Soledad adentrada en su cuerpo, soledad como abrazo en el alma, soledad como juego diabólico, soledad como noche sin luna.
Apacible era aquello que trataba de transmitir a pesar de su vida en juego poner. Serenidad como el canto de un grillo que trataba de creerse tener.
-Rebeca Kachua. -respondió bajando sus lentes y dando una sonrisa a aquel hombre que se atravesaba entre el pavellón del avión y ellas.
-Carolina Iberri. -secundó esperando la autorización de Yelena para avanzar juntas hacia su nuevo destino que conocerían en un par de horas.
Ambas pasaron. Aquellos pasaportes falsos que tenía en su custodia eran tan reales como su embarazo imposible. Eran una copia exacta de registros falsos que a vista de todos eran reales y tenían una vida que contar o de mentir.
Ninguna de las dos llevaba las riendas del asunto, ninguna de ellas quería hablar sobre el tema que estaba de por medio. Pero ambas si sabían que lo que estaban haciendo iba a desencadenar una guerra entre los Vengadores y la KGB, así como una guerra entre Natasha y Steve.
La rubia y la pelirroja habían evitado cruzar palabras sobre el asunto, sobre cualquier tema o inclusive pregunta que pasara por su mente, porque al menos para la rubia sabía el significado de aquella decisión que su hermana había tomado y de cierta forma se sentía culpable porque la estaba protegiendo a ella. Era muy difícil para Yelena aceptar que a pesar de los años, Natasha seguía protegiéndola e incluso poniéndola sobre sus intereses más importantes.
Aquella distancia que sentía que habían tomado, no tenía una vuelta atrás, estaba estirando aquel hilo de vida que tenía conectado con sus amigos, su familia, su todo. Estaba a punto de irse nuevamente y no sabía cómo detenerla.
-Natalia.
La pelirroja hizo caso omiso del llamado, tenía un nudo en la garganta que en algún momento podía salir a la luz y desencadenar en un llanto atroz.
-Natalia. -nada -Natal...
-No digas nada, ¿quieres?. -la tomó de la muñeca. Sus ojos cristalizados por un momento bajaron la guardia de su interior y ahí mismo se podía ver, notar todo el esfuerzo que aquello conllevaba -Esta fue mi decisión, respétala. Haz que valga la pena. -la soltó casi en un sonido inaudible.
Yelena asintió moviendo la cara hacia abajo y sintiendo una presión en el pecho que ahogaba sus instintos. No sabía de qué manera, forma o excusa ayudar a la rusa. Sabía que a donde fueran las iban a perseguir, que a donde fueran iban a estar de cierta forma vigiladad y es que no sabía qué tan cerca estaban los rusos de ellas, de ella. Al menos aquí tenía la protección de sus amigos.
Sin embargo, la rusa mayor no formulaba información como solía hacerlo incluso en momentos de presión, estaba en punto de pausa y en un cartel que gritaba STOP para que nadie avanzara. Sabía que aquello tal vez no iba a perdonárselo el americano, que aquello iba a despojarla de una posible y bonita vida al lado del padre de su bebé, pero estaba entre la espada y la pared así como él una vez estuvo, y así como él eligió la espada, ella también lo haría.
-Buenos días, les habla su capitán. Abrochen sus cinturones y les deseo un buen vuelo hacia Croacia.
Aquellas pequeñas y cortas palabras le dieron un golpe de dura realidad que sintió un vuelvo en su interior y un par de lágrimas salir. Volteó su rostro hacia la ventana que tenía y poco a poco se fue calmando como algún día le enseñaron.
Ésta estaba siendo una despedida silenciosa, porque en cambio a una ruidosa, la silenciosa no tenía abrazo en el final de la historia.
Ésta se quedaba inconclusa, así como el amor de la luna al despedirse de la noche.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.Miedo permanente que no dejaba de golpear en su mente, miedo en forma de cristal que permanecía latente, miedo como bala en el corazón que seguía sin perseguir la verdad de la razón.
No había podido pegar un ojo en toda la noche y no sabía él por qué, o tal vez si, pero prefería ignorarlo a realmente afrontar la realidad que podría o no ser. Volteó su cuerpo en la cama quedando hacia la ventana y poco a poco veía una pequeña tormenta caer en toda la ciudad. ¿Debía o no ir?.
Aquella pregunta era diaria en su vocabulario y en su espacio mental. Todos los días se hacía la misma pregunta y es que de cierta forma no quería incomodar a Natasha con su presencia todos los días. Pero, también sentía que de cierta manera estaban volviendo a tener ese mismo laso de relación que alguna vez tuvieron.
Y de pronto la lluvia comenzó a golpear la ventana. El cielo callendo como una vez sus esperanzas lo hicieron, de color gris como la prueba de la soledad que llega en un día de verano soleado, de silencio clamoroso como el día en que la perdió.
Debía ir por ella. No le gustaba conducir en la lluvia y sabía que su cita con Fury no podría esperar.
Pero él si tuvo que hacerlo.
Realmente no había tardado tanto en llegar a la propiedad de la pelirroja y su miedo comenzó a crecer cuando nadie contestaba al sonido de la puerta. Ocupó la llave que la rusa escondía en una de las macetas de la entrada, y éste se dió la sorpresa cuando vió todo apagado y encima sábanas blancas.
-¿Nat?.
De cierta manera su subconsciente le estaba diciendo lo que había pasado y por otro lado, él quería creer que no había sido capaz de aquello.
Sé que en este momento no me vas a entender, que en este momento todo parece diferente a la realidad, a la verdad. Lo último que quiero es hacerte un daño como el que crees que estoy logrando, pero no es así.
Mi pasado es más grande de lo que SHIELD o incluso yo podríamos contar, y me van a encontrar sino me voy. Sé que no confías en Yelena, pero yo sí, es lo más cercano que tengo a una familia antes de los Vengadores.
Sé que las promesas son en vano si de mí provienen, pero necesito esconderme hasta tener un plan de cómo liquidarlos. No estoy huyendo de lo que crees, estoy tratando de salvar a mi familia; a ti.
Eres eso que no quiero perder y te prometo, te juro que cuando vea la luna, voy a pensar en ti, porque aunque estemos lejos, sé que vemos el mismo cielo.-Nat.
Arrugó un poco el papel que tenía entre sus manos y se quedó viendo un lugar fijo de la habitación. Por momentos y por segundos creyó que no era capaz de aquello y volvió a equivocarse. La diferencia es que ahora era él quien iba a buscarla.
ESTÁS LEYENDO
Alma Pura
RandomDespués de que todo hubiese salido como esperaron, o bueno, casi todo... No todo volvió a ser lo mismo desde que vencieron a Thanos, perdieron mucho en el camino, pero tratarán de volver por ello.