12. Nuestro amanecer

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Lafayette comenzó a despertar gracias a que alguien sacudía levemente su hombro, se estiró sin abrir los ojos. - Bonjour, Alexander... -

- ¿Qué cosa de Alexander? - Cuestionó el contrario.

Al abrir sus cansados ojos notó que no se trataba del cuerpo-de-adulto-mente-de-niño que adoptó en su hogar, sino de su mejor amigo Hercules.

- ¿Qué haces aquí, Herc? -

- ¿Recuerdas que me diste una copia de la llave? Pensé que confiabas mas en mi... -

- ¿Alexander esta despierto? -

- En realidad la casa estaba muy callada cuando llegué y ambos sabemos que cuando Alex está aquí eso es imposible, vi su habitación vacía así que supuse que estaba durmiendo contigo... lo dejas dormir contigo? -

- ¿¿Quoi?? - Se levantó de un salto y comenzó a vestirse. - ¿¿Tienes idea de donde podría estar?? -

- ¡Oye, calmate! Probablemente fue a casa de Laurens, es la persona de confianza que vive mas cerca -

- ¡Claro! - Termino de vestirse y lo tomó de la muñeca. - ¡Acompañame, tengo que confirmar eso! -

(...)

El pecoso se estiró temblequeando un poco al sentir los rayos del sol contra sus ojos, seguido de un gran bostezo sintió un peso ensima de él y al bajar la mirada vio lo mejor que podría ver nada mas empezar el dia.

Su amado Alexander, dormido con la cabeza y los puños en su pecho, finalmente se le veía descansando en completa calma.

El resto de su cuerpo se encontraba bien pegado al suyo, con las piernas rodeando toda su cadera, ni cuando estuvieron pecando en el sofá se sintieron así de cerca.

- Ay Lexi... - Susurró para sí, no lo quería despertar, con solo ver esas ojeras sabías que necesitaba un descanso.

Le dio un diminuto beso en la nariz y acaricio uno de sus pómulos con el dedo indice, era tan lindo cuando dormía.

O mejor dicho, era tan lindo cuando no andaba jodiendo.

Se llevó una mano detrás de la cabeza para acomodarse y con la otra comenzó a peinarle suavemente el cabello con los dedos.

Luego de un pacifico rato en esa escena tan calmada y bonita, finalmente el pelinegro comenzó a despertar.

Se estiró ligeramente alzando un poco las caderas, a lo que el mayor colocó sus manos en su cintura logrando que se estremeciera un poco.

- Buen dia, Alex -

- Hola John.. - Sonrió con los ojos entreabiertos.

- ¿Como dormiste, enano? - Consultó sosteniendo su mejilla con una mano y acariciándola con el pulgar.

- Un poco mejor.. gracias por dejarme dormir contigo... -

- Para eso estoy, no te preocupes - Plantó un beso cariñoso en su frente.

El menor recostó su carita contra el pecho del pecoso e hizo un bailecito con los hombros. - Calentito... - Murmuró para si.

Empezaron a mover las piernas levemente entre el sueño y el querer levantarse, se rozaban accidentalmente.

- Mnh... Alexander.. - Le llamó la atención notando que el contrario comenzó a moverse a propósito con la intención de estimularlos a ambos. - Quieto... -

- Mnhghm... Laurens~ - Canturreaba con una mirada traviesa.

- Alex, es muy temprano para eso... -

- ¿Y por qué me siento con ganas ahora? - Colocó el codo en el colchón para sostenerse la cara con la mano, con la otra hacía círculos en el pecho del de risos con el dedo indice.

- L-lexi... -

- Ayer me hiciste sentir fenomenal... ¿Podemos repetirlo? - Suplicó acercando su cara a la del mayor.

Puso los labios para besarlo pero antes de que John accediera se escucharon golpes en la puerta central.

Continuara...

"Él es imparable" - Lams (Hamilton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora