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Una parte de mí tiene el loco presentimiento de que lo sabes, tal vez es ese ego que me impulsa a pensar que estoy presente en tu mente como tú en la mía. Lo más probable es que no, porque he insistido mucho en que sea de esa manera; sin embargo, me parece adecuado decirlo ahora.

Hace un par de semanas Sam ha estado en casa; me gustaría decir que fue una visita de placer para recordar viejos tiempos, pero no es del todo así. No sé si te enteraste de ello, pero de lo siguiente si no lo has hecho ya, lo harás dentro de poco. Me contactó hace poco menos de un año para ayudarle a escribir y producir algunas canciones para su nuevo disco, y debo decir que a esa creación le veo mucho futuro. Por más años que han pasado, la inseguridad sobre sus letras no ha cambiado; sin embargo, sí que me ha sorprendido gratamente con sus ocultas habilidades para el canto. Por supuesto no se acerca a ti, sin embargo, tiene una voz distinta y peculiar. Eso debes saberlo; no me lo ha contado él, no obstante, sé de otras fuentes que siguen en contacto. Sabrás que el medio es pequeño y las bocas bastante flojas. Nadie sabe guardar un secreto.

No ha sido la primera vez que nos vemos en todo este tiempo, sin embargo, esta vez ha sido distinta. ¿Y cómo no? Sam estuvo a punto de poner el tema de conversación sobre la mesa, pude verlo en la forma en que se tocó el cuello, en ese tic nervioso que le nace cada vez que está a punto de decir algo que no quiere. Debió ver en mi mirada que, aunque tu nombre casi se me escapa de los labios en más de una ocasión, no estaba ni listo ni cómodo para sostener una charla de ese tipo. Él conoce la historia, y a pesar de que yo no estoy al tanto de los detalles, perfectamente puedo imaginar lo que sucedió.

Hace unas semanas, días antes de su visita, incluso en mi calurosa isla italiana, al salir por la mañana a dar una vuelta por el vecindario, me encontré con tu nombre en los titulares de la revista y tu rostro en las primeras planas de todos los periódicos. Las primeras calles me resistí al impulso, pero como no podía ser de otro modo, terminé cediendo y comprando una copia. Ya había comenzado a escribir mi tortura entonces, quizá en parte es eso lo que me debilitó más de lo que hubiese hecho antes. Un año atrás hubiese continuado mi camino pretendiendo no darle importancia.

Leer el artículo me hizo volver a pensar, y es tan curioso que todo sucedió casi por las mismas fechas que hace tantos años: a inicios del verano, cuando Raphael nos llamó al departamento y nos exigió que nos presentásemos en Nine Circles porque estábamos en un problema de los gordos.

Mi corazón se aprieta con una violencia casi inhumana cuando recuerdo aquella tarde, en que nuestro representante nos sentó a Jackson y a mí en una de las tantas oficinas del alto edificio, en una mesa larga y nos miró como si fuésemos los seres más despreciables que hubiese visto en su existencia. ¿Pero qué podía haber pasado? Era todo lo que me preguntaba, pues, me gustase o no, todas las negaciones que Jackson dio en los medios respecto a nuestra relación fueron exitosas; al cabo de un tiempo todos dejaron pasar el tema y lo convirtieron en un rumor ridículo más de esos que todo el tiempo están dando vueltas por el mundillo.

―Ayer me mandaron una carta prácticamente anónima desde el otro lado del país. ―Guardó silencio, como si nosotros pudiésemos adivinar de lo que estaba hablando solo con esa información. Fue Jackson quien le pidió que continuase, porque eso no le decía nada―. Es de un tipo que está pidiendo dinero, mucho dinero.

―¿Dinero? ―cuestionaste tú, una pregunta que nos hacíamos los dos―. ¿Por qué?

Entonces su mirada severa se desvió en mi dirección, y me contempló como en la ocasión del programa de televisión. Como si todo fuese mi culpa, y de pronto me sentí pequeño en mi silla.

―Está pidiendo dinero a cambio de no exponer tu homosexualidad públicamente, Alessio. ―Él respiraba profundo, y yo, en cambio, dejé de hacerlo―. ¿¡Podrías explicarme cómo demonios es que un tipo, en Nueva York, tiene estás putas fotos!?

Al final te quedas | DISPONIBLE GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora