Laurens se levantó y comenzó a buscar su camisa y su pantalón.
- ¡O-oye! - Alex lo agarró del brazo. - No.. no hace falta que atiendas... -
- Alexander, no me voy a ir lejos, te hice una promesa.. - Se liberó de su agarre y planto un beso en esa misma mano. - Esperame aquí, solo iré a ver quien es.. -
- Mmh... - Protestó gruñendo. - Bueno.. -
- Ese es mi Lexi.. - Le revolvió el pelo cariñosamente y luego de vestirse camino a la puerta.
(...)
- ¡Lafayette, Hercules! ¡Buenos días! - Los saludó cuando abrió y los vio.
- Buen dia, John... amh, Alexander está contigo? No está en la casa y estoy preocupado - Declaró el francés.
- ¡Oh, no, no te preocupes! Vino a mi casa de madrugada, está aquí -
- ¡¡Oh, menos mal!! - Suspiró con absoluto alivio. - ¿Y está bien? Ayer lo noté raro y temía... bueno, temía que hiciera lo peor.. -
- Ah, bueno... no se si Alex quiera que lo cuente pero... tuvimos un incidente ayer y él quedo algo... susceptible -
- ¿Un incidente? - Cuestionó Mulligan.
- ¿Podrías llamarlo? Necesito verlo - Pidió sobandose las manos.
(...)
Aburrido en la habitación de su... ¿novio? Si, probablemente ese sea el título, se encontraba Alexander mirando los alrededores esperando a que John volviera para convencerlo de tener una sesión mañanera.
Cansado de quedarse en la cama comenzó a pasear por todo el lugar hasta que llegó al escritorio de Laurens.
Allí habían algunos bocetos deshechados, otros a medias, dibujos sueltos, pero lo que mas le llamó la atención:
El diario intimo de John Laurens ahí, sin protección alguna, esperando por ser abierto.
La tentación era muchísima, tal veeeez una ojeadita no haría daño a nadie.
De todos modos las intenciones de Hamilton no eran buscar chismes, quería abrirlo esperando encontrar un párrafo que hablara de si mismo.
Quería saber que era lo que Laurens realmente pensaba de él.
Cual niño a punto de hacer una travesura, estiró su mano hacia el libro para abrirlo como si se tratara de un diamante en un lugar restringido lleno de seguridad y trampas.
- ¡¡ALEXANDER!! -
Saltó del susto al escuchar como gritaron su nombre llamándolo, volteó rápidamente a la puerta del cuarto esperando encontrarse con un John enojado.
- ¡¡Y-YA VOY!! - Comenzó a vestirse.
(...)
- ¡Oh, hola chicos! ¡Buenos días! - Los saludó llegando a donde se encontraban sus amigos.
- ¡¡ALEXANDER, GRACIAS A DIOS!! - Exclamó Lafayette corriendo a abrazarlo. - ¡¡Estaba preocupado!! -
En medio del abrazo el pelinegro miró a sus otros dos amigos con confusión, no estaba acostumbrado a que los demás se preocuparan por él.
John le sonreía risueño mientras que Hercules los miraba fijamente.
Se separaron del abrazo y el francés lo tomó de los hombros. - ¡No vuelvas a asustarme así, jovencito! -
- No soy un jovencito - Frunció el ceño.
- Alexander - Lo llamó su pareja.
- Dime -
Miró a sus dos amigos. - ¿Crees que ellos deberían saber? -
- ¿Saber qué? - Consultó Mulligan.
- ...Sería bueno que ellos estuvieran al tanto -
- ¿Al tanto de qué? - Lo miró Lafayette.
- Tenemos que contarles algo - Declaró Laurens.
Continuara...
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"Él es imparable" - Lams (Hamilton)
Hayran Kurgu¿No te cansa cuando alguien insiste, e insiste, e insiste, e insiste con tal de lograr lo que quiere? Pues nos guste o no hay que aprender a vivir con esa gente, porque los mas comprometidos a una meta son siempre aquellos que logran llegar a la cim...