POV Aleksey
Habia hablado con Otis el heredero, tenía que mudarme a su granja en cuanto pudiera así que esta era la ultima noche en mi casa. En nuestra casa, de Leyna, Federika y mía.
Ya no tenía sentido quedarme aquí, ni siquiera era ya una casa familiar. Éramos fantasmas los que vivíamos aquí, ni siquiera podíamos compartir una cena.
Me senté en el sillón que habíamos elegido juntos y observe detenidamente los papeles de divorcio que me había dado mi mujer hace unos días. Sonreí irónicamente, jamás hubiese pensado que los tendría en mis manos. La idea era morir junto a Leyna, de viejos y satisfechos con nuestras vidas. Los leí, tan solo era disolver nuestro vinculo matrimonial ya que Federika tenia diecinueve años y era mayor. Aunque seguía siendo un bebe para mi. Observe la casa, estaba tan vacía y obscura. Antes esto estaba tan lleno de vida, recuerdo cuando Fed era pequeña y corría por toda la casa, recuerdo a Leyna sentada a mi lado, observando y admirando al mismo tiempo que yo nuestra mas preciada creación. Éramos tan felices. Dejé los papeles a un lado y me restregué la cara con mis manos. Me sentía mal, estaba angustiado. De alguna manera sentía que no tenía escapatoria y debía firmar esos papeles quiera o no.
Mi viejo móvil sonó indicando la llegada de un mensaje. No entendía como manejarlo, tan solo recibía llamadas. ¿Por que todos insistían en enviar mensajes? Pude, con mucha dificultad, abrir el mensaje, mas no responderlo. Pero había leído que los chicos estaban en el bar de Jhonatan y aclaraban que Leyna no estaba allí. Tal vez ir a pasar un rato con mis amigos no me haría mal y me sacaría un rato de esta tristeza que tenía.
Me prepare y aseguré la casa. Mientras acomodaba todo, observe a los papeles que había dejado sobre el sillón. Los tome entre mis manos y en un magnifico impulso que hacía mucho no tenia, los firmé. Ya no había marcha atrás con Leyna. Decidí aprovechar la decisión y también firme la carta de renuncia que había redactado hace unos días. Obviamente lloré, estaba cortando todos los vínculos con mi esposa y mi trabajo.
Doble los papeles y los metí dentro de mi chaqueta. Iría a ese bar hoy y me embriagaría como nunca antes. Necesitaba olvidarme de esto cuanto antes.
-¿Que tal, hombre? Vaya cara traes..- hablo en voz alta Ancel mientras yo entraba al bar. Ya estaba tomado, se podía notar a leguas.
-Vengo a hacer lo mismo que tu, embriagarme.- le hice una seña a Jhonatan para que me traiga Whisky.
-Bien, parece que el único adulto responsable aquí soy yo.- Asentí.- Y también significa que tendré que llevarlos a casa en cuanto salgamos de aquí.- Volví a asentir.- Ya estoy viejo para esto, joder.- dijo Herman entre divertido y serio.
-Tengo cuatro hijos y una esposa, necesito esto, por favor. Es un descanso.- Habló ahora Ancel. Rodé los ojos.
-Tu por lo menos los tienes, mi familia se esta destruyendo ahora mismo, estoy a punto de quedar mas solo que el puto uno.- dije mientras les mostraba los papeles dentro de mi chaqueta a mis amigos.
-No puede ser, ¿lo harás?- pregunto Herman.
-Ya lo he hecho. He firmado, todo.- afirme. Ambos me observaron serios. Y mi primer vaso de whisky desapareció entre mis labios.- Me iré, a las tierras de Otis. Y allí me quedare, hasta el fin de mis días.- dije resignado.
-¿Te lo has pensado bien?- cuestiono Ancel, parecía que de repente el alcohol se había ido de sus venas.- Sé que Leyna tiene un carácter muy fuerte, pero han estado juntos por tantos años que es imposible no pensar que pueden solucionarlo.
-Veinte años juntos. Son veinte.
-Joder.- dijo Herman- Está bien, te acabas de ganar el derecho a beber, por hoy.- Permitió y en cuanto dijo eso, mi segundo vaso de Whisky termino por desaparecer.
-¿Ella que dice?- A Ancel se le dio por ser un puto reportero esta noche. Alcé mis hombros y luego los baje bruscamente.- ¿Ya no hablan?- negué con mi cabeza.
Mentiría si dijera que dejaron de hacer preguntas, sus intervenciones hacía que me embriagara cada vez mas, lo que confirmo lo roto que estaba por dentro. Cuando llego la hora de irnos, simplemente le pedí a Herman que luego de dejar a Ancel en su casa, pasáramos por el destacamento. Él se negó muchas veces, pero insistí las suficientes como para quitarle un sí.
-Bien, estaré aquí fuera esperándote. No discutas.- advirtió. Tambaleante pude bajar de su camioneta y caminar hacia el interior del destacamento. Estaba todo quieto, pero pude ver a algunos cadetes realizando actividades de limpieza. Al verme, saludaron y sin prestarme mas atención, siguieron con lo suyo. Caminé hacia la oficina de Leyna, sabía que ella estaba aquí, se la pasaba todo el día aquí de hecho. Ni siquiera golpee antes de entrar, tan solo abrí la puerta y pude verla, estaba sentada en su silla leyendo documentos. Por un momento la vi parecida a Meyer y entendí por que la habían elegido para el puesto. Levanto su mirada y me observo detenidamente.
-Estas ebrio.- afirmó.- Y no estas en servicio, ¿Qué haces aquí?- pregunto.
-He venido...-me resulto difícil armar una oración coherente para decir. Tenia el suficiente alcohol dentro como para impedirme ello.
-Sabes que esto no es ejemplo para nadie ¿no?- negué y cerré la puerta tras de mi.- No puedes llegar ebrio así porque si.
-Shhh...- tan solo dije, no tenía ganas de discutir. Me paré frente a ella, no iba a sentarme porque eso significaría quedarme mas tiempo de lo planificado aquí. Estaba enojada, podía notarlo.- Te amo, mas que a mi puta vida Leyna.- dije firme. Al fin pude hablar.- pero se que lo nuestro ya no funciona, y duele ¿sabes? duele mucho.- ella suspiró. La situación la estaba superando.
-¿Por que no vas a casa? Hablaremos mañana.- indicó. Negue efusivamente con mi cabeza, lo que provoco que me mareara aun mas.
-Solo vengo a entregarte esto.- quité los papeles de mi chaqueta y los deje sobre su escritorio. Ella sabía de que se trataba, lo que no sabia es que entre esos papeles estaría mi renuncia.
-¿Estas seguro?- preguntó. Sonaba algo ¿angustiada?
-Si, he cumplido aquí y es momento de irme.- La observe, traté de memorizar cada detalle de su hermoso rostro.- sabes que siempre tendrás mi apoyo, así que tan solo llámame en cuanto necesites algo, después de todo, nuestra relación de padres nunca terminará.- Tomo los papeles entre sus manos, algo temblorosas, no lo sé, tal vez era yo y mi maldita visión de ebrio.- Te amo.- dije sin mas y me voltee, no quería estar mas allí. Ella tan solo se mantuvo en silencio, lo esperaba, sabía que no iba a discutir mi decisión.
Me hubiese gustado que me detuviera y me dijera que todo se iba a solucionar, que todo esto no era para nada necesario. Pero no fue así, por eso tan solo me fui, sin mirar atrás.
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SECRETOS DE CUIDAD "Aleksey" II
Romansa¿Que tan difícil puede ser irse a la cuidad de Heidelberg , Alemania a estudiar medicina? ¿Que tan difícil es sobrellevar el casi divorcio de tus padres? ¿Que tan difícil es mantener una relación a distancia con uno de los chicos mas queridos del pu...