Vas a quedarte 43

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Regresé a casa de mi hermana sin decir absolutamente nada de lo sucedido pero se me venía a la cabeza una y otra vez la imagen del cuchillo, no sabía si era correcto hablarlo con Peter porque probablemente podía meterlo en un nuevo problema y era lo que menos quería en este momento.

—¿Que mierda es ese olor a quemado? —dije mirando mi celular.

—Bella está tratando de cocinar una tortilla de espinacas —respondió mi hermana leyendo una revista sin prestar atención que su mujer estaba incendiando el departamento.

—¿Justo tu no sabes cocinar una tortilla? —agregué riendome, me lavé las manos y la saqué del de ahí.— Bueno, primero que todo esto se va a la basura porque no creo que tengas intenciones que tu bebé coma carbón

—¿Por qué se me quema? —preguntó riendo— Hice todo lo que Gigi me dijo.

—Porque tienes que darlo vuelta todo el tiempo tortilla tarada —soltó una carcajada.— Vamos a cortar estas cosas acá y luego le pondremos un poco de esto —rompí un huevo mientras preparaba con mucho ánimo tratando de olvidar que mi ex novio me abrazó con un cuchillo en la mano— Y ahora todo esto después de tener todo perfectamente incorporado, lo ponemos acá ¡Y LO GIRAS PARA QUE NO SE QUEME! Como los panqueques

—Buenisimo, muévete —me sacó— Lo siento pero este antojo es mio, busca otro.

—Perdón pero yo lo estoy preparando —dije tratando de regresar pero era imposible, el lugar era de la gigante.

Tuve que regresar al living, Bella me robó todo el crédito de la preparación pero no me importó demasiado cuando vi a mi hermana tan feliz, estaba aprendiendo a cocinar eso era una buena noticia. Peter llegó al departamento para buscarme y Bella nos invitó a un vino mientras charlabamos sobre el bebé, yo no podía sacar la imagen del cuchillo de mi cabeza, seguramente mañana todo el mundo estaría hablando de su internación detalles o cosas así, podía callarlo perfectamente pero estaba completamente segura que no era la mejor manera.

—Para mi es niñita —dijo Eugenia tocándose la panza— desde que Rufina lo dijo con tanta seguridad me parece que es mujer, no me acuerdo mucho de los detalles de su embarazo entonces no sé si estoy pasando por lo mismo. Quiero que me crezca la panza —dijo con ánimo.

—Me muero, encima te queda tan linda la panza —agregó Bella con una sonrisa— Yo me acuerdo que entré al parto de Rufina y cuando me la dieron, me empezaron a temblar las piernas y pensé que me iba a desmayar —dijo riendo— Y le dije a la enfermera que me ayudara ¿Te acuerdas que te la mostré y luego salí corriendo?

—Me acuerdo perfecto —agregó mi hermana mientras le salían corazones.— Este bebé se va a parecer a ti, qué emoción —levantó los brazos.

—Vi a Nate —solté de golpe y borré la sonrisa de todos, Peter me sacó la mano de la cintura y me miró shockeado con mi noticia— Antes que todos se vuelvan locos quiero explicar con detalles sin que me interrumpan así no se le va la cabeza antes de tiempo...

—¡COMO QUE VISTE A NATE! —gritó Eugenia enojada.— ¿Como mierda se te ocurre ver a ese hombre? Lali por favor, después de todas las cosas que todos acá hemos pasado por culpa de ese hombre ¿Que mierda te pasa?

—No te alteres y déjala explicar —dijo Bella.

—Hace unos días me di cuenta que Nate estaba fuera del edificio, a mi ya me parecía raro que estaba demasiado silencioso después de todas las cosas que dije en televisión, entonces me puse nerviosa por ti —miré a Eugenia— Porque seguramente el sabe todo lo que pasó con sus marcas entonces decidí escribirle para verlo, porque además sentía que de alguna manera nunca pude decirle a la cara que teníamos que cerrar la historia de una vez —Peter ya no me estaba mirando— Entonces me reuní con él en la habitación de un hotel, mi seguridad se escondió en el baño por si pasaba cualquier cosa... efectivamente estaba buscando la manera de hacerme daño pero lo muy mal, perdió todas sus cosas entonces enloqueció

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