7. La decisión

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- ¡¡LAURENS!! - Su grito desgarrador se escuchó aun cuando todavia le faltaba un poco para llegar.

A pesar de la distancia pudo visualizar a John, el hecho de que solo estuviera dibujando lo hubiera calmado si no fuera porque a su lado tenía una soga.

Aquel desesperado llamado llegó a los tímpanos del pecoso en cuestión de minutos, a lo que volteó extrañado ante tal grito. - ¿¿A-alex?? -

- ¡¡NO LO HAGAS!! - Una vez llegó al lugar se dejó caer justo a sus pies mientras intentaba controlar su llanto.

- ¿¿Hacer qué?? - Cuestionaba sin entender.

- ¡¡No te mates por favor!! -

- ¿¡Matarme!? -

- ¡¡Yo aun te quiero, Lafayette te quiere, Mulligan te quiere!! ¡¡No nos dejes, por favor!! ¡¡La maldita vida aun tiene sentido aunque no parezca!! -

Laurens dejó su libreta a un lado y lo acercó a él para mirarlo de frente, no pudo evitar que el menor lo abrazara. - Alexander, no voy a hacer tal cosa... -

- ¡¡NO ME MIENTAS!! ¡¿Y para qué es esa soga?! - Apuntó el objeto con el ceño fruncido y sus ojos aun llenos de lagrimas.

- Yo... - Miró la soga y cayó en cuenta de lo que pasó por su mente. - Yo... no lo se.. -

- ¡No quiero perderte, John! ¡Eres mi mejor amigo! ¡Este es mi primer grupo de amigos y no soportaría la idea de perder a un integrante! -

- ¡Alexander, calmate! - Tomó su rostro entre sus manos. - ¡Mirame! ¡Estoy bien! -

- ¡No, no estas bien! ¡Vi los dibujos! -

- ¿¿Revisaste mi libreta?? - Lo miró serio.

- ¡¡Te está pasando algo y no quiero que eso te lleve a la muerte!! ¡¡Te necesito conmigo porque te amo!! ¡Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo! - Ocultaba su carita en su pecho.

- Alexander... - Acarició su cabello intentando calmarlo. - Se que estos días eh estado muy decaído.. pero son problemas fuera de nuestro control... no voy a matarme, solo eran... pensamientos.. horribles.... -

- Prometeme que no lo harás nunca -

El de rizos rodó los ojos. - ¿Tengo otra opción? - Cuestionó risueño.

- ¡Prometelo! -

- ¡Esta bien, esta bien! ¡Nunca me suicidaré! ¡Lo prometo! -

Sin pensar el pelinegro lo abrazó del cuello uniendo sus labios.

El mayor lo sostenía de la cadera intentando apartarlo un poco, finalmente el menor se separo por cuenta propia.

- A-alexander... -

- ¡Te amo John Laurens! - Tomó su rostro. - Quiero dedicarle un beso a cada peca de tu cara, talvez me tome años... -

John rió con un notorio sonrojo. - Alex, yo no... - Se quedó pensando un momento. - Nada... -

- ¿Podemos tener un secreto? -

- ¿"Tener un secreto"? -

- Poder besarnos en secreto... - Comenzó a limpiarse las lagrimas. - ¿Podemos? -

- Alex... -

- Si nadie va a saberlo ¿Qué te detiene? -

Laurens se detuvo a pensar con la cabeza baja, su expresión daba la sensación de que algo en su interior estaba en conflicto.

- ...Laurens? -

Finalmente levantó su mirar y le dedicó una sonrisa débil.

- Si puedes contar la cantidad de pecas exactas que tengo te dejaré darme la misma cantidad de besos -

Una sonrisa radiante y ojos llenos de luz fue lo que apareció en el rostro de Hamilton al escuchar eso.

- ¡Empezaré ya mismo! - Exclamó abrazandolo con emoción.

- Espera, espera - Correspondió el abrazo y luego se levantó. - Primero vamonos de aquí -

- Esta bien, solo dejame hacer algo -

Alexander tomó la soga y la lanzó al mar, con tal fuerza y altura que un pequeño puntito en el agua dio a entender que el objeto ya había aterrizado.

El menor volteó a ver a su ahora amante con una sonrisa de "yo no fui" - ¿Vamos a tu casa? -

- Aamh... esta bien -

Continuara...

"Él es imparable" - Lams (Hamilton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora