10 días habían pasado ya desde que me había ido, los días pasaban lento, muy lento, la falta que me hacía Sira y Horus me carcomía por dentro, realmente dolía.
Llevaba conmigo todos los días el pesado colmillo de Horus, colgado en mi cuello, sostenido por un collar negro, tenerlo siempre conmigo me hacía sentir algo protegida y sobretodo sentía que aún nos teníamos cerca, el uno para el otro, como siempre había sido.
Todos esos pensamientos venían a mi cabeza mientras trabajaba, era bastante catártico, casi como si pudiera autoayudarme sólo con mis pensamientos.
-Med, en el depósito hay nueva mercadería, puedes acomodarlos?- Dina me dijo desde el otro lado de la caja.
-Por supuesto.- Antes de ir pregunté algo más.- ¿Son libros verdad?-
-Sí, colócalos por orden alfabético y categoría.- Contestó mientras entregaba un vuelto a un cliente.
-Perfecto.-
El frío depósito chilló con el ruido de la puerta abrirse, no me tomó mucho tiempo encontrar las pesadas cajas que tanto me costaban levantar. Para mi suerte, Dan se encontraba ahí.
-Oh, espera, te ayudo.- Rápidamente tomó la caja de mis brazos y la levantó como si fuera una pluma. -¿Arriba verdad?- Asentí con la cabeza y le abrí la puerta, siguiéndolo detrás.
-Muchas gracias Dan.- Le dije llegando al piso de arriba.
-Por nada.- Me dijo mientras corría la escalera hacia mi lugar.- Sube y te voy pasando los libros.- Contestó.
-¿Estás seguro? No hay problema, puedo hacerlo sola.- Pregunté mientras subía los escalones.
-Así haremos más rápido.- Respondió mientras extendía su brazo hacia mí, entregando el libro.
-Bueno.- Tomé el libro y cuando quise colocarlo entre otros dos, algo me lo impidió.
Subí dos escalones mas, estando en lo más alto de la escalera, cuando me encontré con el problema, y este era que había un libro allí que impedía que colocara éste.
Lo tomé de una punta pero estaba atorado, tiraba y tiraba pero no salía.
-¿Pasa algo?- Preguntó Dan desde abajo.
-No.. Es sólo que, hay un libro atorado.- Contesté rápidamente. -Ya casi.-
Tiré del libro con mis dos manos pero el maldito se resignaba a salir de allí. Al tirar un poco más salió de la nada, como si nunca hubiera estado atorado, mientras que todo mi peso se iba hacia atrás, logré soltar el libro para agarrarme de la escalera justo a tiempo.
-Cuidado.- Le dije mientras veía el libro caer. Dan sólo se hizo a un costado.
Bajé las escaleras rápidamente e intenté pedirle disculpas.
-No te preocupes Medley, éstas cosas pasan.- Contestó.
El libro estaba allí tirado, pero se abrió justo por la mitad, dejando leer unas líneas, me agaché para observar con mas atención, y pude reconocerla inmediatamente, la biblia.
''Así que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, al que llaman Diablo y Satanás, que está engañando a toda la tierra habitada. Él fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.'' Apocalípsis 12:9
Lo tomé en mis manos, mientras observaba a Dan, quien ahora tenía una expresión sombría.
-Vaya idioteces dice la biblia.- Continuó. -¿No?-
Tragué en seco.
-Sí.- Contesté seca.
-Dame eso.- Me lo sacó de las manos.- No debería estar allí.- Y así sin más se fue y la tiró a la basura.
-Allí tampoco.- Contesté sin querer, era como si las palabras salieran solas de mi boca.
-¿Perdón?- Preguntó incrédulo.
-Nada.-
-Sigue tu sola, haré otras cosas.- Contestó mientras bajaba los escalones.
Dan tenía algo que me atemorizaba, más allá de que él y su hermana se hayan vuelto casi mi familia, aún así había algo que no terminaba de gustarme, quizás sólo esté paranoica.
Al contrario de Aisha, ella me inspiraba total confianza, era una persona muy carismática y emanaba bondad.
Así se había ido la jornada de trabajo, casi a 20 minutos de terminar mi horario laboral, comencé a sentir que el colmillo colgado en mi cuello estaba caliente.
¿Qué rayos?
Una voz me sacó de mis pensamientos.
-Hey Med.- Aisha me habló mientras colocaba más tortas en la heladera.
-Dime.- Respondí ayudándola con eso.
-Iremos al bosque en plan picnic al salir del trabajo, no te estoy preguntando, sólo te estoy avisando.-
-Gracias por al menos avisarme.- Reí mientras cerraba la puerta de la heladera.
Salimos los tres caminando y hablando de absolutamente todo. Sólo que ésta vez note a Dan un poco más callado de lo que normalmente era.
-¿No tenemos que ir al departamento a buscar algunas cosas?- Pregunté.
-Manta ya tengo y agarré algo de comida del bar, no te preocupes.- Respondió tranquilizadora.
-Perfecto.-
Hacía mucho tiempo que no visitaba el bosque que tanto amaba, y sólo el hecho de tenerlo bajo mis pies en este momento me tranquilizó, era como si me encontrara en mi hogar, me sentía en casa.
-Hace más frío del que pensé.- Comentó Aisha.
El único sonido que se hacía presente era el de nuestras pisadas, y luego de caminar durante unos varios minutos estábamos lejos de la ciudad y la civilización, dónde el silencio era el protagonista, excepto de algunos ruidos que hacen los pájaros.
-Aquí está bien.- Mencionó Dan mientras estiraba la manta sobre el pasto.
-Cuánta paz hay en este lugar.- Aisha miró el cielo, algo inundado por las copas de los árboles. -¿No Medley?- Me miró.
-Sí.- Respondí algo fría.-Solía venir mucho.-
-¿Sola?- Preguntó Dan, por lo cuál lo noté muy interesado.
No quise hablarle de Sira o de Horus, mientras menos sepan, mejor iba a ser.
-Sí, sola..-
-Qué peligro.- Respondió Aisha mientras llevaba un cupcake a su boca.-¿No te daba miedo? Yo estoy segura que si estuviera aquí sola moriría del miedo.
-La verdad no.- No pude contestar más y decirle que tenía un amigo lobo que sabía que me protegería siempre, y ni hablar del novio que tenía en ese entonces.
-Suena...-Dan hizo una pausa.- Algo irreal.-
-¿Qué quieres decir?- Pregunté
-No lo sé, es difícil pensar que alguien vendría sola al bosque.-
-Quizás tu visión esté muy recortada.- Lo increpé.
De repente el colmillo en mi pecho comenzó a calentarse aún más. No pude evitar quejarme del dolor. Quemaba y ardía a la vez.
-¿Pasa algo Medley?- Preguntó Aisha.
-Nono, sólo me pinche con una rama.- Sonreí un poco falsa.
-Sh.- Escuché que dijo Dan mientras se puso en alerta.
-¿Qué pasa?- Contestó Aisha de la misma manera.
-Escucho pasos.- Dijo susurrando mientras aún tenía su dedo en la boca en señal de silencio.
Mi corazón se aceleró un poco e intenté divisar de dónde provenían los pasos, pero no logré encontrar nada.
No hizo falta ya que él nos encontró primero, lo noté por el gruñido a nuestras espaldas.
-Esta.. está atrás nuestro.- Contestó Aisha con su voz temblorosa.
-Quédense quietas.- Dan habló.
Yo le hice caso omiso y me di vuelta, encontrándome con el enorme lobo a mis espaldas, pero no era cualquiera, era Horus. Mi corazón dio un vuelco de felicidad, y la alegría era casi incontrolable.
Pero no quería que me vieran con él, no quería ponerlo en peligro y sentía que de algún modo lo estaba si lo veían conmigo.
-Medley, hazte a un lado.- Dijo Dan mientras se daba vuelta lentamente.
La actitud de Horus se endureció nuevamente y su nariz se arrugo, enseñando sus colmillos enormes y afilados.
-Espera.- Le dije a Dan mientras veía que había agarrado una enorme rama. -¿Qué haces?- Le pregunté, pero no contestó. -No, no.- Respondí poniéndome adelante del lobo.
-¿Que demonios estás haciendo?- Contestó Dan.
-No lo lastimes.- Respondí con una voz sombría.- Vete.- Continué.- Váyanse.-
-¿Estas loca acaso Medley? Te lastimará.- Contestó Aisha.
-No va a hacerlo.- Exhalé con todas mis fuerzas.-Yo lo conozco. Es Horus.-
-¿Cómo que lo conoces?- Respondió Dan.
-Él no me hará daño.- Respondí mientras me acerqué al lobo y lo miré a los ojos, que estaban iluminados por el poco sol que aún quedaba. -Hola pequeño.- Contesté mientras apoyaba una mano en su cara. -¿Cómo has estado? Te extrañé mucho.- Apoyó su pata en mi pierna.
-¿Qué carajos?- Aisha respondió.
-Lo sé, sé lo que están pensando.- Contesté mientras los miraba.
-Que eres una maldita demente.- Aisha permanecía quieta.
-Sólo, nos entendemos.- Miré a Horus otra vez. -¿Él está bien?- Le pregunté pero sólo empezó a llorar.- ¿Qué pasa?- Le tomé la barbilla.
-Medley, debemos irnos, está oscureciendo.- Dan comenzó a pararse y acercarse a mí, pero Horus se paró inmediatamente y se puso delante de mí, protegiéndome mientras gruñía, lo que hizo dar un paso atrás a Dan.
-Horus, tranquilo, no.- Le dije.
Pero él sólo me dedicó una mirada descontenta, casi como decepcionado y sin más, corrió por detrás de los árboles.
-¡Horus! No te vayas.- Le grité corriéndolo inútilmente.
Pero sin embargo allí iba mi amigo veloz, enojado o decepcionado conmigo, dejándome un sentimiento de amargura aún peor que la que antes había en mi corazón ya destrozado. Sólo pude apretar con mi mano el colmillo de mi collar, que me hacía sentirlo tan cerca.
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𝕯 𝖊 𝖒 𝖔 𝖓' 𝖘
Fantasy-Recuérdame-fue el susurro fugaz que escuchó antes de sumirse en una neblina de acontecimientos pasados. Algo nunca antes visto en la historia de la humanidad y no tan humanidad. ¿Acaso el amor podía desafiar todo? ¿Acaso el amor trasciende vidas y...