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Capítulo 18

Dago había decidido marchar hacia el sur. Tanto había insistido Hobi en que sería bueno conocer las montañas y playas de por allá, el reino de Claros, que por fin lo había convencido. Además, en el trayecto encontrarían muchos pueblos donde presentar el espectáculo.

El brillo y colorido que engalanaban la función cada atardecer se perdía después, cuando los pobladores se apartaban del escenario y todo volvía a la normalidad. Una sensación de angustia embargaba a Taehyung en esos momentos y, en ocasiones, necesitaba llorar a solas. Buscaba un lugar apartado, se sentaba en el suelo y, hundiendo el rostro entre las rodillas, sollozaba. Pero, de a poco, la tristeza y el llanto después del espectáculo iban quedando atrás. Con el tiempo, cada vez se sentía mejor. A pesar del mal humor del señor Dago, los sarcasmos de Jiwoo y el merodeo de Chanie, Taehyung estaba bien.

Hacía poco más de dos meses que estaba con ellos y había aprendido muchas cosas. Era el asistente del acto de magia, y de la mona Sisi cuando ésta bailaba y hacía piruetas sobre el organillo. Chanie había intentado convencer a Dago de que le permitiera entrenarlo en el número con los caballos, pero el dueño del circo se había negado. Taehyung suspiró cuando por fin el viejo le dijo «no» a Chanie; en su estado no habría podido siquiera trotar levemente.

Hobi y Jiwoo eran malabaristas. Ambos omegas, tan rudos, habían resultado muy hábiles arrojando cosas al aire y tomándolas nuevamente sin que ninguna cayese al suelo. Taehyung se quedaba pasmado durante la presentación, tanto que contenía la respiración asaltado por el temor que algo les fallase; pero eso nunca sucedía: siempre salían victoriosos.

—¡Vamos, Taehyung, mueve tu culo a otro sitio! —ladró Jiwoo. El muchacho comenzó a levantarse.

—De ninguna manera —dijo Chanie—. Éste es tu lugar, Taehyung. Tú te quedas aquí, a mi lado.

Pero Taehyung no quería problemas con su compañera de carreta. Sabía que era una joven sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa por conseguir el amor de Chanie. De modo que abandonó el lugar: Jiwoo lo ocupó con su abultado trasero, y se quedó mirando al hombre con impertinencia.

—Hola, lindo —musitó Jiwoo al oído de Chanie.

—¡Bah! —fue la respuesta del hombre, que se encaminó donde Taehyung.

—Por favor, señor Chanie, se lo ruego… Jiwoo va a odiarme —dijo Taehyung, sin quitar la vista del rostro encarnado de la joven desairada.

—No le hagas caso a esa gata en celo. Yo deseo estar contigo, y ella no va a impedírmelo.

Esas palabras chocaban en los oídos de Taehyung, pero no replicaba. Nada de rencillas en su nueva vida. Con nadie. Sólo deseaba estar en paz, hacer un poco de dinero y marcharse sin que nadie se diera cuenta. Unos días atrás, el señor Dago le había prometido que comenzaría a pagarle después de cada función. Él necesitaba ese dinero para el momento en que su cachorro naciera.

La verdad, Chanie no era malo con Taehyung; al contrario, lo trataba con mucha deferencia, y sus modales no eran tan rudos. Se notaba el interés que le profería. «Me gustas mucho», le confesaba el hombre en cada oportunidad. Taehyung ensayaba mil y una formas para poder ahuyentarlo sin humillarlo. Sabía que un alfa herido en su orgullo podía ser peligroso. Pero no parecía el caso de Chanie, siempre caballero y galante.

Durante el resto de la cena no dijo palabra. Sólo escuchaba como un eco lejano los relatos de Chanie, los relinchos de Sinfonía y Merina, los chillidos de Sisi, el sonido del viento enredado en las copas de los árboles. Su mente se concentraba en una sola cosa: su bebé.

Había momentos en los que enloquecía de pánico y sólo pensaba en regresar. Podría vivir en casa del abuelo; allí nada les faltaría, su bebé tendría lo necesario, y más también. Pero la imagen de Kim llegaba como un azote a su mente y desbarataba la idea de volver. Tendría que enfrentarlo y sabía que no podría contra él. Querría quitarle a su cachorro y, de seguro, lo conseguiría. Con Choi de su lado, no habría forma de impedírselo. Además, él sabía que el rey lo odiaba y que haría lo imposible para hundirlo.

COMO LA MARIPOSA - [NamTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora