Capítulo 1

413 9 0
                                    

Los intensos rayos del sol calentaban con total complicidad, yo estaba sumergida en mi miserias con la vista colocada en la nada, los ánimos por el piso y mis nalgas en este duro pavimento. Estaba despertando y chocando con la dura realidad, debía levantarme pero aún seguía inmóvil. Tilo se acercó y me pregunto qué sucedía, lo mire consternada... el físicamente era tan feo, de tez curtía, nariz plana, ojos salteados, pelo crespo y dentadura chueca, ensimismada con las bobearías que estaba pensando del pobre Tilo, que aunque no contaba con una gran belleza física su espíritu y belleza interior rebosaba de manera inexplicable, fue ahi que me cuestione duramente que quizás cada una de las cosas que estaba pasando eran producto  de haberlo echado a un lado, aun sabiendo todo lo que habíamos pasado y lo que el significaba en mi vida.

Tilo me grita con su voz chillona —Tami...Tami! ¿que sucede? —no pasa nada! — le dije con la voz entrecortada y  reprochandome mis locos y desordenados pensamientos. Lo observaba  y me decía que sus miserias eran más grande que las mías , ¿pero porque el aun descaradamente siempre sonreía?.

Tilo tenia setenta y tres años, viudo y sin familiares desde hace más de treinta años, cuando su esposa y ambas hijas murieron en un incendio estuvo inmenso en la locura deambulando sin cordura, agonizando de dolor ante esa terrible perdida, olvidándose de sus bienes o cualquier otra cosa, ahi en sus más oscuras miserias y en el peor momento de mi vida nuestros caminos se cruzaron.

Estaba hambrienta: temblorosa, horrorizada, fueron días terribles acaba de cumplir diez años y no tenía memorias de una vida pasada, tenía años deambulando en los barrios más peligroso de Santo Domingo, siempre fui un poco arisca desde pequeña pero los peligros aun así me asechaban, sin embargo más allá del hambre, frió y necesidades propia para una niña de mi edad, ese tiempo que dure en la calle no logro dejar que yo tocara fibras tan sensible como son las drogas y la prostitución que en esos días en tal situación eran inevitable.

—Tami! —Tilo seguía clamando mi nombre, de golpe volvía al presente a la vida que jamás pensé que tendría, el seguía clamando mi atención pero ya no eran gritos estridentes, si no suplicas, como decirle  lo que estaba pasando en este momento, como agudizar este dolor cuando ya había pasado por tanto, no sabia que decirle ni yo era consciente de la magnitud de todo esto.

—Ayúdame a levantarme— Le susurre, apenas  ínaudible, con gran dificultad logre ponerme de pies, apoyada y guiada de sus manos, entramos a la casa y sin dirigirle una mirada o una palabra subí a la habitación.

Abrí los ojos con dificutad mis parpados estaban muy pesados​ y sentía como si mi existir fuera innecesario, con mucho pesar salí a la sala arrastrando mi cuerpo, me senté frente al televisor sin prenderlo pensando en el episodio anterior y todo lo que venia en adelante, me levante del sofá y me dirigí a la cocina abrí la nevera y tome un vaso de agua,  estaba devastada, el liquido pasaba por mi garganta amargamente y el frió del agua calaba hasta los huesos de mis manos  a tal punto que sentía un absurdo dolor, coloque el vaso a un lado y corrí de nuevo al sofá, solo para arrullarme en la suavidad  de su textura, con una miranda en el limbo y un corazón tan entrujado por el dolor sin mas razón me quede dormida.

Las pesadillas eran cada vez más frecuentes, ese miedo, ese vacío, ese dolor me atormento por tantos años y cuando pensé que lo había superado ellos estaban frente a mi pidiendo perdón por su abandono como si nada hubiera pasado, yo los miraba con odio y desprecio recordaba que me habían dejado una marca imborrable, le gritaba los empujaba pero ellos seguía insistiendo tratando de acercase a mí, les grite tan fuerte... estaba desesperada sintiendome desmayar pero unas manos noble se asentaron en mis hombros y me remecían tratando de despertarme y cálmame, solo desperté al escuchar a Tilo dulcemente llamarme Tami.

Me nombro Tamara luego de legalizar todos los asuntos referente a mi adopción, pero me decía Tami de cariño. Era una chica sin familia, sin nada, pero ser una chica sin ni siquiera un nombre era más que lamentable.

 —Tami... Tami... — Mientras el imploraba mi nombre recordé toda la lucha que paso para lograr ser mi padre, con esos antecedentes de locura donde por muchos años no existió nada de cordura, para la sociedad era imposible que me adoptara, pasamos varios meses separados mientras duro el proceso, separada de la única persona que existía en mi vida, Esos  días fueron los peores.

— ¿Estoy preocupado que pasa? pensé que al dormir un poco te haría descansar, repetía en un susurro tan cálido como las melodías de un piano, me arrime a su hombro me arrulle en su brazos y unas lágrimas lenta bajaron por mi rostro besando mi mejillas, sublime y ardientemente en estos días anhelaba volver a mi niñez a esa época donde el llenaba mi vida completa .

Volvere a  ti (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora