Capítulo 19

1.2K 186 111
                                    

Esperanza. Una palabra, cuatro sílabas, muchos significados y lo que más importaba era es pequeña chispa de magia que llevaba en ella.

La esperanza no suele ser para todos o parte de todos, algunos la ven como una mentira que sólo tapa los ojos con una venda para no ver la "verdad" que hay alrededor.

Sin embargo, otros la ven como un péndulo y uno muy importante. Es esa pizca de poder respirar tranquila sabiendo que todo lo que se creía inevitable, no lo es.

La esperanza es magia, y la magia es creer, y creer está en cada uno de nosotros.

Sintieron el aire darles en la cara al momento de abrir sus cascos y sentir como la máquina dejaba de hacer ruido; estaban de regreso.

-Cinco segundos, todo estuvo perfecto. -Bruce alagó a sus amigos apagando la máquina en la que estaban -Supongo que tú eres Gamora. -Miró a la de piel verdosa -Mucho gusto.

-Bruce, ¿no?. -Lo miró -Me contaron de ti. Y tú. -Fijó su vista en el rubio -Tú debes ser Steve Rogers si es que no me equivoco. -Le sonrió un poco de lado.

-Gamora. -Le contestó -Me alegra que sea lo que sea que hayan hecho, funcionara.

-Yo me voy. -Natasha susurró caminando para bajar por la plataforma hasta que alguien tomó su muñeca.

-¿Te veré más tarde?.

Natasha volteó a verla asintiendo.

-Te buscaré en un rato, debo ir a hablar con alguien. -La abrazó -Disfruta de tu chico. -Miró a Quill.

Natasha regresó a su caminata para salir del lugar, asintió con la cabeza hacia Bruce en señal de agradecimiento. Éste solamente le sonrío.

Abrió la puerta con fuerza y salió del lugar. Sabía que en ese espacio sólo habían pasado segundos, pero realmente en Vormir habían pasado un par de horas, estaba cansada, fastidiada, emocionada y feliz. Y es que el hecho de haber traído a Gamora de vuelta la llenaba de una manera inexplicable.

Natasha no era de mucha expresión física, pero ese momento podía ser una excepción; una sonrisa. La rusa llevaba una sonrisa en el rostro que nadie podía quitarle, o bueno, casi nadie.

Había sentido la presencia del rubio venir detrás de ella desde el momento en el que salió por la puerta. Natasha sabía que si se detenía a prestarle atención eso iba a acabar muy mal.

Natasha no odiaba Steve, pero tampoco estaba segura de que todavía lo amara. Llevaba apenas ahí unos cuantos días y todo lo que retumbaba en su cabeza era la traición que había sufrido por el hombre que amaba.

No quería pelear con él, no quería quitar la felicidad que llevaba en ese momento, y es que ella sabía que en el momento en el que Steve le reclamara, una bomba iba a estallar.

Caminó más rápido al sentir que Steve estaba apresurando su paso también. Tal parecía que el rubio no entendía que la pelirroja no quería charlar.

-¡Te detendrás en algún momento!.

-¡Que sea cuando te alejes!.

El rubio rodó los ojos y sin esperar más, corrió hasta tomar la muñeca de la rusa y voltearla para estar cara a cara con ella.

Su palma chocó con su mejilla haciendo que Rogers soltara su muñeca y se quedara callado sólo viéndola.

-No te atrevas a decirme nada, Steve, nada en lo absoluto. -Le advirtió -¿Cómo es posible que no quisieras ayudar a Quill para poder haber traído a Gamora de vuelta?. -Preguntó molesta -Aún sabiendo que si eso funcionaba podías traerme, traernos de vuelta. -Negó algo molesta.

-Natasha...

-¡Que no!. -Le gritó -Nada de lo que digas va a poder hacerme cambiar de opinión, jamás. -Lo señaló con uno de sus dedos -Y todavía te atreviste a decirles que no podían usar las gemas para un bien personal cuando fuiste el primero en usarlas para tu bienestar. -Soltó una risa falsa y ahogada -Preferiste irte con ella aún sabiendo que ella estaba bien, la preferiste a ella antes que a mí, antes que tu hijo. -Dijo lo último dolida -¿Sabes qué? Lo que acabo de hacer me abrió las puertas de algo que tenía en mente y quiero que sepas que ni tú ni nadie me van a prohibir traer a mi hijo de vuelta.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Entró sin permiso y soltó varias maldiciones en muchos idiomas.

La castaña vió a varias partes para después ver a su amiga dar de vueltas en el mismo espacio libre en su habitación.

-¿Steve?. -Preguntó con su distinguido acento.

-Él puede exasperarme en un segundo, en una milésima de segundo.

-Y le diste un golpe.

-¿Me pasé?. -Preguntó algo nerviosa.

-No. De hecho creo que te hacía falta hacerlo.

-Es que, ¡ah!. -Natasha gritó y terminó acostándose en la cama al lado se su amiga.

-¿Lo odias?.

-No.

-¿Lo amas?.

-No sé... -Susurró -Me lastimó, Wanda y no lo supe hasta estar aquí y eso me lastima más, ¿entiendes?. -Sus ojos se cristalizaron -Quiero traer a mi hijo de vuelta, sea como sea.

-Lo sé, sé que lo harás.

-Tengo miedo.

-¿De qué?.

-De todo.

-Bueno, tal vez tu nene sea la luz que ilumine tu miedo.



Alma PuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora