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Capítulo 3

Al día siguiente, Taehyung avisó a su familia que se sentía un poco enfermo, por lo que permaneció el día entero en cama.

Era cierto. Cada parte del cuerpo le dolía y, por momentos, tuvo fiebre; pero era su espíritu el que había amanecido más indispuesto.

La excitación por la aventura de la noche anterior había desaparecido al despuntar el sol para dar paso a la mayor desazón y angustia. Todo había terminado; ahora la realidad lo ahogaba. La salud de su abuelo, la ruina de su fortuna, su casamiento concertado. Todo había terminado: todos sus sueños y fantasías de encontrar algún día a su pareja destinada habían quedado destruidas. Las había destruido su padre, una vez más.

Más tarde, llegó su abuelo y se sentó junto a la cama, dispuesto a conversar con el joven omega como  ya tenían por costumbre. Taehyung miró esos ojos cansados, enmarcados por pliegues secos y arrugados de piel. Según su abuela, en su juventud los ojos de Sean Jeon eran de un vívido azul cielo; pero el paso del tiempo los había desteñido, tornándolos de color celeste claro.

Como nunca antes, Taehyung comprendió en ese momento que si sería para prolongar algunos años más la vida de su abuelo, el sacrificio de su propia vida valdría la pena.

Conversaron acerca de todo. Leyeron los periódicos, discutieron algo de política y Sean le relató nuevas anécdotas de las tierras del sur y de cuando el omega era pequeño.

Al cabo de un rato, el joven y su abuelo parecían haberse olvidado de todo y de todos. Sumergidos en sus recuerdos y vivencias, nada los traía de nuevo a la realidad.

*****

—Joven Taehyung, tu padre dice que espera que estés bien para la tarde porque va a venir a verte tu prometido.

Después de entregar el recado, Dahyun lo miró con temor, esperando una explosión. Taehyung escuchó y no dijo nada, lo que preocupó a la criada; tal vez, habría sido mejor que el joven gritara y pataleara en su cama.

—¿Sabes cuándo se va mi padre? —preguntó Taehyung.

—No lo ha dicho aún; me parece que no tiene intenciones de irse pronto —dijo la criada.

—¿Y cómo sabes eso?

—Le ha dicho a Sang-ho que esté atento en estos días porque tiene que hacer muchos negocios en la ciudad y lo va a necesitar como cochero. Además, trajo un baúl bastante grande con ropa. Creo que se quiere quedar hasta la boda.

Al escuchar esa palabra, Taehyung clavó la mirada en las sábanas. Dahyun, acongojada, sintió pánico al pensar que su niño pudiera perder la razón por toda aquella maldita cuestión del casorio. Y en su corazón rogaba para que Taehyung se enamorara del alfa con el que se casaría; así no sufriría tanto.

A punto de salir de la habitación para cumplir con su cometido, Taehyung la detuvo.

—¿Nadie más sabe acerca de todo esto?

—¿De todo esto? ¿Qué, mi niño?

—¡Ay, Dahyun! Hablo del casamiento. Que si alguien más sabe lo de mi casamiento.

—Nadie, mi niño. Todos están como si nada pasara; todos menos tu padre. ¡Tiene una cara el pobre!

—¡Qué pobre ni ocho cuartos! ¡Es un malvado! ¿Entiendes lo que hizo, Dahyun? ¡Me vendió como a un esclavo en el mercado! Me vendió al mejor postor —remató con indignación, y se llevó las manos al rostro.

—Vamos, mi niño, no te pongas así.

Dahyun trataba de consolarlo, aunque al ver a Taehyung como siempre, con la mirada encendida y la lengua mordaz, se sintió más reconfortada.

COMO LA MARIPOSA - [NamTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora