El sol salía en el horizonte, el viento soplaba con fuerza, lo único bueno de mi miserable vida era observar el amanecer y el atardecer, realmente me daba la vida. Lleve la taza de café caliente a mis labios y le di un pequeño trago quemándome la garganta pero calentandome el cuerpo instantáneamente. Era consciente que debía de arreglarme por que tenia que ir a casa de Vegetta, pero por un poco tarde que llegue tampoco pasaba nada.
Empecé a tener esta cercanía con Vegetta cuando la maldad se expandió por Karmaland, él me mandaba indirectas que nunca llegaba a entender y las pocas que entendía las ignoraba pues este era el novio de mi amigo y hermano oscuro, y no podía hacerle eso a mi amigo, pero fue entonces cuando pille a Willy intimando en la hermandad con Fargan cuando decidí que mis ganas de Vegetta debían al fin ser saciadas, pues a mi amigo mucho no le importaba su relación teniendo en cuenta que lo engañaba. Estar con vegetta era como el paraíso personificado.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por una cancioncilla, mire el teléfono que estaba en la hamaca de al lado y lo descolgue con suma pereza, como máximo habría dormido dos horas.
--¿Que? --pregunte de manera brusca, la risa de Fargan se escuchó tras la línea.
--¿Vaya mal humor a la hora de levantarse! ¡Amargado! --exclamó cómico Fargan.
--¿Fargan estoy algo cansado, que quieres? --pregunte.
--Odio que se te olviden las cosas, ¿¡Acaso no tienes calendario o un recordatorio en el teléfono!?
--No Fargan, no tengo nada de eso o simplemente no me da la gana utilizarlo --dije algo mas enfadado, odiaba que cuando me despierto me hablen sin darme una hora o dos para ser una persona y no un zombie --. ¿Qué se supone que me e olvidado?
--¡Tenemos reunión en la hermandad! --exclamó, gruñi, siempre me olvidaba de que teníamos reuniones y Fargan terminaba llamandome para que fuera de inmediato.
--¡Mierda Fargan se me había olvidado! --exclame --. Llego en unos minutos.
--¡Vale! ¡Trae algo para desayunar que estamos de resacón Willy y yo! --dijo seguido de colgar.
Rodé los ojos marcando el numero de telefono de un habitante de Karmaland, más específicamente el loco de la isla.
--¡Oh, Doblas! ¿Ya vienes? He preparado tortitas para despues del desayuno --dijo, sonreí por sus palabras con doble sentido.
--No puedo ir al final --dije algo desanimado.
--¿¡Como!? --pregunto sorprendido --. ¿Por qué?
--Tengo que hacer cosas, si termino pronto voy y...
--Da igual, luego no puedo por que Willy me lleva a comer y a ver una película, así que luego ni te molestes en venir.
--¿Estas molesto? --pregunte bajando a la cocina.
--No, te dejo que se me queman las tortitas --y con eso colgo. Suspire rendido cogiendo unas magdalenas de chocolate y agua para los dos llenos de resaca y hambrientos por el sexo y me encamine al sótano donde tenía el túnel con el que iba a la hermandad.
Una vez llegue los encontre, Willy estaba tumbado en el sofá y Fargan buscaba en nuestra librería algo que yo no sabía, la diferencia entre estos dos es que Willy estaba hecho un espanto y Fargan parecía sacado de la peluquería. Era graciosa la situación.
--Buenos días --salude, Fargan se giró con una sonrisa, le tire la magdalena y este la agarro al aire, luego me gire a Willy el cual estaba algo dormido, le tire la magdalena a la cara, willy se despertó sobresaltado pero un poco molesto.
--¿Pero qué coj...?
--¡De nada querido! ¡Se dice de nada! --dije con una sonrisa guiñandole el ojo --. Tambien e traido agua, la dejare en la pequeña neverita --anuncie encaminandome a la pequeña nevera que teníamos en una esquina de nuestra guarida.
Después de hablar un rato comenzamos con la reunión de la hermandad.
--Mangel se paso de listo ayer por la tarde, ¿Visteis lo me hizo? --pregunto Willy --. ¡Me reventó la casa! --exclamó realmente enfadado.
--¿¡La mansion!? --pregunte mosqueado.
--¡No! Mi casa, la mansión obviamente es de vegetta --dijo con obviedad.
--Ah --dije desinteresado, Fargan soltó una risita que no fue comentada.
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Sσℓσ ∂єѕєσ ¢αяиαℓ. яυвєgєттα.
FanficTodo iba bien, asta que la cague, asta que me enamoré. Sin siquiera darme cuenta Vegetta me tenia enganchado en sus redes, digamos que era demasiado bueno en lo que hacia y hacia conmigo lo que quería. -¡Dejalo! ¡En el fondo me quieres a mi! ¡No a...