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-¿Has votado otro helado? - esa voz.

Me voltee solo para confirmar que aquella melodiosa sinfonía pertenecía a aquel chico de grave y varonil voz. Sonreí involuntariamente. 

-Bill - susurre, mi cabeza amenazaba con explotar de dolor. 

-Recuerdas mi nombre - advirtió entre emocionado y chistoso.

-¿Por que no lo haría? - pregunte burlona y reí. El se encogió de hombros.

-Yo no suelo recordar los nombres con facilidad - admitió.

Reí de nuevo. Fue mala idea, porque mi cabeza dolía demasiado, pero puse mi mayor esfuerzo en no hacerlo obvio.

-Bill, ya subieron nuestros baules - una dulce voz femenina se escuchó a mis espaldas, sorprendiendome al no prevenir su presencia antes, ya que aún estaba atenta a los pasos.

-Serenity - Bill sonrió como bobo al pronunciar su nombre. Levanté una ceja divertida ante aquella reacción, pues era una persona muy obvia, pero mi acción paso desapercibida para el chico de cabellos rojizos. Toda su atención estaba en la dueña de aquella dulce voz.

Me voltee a verla por mera curiosidad, notando que ella ya estaba observandome. Me regaló una sonrisa claramente falsa antes de caminar hasta quedar junto a Bill.

-¿Y esta niña quien es? - se dirigió al chico Weasley.

Antes de que Bill pudiera reaccionar, me levanté del baúl ignorando todo malestar y le tendi mi mano a modo de saludo.

-_______ Rodhig, encantada - expresé con una sonrisa igual o mas falsa a la que me había mostrado momentos antes. Ella levanto una ceja con curiosidad antes de tomar mi mano casi con asco y apretarla fugazmente antes de soltarme.

Observo a Bill nuevamente ignorandome luego de aquello.

- ¿Ya nos vamos Billy bebé? - su voz se escuchó mas aguda que antes. Me detuve, entonces, a inspeccionar sus facciones. Sus largos cabellos castaño claro, casi rubio oscuro. Su nariz respingada y delicadas facciones faciales. Su piel clara ligeramente bronceada y sus ojos color avellana. Era sin duda una bella chica, pero todo indicaba que su actitud era un asco. Arrugue la nariz con disgusto.

-Aun no me despido de mi familia - susurro Bill dando una rápida mirada hacia la multitud.

La señora Weasley podría indicarme como llegar al dichoso tren.

Fue el primer pensamiento que cruzó mi mente. Sonreí por autoreflejo.

-Pero - la chica parecía impacientarse -...pero los mejores lugares se ocuparán si no nos apresuramos - advirtió algo irritada. Alce una ceja en su dirección, más ella pareció ignorar mi acción.

- Es que... - Bill parecía ponerse nervioso también. Sus profundos ojos se posaron en mi -. No puedo dejar a _____ sola tampoco - me sorprendí un poco ante aquella respuesta. Alce ambas cejas en su dirección y el pareció pedirme perdón con la mirada.

Serenity, en cambio, bufo con impaciencia.

-Ella estará bien, ¿No es así? - se dirigió directamente a mi con molestia.

Abrí la boca para contestar, pero volví a cerrarla y mire a Bill. El parecía rogar que le pidiera quedarse, asumí que era por el hecho de que quería despedirse de sus familiares, más no sabía cómo decirle que no a aquella chica que, claramente, le gustaba. Sonreí para tranquilizarlo.

-Esta bien si quieres ir ya, Bill. Al parecer tu novia no se siente muy cómoda con mi presencia, por lo que le urge marcharse rápido. Parece algo obvio que deseas despedirte de tu familia antes, por lo que, si te parece, yo puedo esperarlos aquí y transmitirles tu disculpa advirtiendo cuáles eran tus deseos y cuál fue tu - hice una pausa recorriendo con la mirada la silueta de la joven junto al chico de sonrisa cuadrada -...inconveniente - finalice con un tono sugerente que, claramente, buscaba enfadar mas a la chica.

Segunda Oportunidad. (Fred Weasley Y Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora