Vas a quedarte 29

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Las Vegas fué una ciudad excesivamente reveladora para mi en todos los sentidos, cada día que pasaba sentía que explotaba si me seguía guardando tanta información. Regresamos de Barcelona y yo lo hice oficialmente a mi departamento, lo que era una locura para prácticamente todo el mundo, nadie me creía capaz de estar en ese lugar sin ayuda, mientras que yo lo sentía como un desafío personal pero me estaba muriendo de pena de lo mucho que extrañaba a mi pequeña Rufina.
Nate me escribió en cuanto me vió que estaba en la ciudad, nunca tuvimos una conversación sobre lo que estaba pasando, no tenía intenciones de recibirlo en mi hogar así que se me ocurrió que podíamos ir a un café donde no iba a tener chances de actuar como un estúpido.

—Tarde casi treinta minutos —me dijo cuando dejé la cartera colgada, solté una sonrisa y me pedí un café— ¿Como andas? ¿Cómo estuvo Europa? Te vi muy divertida con ese don nadie, siempre has tenido un gusto muy bajo para buscar segundas opciones —atacó inmediatamente, mientras yo solté una carcajada— ¿De verdad te parece que este es un lugar para conversar?

—Si, me siento muy segura —dije mirando hacía todos lados— Ya no sé que responder de todas las cosas que dijiste, vamos a ir por parte. Estoy genial, de regreso a casa, extrañaba mucho estar acá aunque es un poco raro porque no tengo a mi hermana y Rufi pero me acomodaré, Europa estuvo genial... para la próxima gira muero añadir mas países y seguir creciendo como artista y sobre mi gusto... no tengo idea a que lo te refieres. —movió la cabeza y la niña me dejó el café en la mesa—

—Yo quería hablar de nosotros —me tomó la mano y yo sonreí.— Me prometiste que te esforzarías un poco más por ambos y siento que no te importó nada, tuvimos momentos increíbles y de pronto dejé de importante? Por lo menos es lo que yo sentí, puedes ser sincera conmigo?

—Fuí muy sincera contigo Nate, no entiendo de lo que hablas. Te dije que nosotros jamás vamos a funcionar como una pareja porque lo único que hacemos bien es tener sexo, el resto todo sale pésimo... no somos compatibles y a mi parecer es momento que ambos lo aceptemos así, a mi me encanta tener sexo contigo pero no te soporto —solté con sinceridad— No soporto que me grites, que me disminuyas con tus comentarios de mierda, es que ni siquiera hace falta que sigamos siendo mentirosos, tu tampoco me soportar y es así, no entiendo porque seguir aferrado a esto

—¿Ahora no te intereso? —rió— Pero yo te vi muy contenta en Los ángeles cuando nos drogamos juntos —me quedé en silencio— Es así? Cuando no te sirvo mas me vas a tirar a la basura como si fuese un pendejo de quince años?

—¿Quieres que estemos a la fuerza? ¿Me quieres obligar a estar contigo? —reí mientras le ponía un poco de leche a mi café— No seas ridículo, además lo de Los ángeles no ha sido nada, yo no te la pedí... tu la llevaste y sabes perfectamente que si alguien de mi equipo se enteraba te iban a poner una maldita denuncia. No quiero pelearme contigo, quiero que seamos civilizados de una vez.

—No voy a ser civilizado hasta que me digas la puta verdad maldita pendeja mentirosa —dijo casi rojo de rabia con una vena marcada en la frente, se estaba apretando la mandíbula porque ya no podía mas sacado, yo trataba de manejar la situación pero me dió un poco de miedo, agradecí la idea de estar acá— ¿Es por ese hijo de puta? ¿Estás con él? —preguntó y negué con una sonrisa— ¿Te estás riendo de mi? ¡Sabes una cosa! ¡Si llego a enterarme que esto que me estás diciendo es una mentira...

—No me amenaces porque te queda bastante feo —me apoyé en el respaldo de la silla, mostrando tranquilidad.— No seas ridículo.

—Por tu bien, espero que no me estes mintiendo Lali —se puso de pie y dejó un billete de cincuenta dólares— Chau mi amor —me tomó la cara y me besó porque sabía que fuera habían paparazzis mirando nuestra reunión.

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