Capitulo 4

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POV Federika
-Te amo cariño..pronto iré a verte, lamento no haber podido ir a despedirme, sabes cómo es todo aquí.- dijo Bruno a través de la pantalla. Ya era de noche, nuestros padres se habían ido y nosotras estábamos más tranquilas que nunca. Bruno, mi novio, no había podido venir a la mudanza porque estaba ocupado en el destacamento. Él es cadete este año y espera recibirse en unos meses, está sobrecargado de tareas que debe hacer si o si y por eso no tiene tanto tiempo como antes. Hace dos años que tenemos una relación y puedo asegurar que somos el uno para el otro. Nos conocemos desde pequeños, él es el hijo de Jhonatan, el dueño del bar a donde van mis padres y todos en el pueblo lo adoran, es un chico muy simpático.
-Te amo, nos vemos pronto.- dije tirando besos a la cámara. Él me sonrió y terminamos con la llamada. Deje el móvil a un costado y suspire, aún no extrañaba mucho pero se notaba la diferencia.
-¿Has terminado?- hablo Dagna acercándose. Asentí con la cabeza y ella se sentó a mi lado en el gran sillón que había en la sala.- mira lo que tengo aquí- dijo con una sonrisa en sus labios. Elevó una de sus manos a la altura de mis ojos y me mostró el cigarrillo de marihuana que había armado con sus propias manos. Sonreí.- somos libres ahora, podemos fumar sin escondernos.- tome el cigarrillo en mis manos y después de que mi amiga me alcanzó un mechero, lo encendí. Aspire una gran calada, lo necesitaba. Hace varios meses que fumamos hierva a escondidas de nuestros padres, lo hacemos para recrearnos y no encontramos nada malo en ello.
Encendimos el televisor y terminamos de fumar el producto. Estábamos lo suficientemente drogadas como para reírnos de cualquier cosa.
-He enviado un mensaje a mi amiga Ludovica, nos ha invitado a una fiesta en su casa.- la observe atentamente tratando de entender lo que decía.
-No saldré así, no tengo mis cinco sentidos claros. Sabes cómo me pongo cuando estoy con gente.- le recordé a mi amiga. Me gustaba fumar hierva y mantenerme alejada de todos, había llegado a la conclusión de que no podía tener una charla seria con nadie, mi cerebro no tenía la capacidad suficiente como para seguirle el hilo a una conversación.
-Es en este edificio, ella vive en el último piso.- dijo con el móvil entre sus manos.- No tenemos que salir de aquí.
-¿De aquí?- torcí mi cabeza tratando de entender. Ella sonrió abiertamente.
-Solo debemos ir hacia el ascensor, subir, marcar el piso número quince y dejarnos llevar a la diversión.- indicó.
-¿Es una misión?- pregunte divertida.
-Claro que si mi amiga, claro que si.- ambas nos carcajeamos.- vamos, muévete. A cambiarnos la ropa.- ella se levanto de donde estaba y yo la seguí. Nos costó una hora entera vestirnos, nos distraíamos con cualquier cosa.
-No estoy segura de hacer esto...- dije poniéndome nerviosa sin motivo alguno.
-Solo iremos unos minutos, tenemos que pasarla bien nuestro primer día.- sonreí como idiota. Tenía razón, debíamos divertirnos el primer día.- vamos...tú solo sígueme y no hables con nadie ¿okey?- asentí seriamente y la seguí. Comenzamos nuestra misión de llegar al último piso, entre risas y planteos estupidos nos subimos al ascensor. Llegamos al lugar y no se sentía casi musica, solo una leve melodía tranquilizante.
-Esto no se ve divertido.- dije mientras ella tocaba el timbre.
-Olvide decirte que es una fiesta de marihuana- la observe extrañada. ¿Más hierva? No estaba acostumbrada a fumar mucho.
Ludovica abrió la puerta en un estado peor que el de nosotras.
-¡Bienvenidas!- dijo casi arrastrando la lengua.
-Joder...-pronuncie por lo bajo.
-¿Que tal bonita?- hablo Dagna divertida. Se abrazaron con euforia.- Ella es Federika, mi mejor amiga.- la chica me observo con una sonrisa en el rostro e hizo un gesto con su cabeza en forma de saludo.
-Pasen, hay varios amigos más adentro. Si quieren un poco de hierva tan solo pídanla, hay de sobra.- dijo mientras entrábamos. Al entrar la casa estaba casi a oscuras, había varias luces pequeñas por todos lados que hacía la vista más tranquila. Las personas estaban sentadas en los sillones y otras en el balcón, no eran muchos pero era una suficiente cantidad para ponerme incómoda.
-Sentémonos afuera, se que te pone nerviosa esto.- dijo Dagna caminando por el departamento. La seguí como un cachorro asustado y ella se sentó en uno de los sillones que por algún motivo había en la cocina. Me senté a su lado.- iré a buscar más hierva, no te muevas de aquí ¿okey?- hablo. Asentí y mientras se iba observe todo. Algunas luces se movían creando un efecto psicodélico grandioso, sonreí, estaba muy bien a pesar de la gente a mi alrededor. La música no molestaba para nada, era agradable y supongo que tenían el volumen bajo por los vecinos. Unas chicas pasaron por mi lado y me saludaron como si me conocieran de toda la vida, las salude también y siguieron su paso, estaban drogadas.
-Toma, fuma de esta, está muy buena, hay gran variedad.- dijo Dagna alcanzándome un porro. Le di una calada y trate de disfrutar su efecto. Los minutos pasaron y ambas terminamos el cigarrillo. Estábamos sentadas allí en la cocina riendo como locas, muchos dicen que no se necesitan drogas para disfrutar de los momentos, pero así estábamos más relajadas y sin preocupaciones, al menos por un rato.- iré a conseguir un poco más con Ludovica ¿quieres?- negué.
-Voy a ir a casa, cocinaré algo y me acostaré, estoy cansada.- dije casi arrastrando la lengua. Mi amiga me observo para deducir si estaba bien como para llegar al piso correcto, me pregunto el número tres veces y las tres veces respondí bien. Me despedí y salí del departamento, sabía donde estaba pero al mismo tiempo no, era gracioso. Subí al ascensor y presioné el número que tanto repetí con mi amiga. El movimiento me mareo un poco pero nada fuera de lo normal. Salí de la caja metálica y preparé la llave para abrir, cuando llegue la puerta estaba extrañamente entreabierta. Fruncí el ceño ¿que coño estaba pasando aquí?.

SECRETOS DE CUIDAD "Aleksey" IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora