La mañana siguiente corrieron y giraron varios pasillos hasta encontrar a aquel lacerador. No fueron muy rápido ya que Tristán dijo que podían ir con calma porque el lacerador no se encontraba muy lejos. En aquel equipo iban Ginna, Frank, Tristán, Roberto y otro chico de pelo negro al que Ginna no recordaba bien su nombre.
Aquel ser no estaba muy oculto ni muy dentro del laberinto, no tardaron ni quince minutos en encontrarlo, pero allí estaba. Tirado con las patas contraídas y sin nigún signo de vida.
- Esto es lo más raro que he visto en mi vida. - Comentó Roberto.
- Está en la misma pocisión que ayer. - Decía Tristán mientras lo examinaba de arriba a abajo. - No sé si ha muerto o se le han acabado las pilas a este bicho pero el caso es que ya no funciona.
- Entonces nos confirmas que está muerto según tu excelente valoración. - Le respondió Frank.
- Digo lo que todos estamos viendo.
Tristán se cruzó de brazos y examinó al lacerador de arriba a abajo otra vez.
- ¿Y qué hacemos con esto ahora? - Intervino Ginna antes de que Tristán continuara hablando.
Se quedaron un segundo en silencio, posiblemente meditanto con hacer con él.
- Podemos abrirlo en canal para ver que ahí dentro. - Habló el chico de pelo negro.
- Estás enfermo Parmeno. - Dijo como si nada Frank. - No podemos perder el tiempo examinando las entrañas de este bicho aquí en medio. Pueden llegar sus amigos en cualquier momento a darle sepultura y si nos encuentran seremos su banquete.
La mente de la chica solo pensaba en dos cosas: una) que Parmeno era un nombre rarísimo y dos) que quizás el chico tenía algo de razón.
Para saber como acabar con los otros quizás necesitarían investigar el cuerpo de uno de ellos, pero no ahí en medio como decía el jefe de los buscadores.La chica se acercó un poco al cuerpo sin vida del bicho y lo miró más de cerca.
- Podemos llevarnoslo al Patio. - Sugirió alguien, pero Ginna estaba demasiado concentrada en ver los pinchos y los cables del lacerador para intentar diferenciar que voz era.
Movió su pierna derecha y golpeó debilmente una de las patas del lacerador. Como si le hubieran conectado a una toma de corriente el lacerador encongió aún más todas sus patas y después las estiró lo máximo que pudo.
Los chicos y Ginna se pegaron todo lo que pudieron contra las paredes del laberinto.Una luz roja como la de aquel pasillo que había visitado con Miguel se encendió dentro de el bicho y a continuación unos pinchos salieron.
Se puso en pie y en el momento en el que lo hizo parecía que no se podía establecerse en el suelo por si mismo.
Todo el mundo permaneció inmóvil. Nadie hizo ningún movimiento, el único signo de comprobación de que entendían de que sucedía en ese momento lo emitió Tristán, que gritó como si un gato hubiese sido aplastado por un lacerador.
Cuando el ser biscoso pudo ponerse en pie sin tambalearse giró todo su cuerpo a la dirección de Tristán y comenzó una carrera hacia él.
Justo ahí todos ellos pusieron los pies en el suelo de nuevo y recordaron donde estaban.
Roberto con su tirachinas disparó varias veces al lacerador con las piedras afiladas, pero inútilmente aquellas se metían dentro de su piel y parecía no hacerle ningún daño físico al monstruo.Tristán corrió y se alejó un poco mientras los demás aprovechaban para atacar entre todos al lacerador. Ginna y Frank con aquella arma de punta afilada intentaron herirlo, pero no servía para nada, era como intentar atacar gelatina con un cuchillos.
El lacerador quería salir para delante, seguramente para ir a por Tristán, pero el chico disparó una de sus flechas que le acertó en la cabeza, haciendo que les salpicara a los otros tres un poco de moco que le cubría encima. Eso hizo que el lacerador se quedara quieto y así con suerte entre todos los podría matar.
Tristán disparó un par de flechas más, algunas aterrizaron en el lomo biscoso del monstruo y otras casi hacen que Roberto perdiera una oreja.
Aquel ser peleó con todas sus fuerzas e hizo varias heridas a los chicos y a Ginna.
Cada vez que la chica miraba hacia el suelo veía algunas gotas de sangre salpicada en él.
Pero algo empezó a empeorar. A Ginna le dolía mucho la cabeza y ella ya sabía lo que significaba. James intentaba hablar con ella, pero ese no era el mejor momento para hacerlo.
El dolor aumentó, aunque no era la presencia de James la que notaba cerca, era otra persona, un desconocido.
Yo soy Aris, y tú Rachel ¿verdad?
No estaban intentando comunicarse con ella, ninguno de ellos, pero aún así ella podía recibir todo lo que hablaban.
Ginna hizo lo que había estado haciendo anteriormente cuando le llegaban voces a su cabeza, concentrarse en ignorarlas y desviarlas de su mente. Lo cual no era fácil cuando estás peleando con una lacerador.
El caso era que la chica logró desviar las conversaciones a un lado hasta que terminaron y el dolor de cabeza empezó a dismunuir. Deshacerse de ese dolor le había dado de alguna manera más fuerza para pelear contra aquel ser.
Parecía que lo estaban derrotando cuando una de las flechas le alcanzó en el cuello ( o papada ) que hizo que se moviera más lento.
El lacerador cayó al suelo finalmente, haciendo que se levantara un poco de polvo que había en él y que salpicara un poco más de moco.Tristán se acercó junto al resto de sus amigos para comprobar como estaba el lacerador.
Ninguno de ellos dijo una palabra. Solo se escuchaban sus jadeos y respiraciones agitadas.
El lacerador no tenía pinta de estar muerto del todo, solo abatido. Aunque nadie lo dijo, entre ellos se miraron y lo comprendieron, aún había que darle el golpe final.
Fue Ginna quien decidió hacerlo. Cogió aquel palo lista para acabar con él y se acerco mientras los chicos se quedaban atrás mirando.
Algo muy fuerte la golpeó en la cabeza. Otra vez aquel dolor de cabeza.
Ginna cayó en el suelo de rodillas mientras se tapaba los oídos con las manos. Escuchó que alguno de los chicos le gritaba algo y también podía oir el chirrido metálico procediente el lacerador pero no tenía fuerzas para levantarse.
Era el mismo chico de antes, aunque esta vez dolía más que la anterior.
Por aquí está todo igual Teresa.
Pero la diferencia es que donde yo estoy solo hay chicos.
Y las voces se fueron después. El dolor se fue tan rápido como vino y la chica se pudo levantar rapidamente, en ese momento se dio cuenta de que los chicos estaban a su alrededor comprobando como estaba ella, pero nadie prestaba atención al lacerador.
La chica corrió y se fue hacia la bestia como pudo pero el lacerador hizo un rápido movimiento poniendose de pie y sacando un pincho metálico.
La chica utilizó la lanza pero no le sirvió.
Ginna no tuvo tiempo a reaccionar.
Sintió un pinchazo en el vientre y vio una aguja saliendo de su cuerpo a través de la ropa.
Sufrió un horrible e instantáneo dolor. Cayó al suelo mientras escuchaba las patas del lacerador corriendo por el suelo. Se estaba alejando.
- ¡GINNA! - Frank apareció en su vista en cuanto su cuerpo chocó contra el frío suelo y después apareció Roberto seguido de Tristán.
Ginna gritó, era un dolor insoportanble, tanto que le entraron ganas de patalear y golper cualquier cosa de su alrededor pero se contuvo apretando la mano de alguien.
- ¡Cógela por ahí! - Gritó alguien.
La chica sintió como su cuerpo se despegaba del suelo y se elevaba mientras unas manos la agarraban de sus extremidades. Al hacer eso su vista empezó a emborronarse y los muros del laberinto daban vueltas.
El color azul del cielo se mezclaba junto a los grises de las paredes cada vez más rápido hasta que fue todo negro.
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Correr o morir, Grupo C
Hayran Kurgu¿Qué pasaría si CRUEL en vez de haber hecho dos grupos para sus pruebas hubiera hecho tres? El Grupo C, es un grupo tanto de chicas como de chicos pero todo cambia cuando llega Ginna y empiece a recordar todo sobre CRUEL y los que trabajaban con ell...