19

172 32 6
                                    


Capítulo 19

La vieja masajeaba en círculos el vientre de Taehyung, mirando hacia arriba y profiriendo unas letanías incomprensibles. Cada tanto, acercaba unas ramas humeantes al rostro del muchacho, y repetía la invocación.

—Está preñado —sentenció al fin la vieja, sin mirar al hombre que, de pie en la puerta de la choza, seguía con atención sus movimientos.

—¡Ja! Con razón tanto aspaviento —dijo el hombre, antes de retirarse.

Taehyung comenzó a despertar; le costaba levantar los párpados. Veía todo nublado y escuchaba ruidos raros a su alrededor. Trató de incorporarse, pero no lo consiguió; estaba muy mareado. Se restregó los ojos, y aunque al cabo de un momento pudo ver mejor, no logró reconocer el lugar.

—¿Dónde estoy?

Se incorporó, asustado, y una repentina descompostura lo obligó a desistir de su intento. Un rostro enjuto y arrugado que lo miraba sin expresión se acercó al suyo.

—Quédate quieto, muchacho, no estás bien. Debes quedarte quieto.

Taehyung la miró azorado.

—¡Hijo, ven, acaba de despertar! —gritó la anciana.

—¿Dónde estoy? —volvió a repetir, a punto de llorar.

—Está en mi casa, joven Kim —respondió una voz masculina.

Taehyung se irguió un poco, lo suficiente para ver a un hombre de mediana edad, de pie a unos pasos de él. Lo contempló unos segundos y volvió a bajar la cabeza, confuso.

—¡Oh! ¿Qué sucedió? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?

—Tranquilo, muchacho —dijo la anciana—. Tráeme agua —le ordenó al hombre.

Taehyung bebió el agua con lentitud, ayudado por la vieja. Después, retornó a su posición inicial; no soportaba estar mucho tiempo erguido.

—¿No se acuerda de mí, joven Kim? —preguntó el hombre, ya junto al lecho. Taehyung lo miró atentamente una vez más.

—¿Sanc? ¿Sanc Nieté? ¿Eres tú?

—Sí, joven, el mismo.

—¡Oh, no comprendo nada!

—¡Niño, no intentes levantarte! —le reconvino la anciana, y lo obligó a recostarse.

—No se altere, joven Kim. Yo puedo explicárselo todo.

El hombre acercó una banqueta rústica al camastro en el que yacía Taehyung.

—Ha dormido por más de ocho horas —le explicó.

—Lo último que recuerdo… No sé, todo es tan confuso. Estaba durmiendo en la carreta y… Bueno…

Se calló, angustiado; las visiones que acudían a su mente eran espantosas.

—Está bien, ya pasó todo. Dios quiso que lo salvara a usted. Igual que usted a mí, aquella vez, en La Solar. Ahora estamos a mano.

—Pero, ¿qué sucedió, Sanc? ¿Qué pasó con los del circo?

—Con los del circo, nada. Fue el dueño el que recibió su merecido.

Sanc dijo algunas palabras más en otra lengua, que Taehyung no comprendió.

—Ese Sarquis era un maldito, joven Kim, un miserable. Hacía tiempo que lo buscábamos… —Se golpeó la mano con el puño cerrado—. Lo que intentaba hacer con usted, lo hizo con varios omegas, y también con mi niña.

COMO LA MARIPOSA - [NamTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora