Capitulo 22

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POV Aleksey

-Sigo sin estar de acuerdo en haberle dado la noticia así, nuestra niña necesita contención.- dije furioso. Ambos estábamos en la oficina de Leyna discutiendo, obviamente, desde que la llamada con Federika termino.
-Ya lo hicimos, no podemos dar marcha atrás, ella es una adulta ahora, tiene que aprender a superar las cosas sola.
-Claro que no Leyna, somos su familia, sus padres. Ella siempre deberá encontrar contención en nosotros, debemos apoyarla aunque le estemos rompiendo el corazón.
-¿Quieres ir?- dijo pensativa, estaba arrepintiéndose de esto. Nunca estuve ni estaré de acuerdo con esta decisión. Decirle a nuestra hija que estamos separados a través de una computadora no fue la opción correcta.
Pensé en su pregunta, lastimosamente no podía ir hasta donde ella vivía, tenía una granja que mantener ahora. Mi nuevo trabajo me demandaba mucha atención.- ¿Y si está mal? ¿Y si se hace daño o se enferma? Oh por Dios ¿y si se deprime? Joder Alek..-dijo tapándose el rostro con las manos. Mi pecho se hundió, sabía que mi bebé iba a poder con esto pero Leyna no me ayudaba con sus palabras.
-Ella estará bien, hay que confiar en que lo hará. Y si no, nos vamos inmediatamente. No importará el destacamento, ni los cadetes, ni las emergencias, ni la granja, ni nada. Tenemos que ir con ella si o si.- dije cruzándome de brazos, era una decisión que estaba tomando por los dos. Ella asintió y me observo con sus ojos húmedos.
-Hay que llamarla nuevamente.- acotó. Negué con la cabeza.
-Debemos dejarla, que pase este día y mañana por la mañana vendré, la llamaremos y le haremos saber que nuestra relación como padres no ha cambiado y que puede contar con ambos.- ella limpio sus ojos, estaba llorando. La observe con cariño, no tenía otra forma de mirarla. Ella siempre iba a ser la mujer de mi vida. Rodee sus manos con las mías y acaricié levemente sus nudillos. Tenía las manos frías, ella siempre las tuvo así.- todo estará bien, estaremos preparados para esto.- Sonrió levemente, sabía que ella a pesar de todo, se sentía segura conmigo.

Entrelazamos nuestros dedos y juro por Dios que extrañe esta sensación en lo más profundo de mi corazón.

-Tu también estarás bien.- dije seguro.
-No lo sé, todo esto me supera. Federika, el destacamento, nosotros...-comenzó a lagrimear nuevamente.
-Meyer te ha entrenado para esto, creo que el sabía desde un principio que ibas a ser una buena mayor. Algo vio en ti que ninguno de nosotros pudo. Y ahora lo entiendo, observa este lugar, está impresionantemente ordenado y controlado.- apreté sus manos levemente- eres una mujer fuerte Leyna y nuestra hija ha salido a ti en ese aspecto.

Alguien abrió la puerta de repente, tan bruscamente que logro asustarnos, me levante de mi lugar sin darme cuenta y lamentablemente solté las manos de Leyna.
Un hombre, alto, rubio y con un poco menos de volumen muscular que yo se adentro a la oficina. Llevaba el uniforme del destacamento pero no le reconocía de ninguna parte.
-Mayor, he encontrado a este...roedor... haciendo bromas pesadas a los demás cadetes.- dijo mientras obligaba a entrar a un chico a la oficina tomándolo desde la nuca. Fruncí el ceño, ¿que carajos estaba pasando aquí?, observe a Leyna que se encontraba igual de extrañada que yo.- espero órdenes, hay que corregir estas conductas, esto no es un jardín de infantes.- hablo tenso.
-¿Quien es este payaso?- me atreví a preguntar. El hombre frente a mi me observo de mala manera y alce una ceja.
-Él es Arian Ingenthron, el nuevo jefe de operaciones.- la observe atónito.
-¿Quien?- pregunte incrédulo nuevamente. No podía ser...
-Soy el oficial Ingenthron, si no le molesta, necesito hablar con la Mayor Brown cuanto antes, retírese.- habló el descarado.
-Primero que te has metido a la oficina de tu superior sin un absoluto permiso...- comencé a enumerar.
-Aleksey...-advirtió Leyna. Alce una mano para indicarle que me dejara hablar.
-Segundo, has traído a un cadete casi a la fuerza, por no decir violentamente arrastras hasta aquí. Y tercero...
-Mykolaiv basta...- hablo mi mujer enojada, sabía que lo estaba porque me estaba llamando por mi apellido, a Fed le hacía lo mismo.
-Y tercero...-insistí- le has llamado roedor al mismo cadete que has maltratado ¿de qué vas payasote?- lo observe fijamente- tú, niño, vete de aquí.- ordene con la autoridad que yo mismo me había dado aquí. El cadete escapó de los brazos del oficial payaso y se retiró de la oficina lo más rápido que pudo.
-¿Has terminado?- pregunto Leyna.
-No, ¿como es posible que una persona cómo esta este tratando de suplir mi lugar?- dije dirigiéndome a Leyna- ¿No te han enseñado limites o al menos modales? ¿Quien carajos te ha entrenado?- cuestione observándolo. El sonrió, sonrió, simplemente lo hizo frente a mi e hizo que mi sangre hirviera.
-Me ha entrenado tú madre, idiota.- respondió y automáticamente, como era de esperar, me abalancé sobre el.

No recuerdo quien nos separó ni en qué estado deje su horrible cara de payaso. Pero si tengo que volver a golpearlo en otra oportunidad lo haría. Leyna estaba sumamente enojada conmigo, podría decir que nunca había llegado a esos niveles. Que yo haya intentado poner límites en un destacamento en el cual no pertenecía y bajo su mando la hizo enfurecer. Simplemente me expulsaron de allí como si fuera basura, como si veintitantos años de servicio no hubiesen sido respetados para nada. Mi esposa, o mejor dicho, ex me dijo que ya no quería verme y que era un desastre como persona. Tenía razón, pero no iba a dejar que un idiota haga lo que se le salía de los huevos dentro de ese lugar.
Mi odio se incrementó cuando la última imagen que tuve de ella fue curándole la puta cara. Ella tendría que estar conmigo, apoyándome, él era el enemigo ¿como era posible que me suplante de esta forma?

SECRETOS DE CUIDAD "Aleksey" IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora