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La tan ansiada respuesta llegó alrededor de un mes después, luego de un ensayo mientras solo estábamos perdiendo el tiempo. Uno de los buenos días, que significaba que Jackson no me ignoraba, sino que me trataba casi normal; casi como los buenos amigos que habíamos llegado a ser, pero quedándose en solo conocidos cordiales sin mucho en común.

Él fue quien atendió el teléfono, nos hizo toda clase de señas con las manos mientras charlaba con quien estuviese al otro lado de la línea. Fue un milagro que se hubiese contenido lo suficiente para no expedir un grito de emoción pura al igual que el resto de nosotros. Cuando colgó nos lo dijo: Nine Circles nos quería con ellos. Era solo un contrato, aún quedaban muchos detalles por arreglar, sin embargo, se sintió como ya hubiésemos alcanzado la cima del mundo.

Salimos a celebrar como era debido. Depeche Mode suena en mi cabeza cada que trato de evocar momentos exactos de aquella ocasión, ellos y muchas luces de colores; también la sonrisa de Jackson luego de que, en su euforia, se olvidase de que no nos hablábamos y decidiera abrazarme como a un viejo colega al que no veía hace mucho tiempo.

Me arrebataste el aliento, y si la noche hubiese acabado ahí, habría sido una de las mejores en toda mi vida. Pero como bien sé, soy un experto en llevar demasiado lejos las cosas; me escabullí junto a Violet fuera del local por la puerta trasera llevado por la embriaguez. El callejón apestaba a algo en descomposición, pero no nos importó demasiado.

Me esforzaba encarecidamente por hallar en mi novia algo que me volviese loco, pues era una mujer guapísima. Ella era todo lo que me hubiese hecho delirar de haber estado en otro momento de mi vida; el problema era que cuando la veía, cuando nos besábamos o cuando levantaba su falda para mí, yo no era capaz de sentir nada además de culpa.

Me pasó un condón y yo traté de encontrar la motivación para poder utilizarlo acariciando su cuerpo. No funcionó.

No he sido cobarde hasta este momento y no tiene sentido que comience ahora a esconder las cosas. Aquel momento idílico en mi vida se transformó en frustración corriéndome por las venas. Me preguntaba una y otra vez por qué era incapaz de excitarme con ella, si no tuve problema para hacerlo antes con otras mujeres. Conocía la respuesta y sé que tú también; lo diré de todos modos para que sientas, aunque sea por proximidad, toda mi vergüenza: solo era capaz de calentarme si pensaba en ti. Era trise, incluso un poco patético.

Me culpé por muchas cosas, como por no esforzarme en volverla la figura protagonista de mis fantasías sexuales. De ese modo, pensé, tal vez habría conseguido que lo nuestro funcionase. El inconveniente era que por las noches quien venía a hacerse un sitio en mi cama, junto a mí ―a veces sobre mí―, era la misma persona a quien está destinada esta tortura.

No podía explicarle eso a Violet, así que le eché la culpa al alcohol y no a que fuese ella y no tú.

Tengo grabada en la memoria su mirada de desilusión. Estoy seguro de que se debió a su repentina comprensión de que, sin importar qué, esa noche no sucedería nada entre nosotros. Para mí, contra todo pronóstico, significó otra cosa. Me vi en sus pupilas, decepcionado por no poder ser lo que se esperaba de mí.

Se marchó, me dejó ahí sintiéndome como el hombre más idiota que la ciudad hubiese visto alguna vez.

Las siguientes semanas fueron agotadoras tanto física como emocionalmente. Firmamos un primer contrato por tres álbumes bajo la advertencia de que, de no obtener las ganancias esperadas, ellos podían terminar con el acuerdo en cualquier momento. Nos dieron un presupuesto para rentar un estudio de grabación en forma en nuestra ciudad y un plazo de dos meses para entregarles un producto terminado.

El tiempo y sudor que invertimos en Thrill Titanium nadie puede imaginárselo, eran jornadas exhaustivas en las que pasábamos en la cabina al menos diez horas seguidas casi toda la semana. Nos asegurábamos de que todo fuese perfecto, repasábamos las pistas una y otra vez hasta el cansancio.

Al final te quedas | DISPONIBLE GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora