deliciosa.

La veo hurgar en el cajón principal de su escritorio mientras yo me sentaba en el extremo del largo sillón de cuero. Nunca he querido estar lejos de ella, pero ahora lo necesito. De lo contrario, mis constantes latidos en cada punto dentro de mis venas, dominarían mis impulsos.

-Aquí están -dice tomando en sus manos dos pedazos de lo que al parecer eran boletos. Ella me ubica con sus ojos verdes, y se extraña de encontrarme tan lejos. Atraviesa los tres metros de distancia hasta llegar a mí, y me los ofrece-. El mueble es grande y tu escoges la punta del extremo -dice, sonriendo, sentándose junto a mí.

Detallo con suma atención los pedazos de cartones bien impresos en un azul oscuro, y abro mis ojos en total asombro. Intercalando la mirada entre el rostro emocionado de Kate y los boletos con la imagen del cielo espacial impregnado.

- ¿Son entradas para el evento estelar de Magic Star? -pregunto, asombrada, aun cuando nunca he estado más segura antes.

El evento Magic Star, se da cada tres años en esta ciudad. Y consiste en presentar el estudio del cuerpo estelar universal. Dado y dirigido por astrónomos reconocidos. Con conferencias sobre todo ello. Los planetas, cada constelación, la materia interestelar. También te permiten visualizar el espacio celeste con telescopios. Hace tres años atrás, cuando supe sobre ello, quise asistir, pero las entradas son tan caras que no pude costearla. Y aumentan cada vez.

KateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora