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Capítulo 4

La boda tuvo lugar en la mansión Jeon, en la más estricta intimidad. Sólo asistieron la familia de Taehyung y los amigos más allegados. No había invitados por la parte del alfa, y nadie cometió la indiscreción de preguntar por qué; todos sabían que Namjoon no tenía madre ni padre, que había vivido toda su niñez en una de las estancias del rey Choi, y que había sido criado por una beta.

Esa mañana, Taehyung lucía radiante. Los invitados contuvieron el aliento al verlo ingresar a la sala acondicionada para la ocasión del brazo de su abuelo. Namjoon se quedó como una estatua viendo como se acercaba su futuro omega y esposo; de repente, sus movimientos siempre estudiados se liberaron, y el cuerpo se le estremeció de placer, sus ojos cambiaron levemente de color a uno amarillento; su sonrisa fue, por primera vez, sincera. Taehyung, en cambio, parecía ajeno a todo. Su mirada estaba perdida en un punto indefinido de la pared, sus ojos habían abandonado su azul intenso y se habían convertido en dos zafiros duros y fríos.

El atuendo del omega consistía en un traje de seda blanco muy brillante debido a las piedras preciosas incrustadas, que la propia Dahyun había incrustado, habían pliegues en el pecho que descubrían su piel lisa cada que daba un paso acercándose.  Era simplemente deslumbrante. Namjoon por un momento imaginó cómo sería tocar esa suave piel, y de inmediato tuvo una erección.

El Padre Fahy, un sacerdote traído del extranjero por pedido del abuelo, bendijo el matrimonio. Después de la ceremonia, se sirvieron cantidad de manjares exquisitos que fueros degustados por todos los invitados.  Tae habría disfrutado de todo ello, pero simplemente no lograba hacerlo.

Mientras todo a su alrededor parecía inmensa felicidad, la tristeza profunda del rostro de Taehyung expresaba a gritos silenciosos su desconsuelo. Era paradójico, pensó; esa mañana, su familia festejaba lo que creía su dicha, y él se sentía el ser más desgraciado de este mundo. Su abuelo irrumpió en sus pensamientos tomándolo del brazo y apartándolo del grupo.

—¿Por qué estás tan triste, Tae?

—No, abuelo, no estoy triste. —Trató de ensayar una sonrisa como lo había hecho cada día desde que su padre le anunciara la noticia—. Me siento un poco raro, nada más. La verdad es que extraño mucho a mis tías. Ya sabes, no pudieron llegar hoy. 

Su abuelo le golpeó cariñosamente la mejilla, con gesto divertido.

—Creo que es normal que te sientas un poco extraño. Hoy es un día muy especial. Todo va a cambiar en tu vida. Pero para mejor. Compartir tu vida con la persona que amas es lo más maravilloso que le puede suceder a alguien. Te lo aseguro.

Taehyung sintió a su corazón latiendo con fuerza. Se frotó las manos, cada vez más húmedas y frías. ¿Cómo haría para ocultarle a su abuelo que todo aquello era una farsa? Una espantosa y cruel farsa urdida por su padre y su flamante esposo.

¿Cómo haría para soportar su vida al lado alguien a quien ya odiaba con toda su alma? Veía la sonrisa del alfa, siempre sardónica, que parecía decirle: «No me desafíes, Taehyung. Ahora, yo tengo el poder». Sus ojos profundos eran infranqueables: nunca podía saber lo que pensaban. Y sus gestos eran tan controlados que no hacía un solo movimiento, no decía una sola palabra, sin analizarlos antes. Estaba seguro de ello. La sola presencia de Namjoon lo intimidaba, lo llenaba de temores y vacilaciones.

¿Cómo haría para soportarlo una vida entera?

Un pequeño alboroto en la puerta principal interrumpió los consejos de su abuelo. Choi había llegado.

Todos se pusieron de pie rápidamente, como si alguien los hubiera pinchado con un alfiler. Taehyung permaneció al lado del sillón, sin moverse.

Los invitados no podían creer que el rey Choi hubiese concurrido a la boda de Kim; últimamente, permanecía recluido con trabajo en una de las fronteras donde se encargaba de asuntos diplomáticos sin descanso.

COMO LA MARIPOSA - [NamTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora