Las vacaciones de navidad se me pasaron tan rápido como llegaron, en apenas un parpadeo. La vuelta a la rutina se me había hecho larga y pesada, pero, por suerte, con el paso de los días ya me estaba acostumbrando de nuevo.
Mis abuelos se habían marchado hacía unos días muy contentos por haber estado un tiempo con nosotros y la verdad es que los extrañaría por ser tan buenos y agradables.
El año nuevo que acababa de empezar estaba portándose bien conmigo. Mi relación con Evan estaba siendo la misma, no nos habíamos peleado todavía, pero sí que habíamos discutido unas cuantas veces. Su humor no es que fuera muy apacible, pero se podía manejar bien si decía las palabras adecuadas para mermar sus cambios bruscos de humor.
Lo de ser una distracción para él estaba haciéndose una rutina. No le había visto volver a consumir marihuana en todos estos días y él siempre decía que era por mí; gracias a eso, conseguí encauzarlo un poquito por el buen camino. En cambio, yo estaba dejándome arrastrar al mundo que mis padres tanto me prohibieron, y no me refiero a fumar o a robar y todo eso, me refiero a que estaba empezando a saltarme las clases por estar con Evan. El muy maldito siempre me instaba a pasar tiempo con él, y yo me dejaba llevar como una tonta enamorada. Tampoco me arrepentía de no entrar a algunas clases de vez en cuando, total, yo seguía estudiando para aprobar los exámenes.
Sin embargo, todo lo nuevo que estaba haciendo le molestaba un poco a Iris. Ella decía que no estaba bien que me saltara las clases y que Evan estaba comiéndome la cabeza con sus cosas de delincuente. Yo le decía que no pasaba nada por no asistir a clase alguna vez porque no afectaría a mis buenas notas.
Pero estaba tan enamorada e hipnotizada por Evan que, un día que me escapé con él de una clase, tenía que hacer un examen, el cual, claramente, no hice por haber estado besándome con el macarra bajo las gradas. Por suerte, mis padres no sospechaban nada.
Me encontraba en el edificio abandonado con Evan, Nora, Brandon y algunos jóvenes más que bebían o jugaban a cualquier cosa, ya fuera a la Play Station o a billar. Evan se fumaba un cigarro mientras Brandon le decía no sé qué de mecánica, Nora tecleaba algo en su móvil la par que bebía de una cerveza y yo, simplemente, les miraba.
Ya no me aburría tanto como antes cuando iba al edificio. Había descubierto que Nora, pese a su apariencia de delincuente fumeta, era simpática y se podía hablar con ella de casi cualquier cosa, y Brandon era la persona más agradable y educada de todos los que se juntaban allí. Matt, en cambio, al principio me cayó bien, pero con el tiempo fui descubriendo que era una persona muy narcisista que siempre intentaba reírse de los demás. Por no hablar de Sheila y Casidy..., ellas eran de lo peor. Pero, gracias a dios, ninguno de los tres últimos se encontraban en ese momento. Comparado con ellos, Evan era un santo.
–¿Te aburres? –me preguntó Evan tras dejar de hablar con su amigo.
–Tranquilo, estoy bien.
Me miró escéptico, puso los ojos en blanco y se levantó del sofá.
–Venga, vámonos –dijo, y me levanté también.
Le sonreí a Nora y a Brandon para despedirme y seguí de cerca al macarra que caminaba por delante de mí como si fuera el rey del mundo.
Creí que ya iba a llevarme a mi casa, pero supe que me equivocaba cuando vi que al subir las escaleras giró a la derecha para ir hacia su habitación. Abrió el candado de la puerta y me dejó pasar primero para poder cerrarla por dentro.
–¿Qué vamos a hacer? –pregunté curiosa.
Y, como no, él se encogió de hombros.
–Me apetece estar tumbado viendo cualquier mierda que te guste en el portátil –declaró despreocupado, agarrando el aparato y poniéndolo encima de su cama.
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Apariencias (Libro #1)
Ficção AdolescenteNayra Jackson es una adolescente normal, una que obedece a sus padres y es muy aplicada en sus estudios, pero, sin querer, un día acaba castigada después de clase, lo que a sus padres no les hace ninguna gracia. Lo que ella no espera es que Evan, un...