32

984 75 5
                                    

Esa voz.

Alce la mirada solo para encontrarme con la suya ya fija en mi.

-Lavanda - pronuncié suave, con una sonrisa que no pude evitar.

Ella, por el contrario, se inclinó un poco más haciendo una venia como saludo, sin ninguna expresión en el rostro.

-Joven Rodhig - susurró a penas.

Sus palabras hicieron eco en mi cabeza y una voz profunda y gruesa repitieron aquellas palabras como un eco. Unos brazos arremangandose las mangas de una pulcra camisa negra con tatuajes se hizo presente en mi cabeza, para luego sentir un dolor punzante en la misma. Como si estuviera aturdida.

Arrugue el entrecejo y me tome las sienes.

-_____, ¿Estas bien? - cuestiono el que reconocí como George.

-Ah, sí - pronuncié las palabras algo distraída y me limpié rápidamente la sangre que resbalaba por mi nariz.

Me palmee el rostro 2 veces para que no se viera sospechoso y luego rei con falso nerviosismo.

-Sigo muy dormida - gire sobre mis talones para quedar con la vista hacia una de las paredes del pasillo. De modo que no le diera la espalda a nadie.

-Es comprensible en un lunes - volvió a hablar Lavanda.

La observe y luego al suelo, donde su vista estaba puesta. Ella se estaba estirando lentamente para recoger el libro que llevaba en las manos antes de chocarnos.

Me apresure a tomarlo antes, mientras entonaba un sonoro "oh no", después de todo había sido más mi culpa que suya.

-Lo siento - me disculpe con el libro junto a un leve puchero.

-Las páginas no se doblaron, así que no creo que le haya dolido - comento con algo de diversión la chica de aspecto dulce.

Sonreí por inercia.

-¿Okay? - pronuncio Lee con una ceja alzada en señal de confusión.

Los gemelos se veían igual de confundidos pero algo divertidos también.

-Ibamos al Gran Comedor - se me ocurrió comentar - ¿Tu no almuerzas? - cuestione en curiosidad, ya que se dirigía a la dirección contraria.

-¿Ya es hora del almuerzo? - cuestiono con notable confusión. Una pequeña sonrisa con deje de ternura provino de los labios de George y el rostro de Lavanda tomo algo de color mientras dirigía su mirada a otro lado.

-Que no te afecte, el nunca sabe donde está parado - comentó Fred coreando divertido a George. Este último se quejó en un bufido devolviendo los toques.

-Puedes venir con nosotros si quieres, después de todo deberíamos almorzar. Nos espera un largo día - ella solo asintió el respuesta y nos dirigimos a destino.

Sin embargo la mirada de Lee en mi túnica lograba ponerme nerviosa, porque si preguntaba sobre la sangre que se secaba escondida entre las telas, me temía que no podría contestar algo coherente.

Aquella respuesta me parecía solo un mal augurio. Un augurio de muerte y no estaba segura de por qué.

*****

*Entra outro de HP*

Segunda Oportunidad. (Fred Weasley Y Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora