Habían pasado dos semanas...
—¡Hermanos, que me caso! —exclamo Willy entrenado con una inmensa sonrisa, la sonrisa que nos habían quitado, se la habían regalado a él —. ¡La despedida espero que sea una de las mejores eh!
Vegetta había aceptado casarse con él y a mi me había desechado, no me miraba, tampoco me hablaba, ni mucho menos me escribía, me había echado de su vida...
—Me alegro tanto Willy —force mi mejor sonrisa, este sonrió creyendola toda, algo que me caracteriza es que siempre fui un muy buen mentiroso.
Por alguna extraña razón me costaba asta respirar, mi voz no paraba de gritar, estaba enloquecida me estaba enloqueciendo, me dolía el pecho, y lo extrañaba tanto que asta llegaban a asustaba.
—¿Cuando os casaréis? —pregunto Alex.
—En unos dos meses o por ahí.
Dos meses y el estaría atado a otra persona, era de locos lo rápido que querían ir, era de locos el dolor que me hacían sus palabras...
—¿¡Tan rápido!? —exclamo Fargan.
—Queremos acerlo rápido, las cosas de la boda siempre es un royo.
En estas dos semanas mis noches fueron acompañadas de Mónica, aunque le dijera que estaba bien y que se marchara, está nunca se marchaba de mi lado, según me dijo por encima ella sufría de mal de amores y ya que yo no quería contarle nada y ella tampoco quería contar nada de lo sucedido, nos echaramos compañía mutuamente asta que podamos contarlo al otro.
—¡Ya llegué! —exclamo con una sonrisa trayéndome un baso a rebosar de alcohol, lo tome con una sonrisa.
—Gracias Mónica.
¡Tiralo al suelo! ¡Tenemos que desahogarnos! ¡Vamos a por...!
—¡Rubias¹! —exclamo Alex a mis espaldas con tono enfadado.
—Ahora vengo —dijo marchándose casi corriendo Mónica, será perra, me hace abrir para luego dejarme el marrón aquí.
Hoy no podíamos abrir según el trato que hicimos con los chicos del Casino.
—¡Por qué...!
—Por que me dio la gana Alex, superalo.
Dije dejando la bebida en la mesa de café y poniéndome cómodo en el sofá, este lleno de enfado me señaló con el dedo.
—¡Ese no era el trato! —exclamo.
Con tranquilidad me levanté y me acerque a el peligrosamente.
—¿Puedes hacer la vista gorda por hoy?
—Yo... Eh...
Relamente no le dejé terminar y ataque sus labios con hambre.
¿Por qué? Por qué cierto chico de ojos morados había entrado en el establecimiento, quería demostrarle que él no me gustaban, ¿Y que mejor manera que tirándome al chico que tengo ganas?
Mangel se enfadara.
Me importa una mierda.
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Sσℓσ ∂єѕєσ ¢αяиαℓ. яυвєgєттα.
FanficTodo iba bien, asta que la cague, asta que me enamoré. Sin siquiera darme cuenta Vegetta me tenia enganchado en sus redes, digamos que era demasiado bueno en lo que hacia y hacia conmigo lo que quería. -¡Dejalo! ¡En el fondo me quieres a mi! ¡No a...