Películas y palomitas.

153 21 6
                                    


Mi panza dolía y aparentemente la de Lucy también, ya que nos encontrábamos estiradas en el sillón con la panza hinchadísima. 

—Sí que tenías hambre eh.— Comenté sonriendo mientras observaba la caja de pizza abierta sobre la mesa.

—Hacía mucho no comía, pero aún así no tenía hambre.— Respondió aún algo tímida.

—¿No?— Frunció el ceño. 

—No, simplemente comí porque estaba muy rica.— Sonrió de repente.

—Bueno, en eso tienes razón, me pasa a menudo.— 

—Pero no creo que te pase así, siento que no tengo necesidad alguna.— Se acomodó.

—Sí, entiendo lo que te pasa casi como pudiera vivirlo en carne propia, sé lo que estás sintiendo.— Respondió Medley tomando una postura más seria.

—¿Cómo lo sabes?— Preguntó la inocente niña curiosa.

—No lo sé,  simplemente lo siento.— Hizo una pausa y la miró a los ojos.—Pero te prometo que estarás bien.— La tomó de la mano y le sonrió.— Confía en mí.— 

—Gracias.— Contestó la niña y se acercó a ella para abrazarla. Medley no supo como reaccionar ante tal afecto pero quiso devolvérselo por lo que le correspondió el abrazo.—Me haces acordar a mi mami.— Pronunció la niña y aquello hizo estremecer a Medley. 

—Ella se acuerda mucho de tí también.— Acarició su pequeño hombro. 

—Ten.— Medley se dirigió hasta su habitación y sacó de su bolso un osito pequeño que conservaba desde su anterior vida, era de color beige, un ojo le colgaba y estaba bastante deplorable, pero el significado afectivo que tenía era más importante que todo aquello.

—Que lindo.— La niña sonrió y lo tomó en sus brazos para ahuecarlo entre ellos. —Gracias...— Esperó a que le dijera mi nombre.

—Olvidé mencionarte cómo me llamaba.— Sonreí.—Soy Medley.—Extendí mi mano y ella la tomó con la suya, que seguía igual de helada, como si la calefacción y el abrigo no pudieran controlar ese frío incesable. 

—Que lindo nombre, me hubiera gustado llamarme así.— Hizo una pausa y continuó mirándola a los ojos.—¿Por qué todos me ignoran?— Preguntó y Medley sintió la presión de esa pregunta en sus espaldas. 

—¿No sabes lo que te pasó?— Contestó con otra pregunta, pero la niña sólo negó con su cabeza.

—Sólo recuerdo a mis padres..— Hizo una pausa mientras que dirigía su vista hacia el suelo.— A mis padres ensangrentados, y luego me veía a mi, pero, desde lejos, no lo sé.— Sus ojos comenzaron a aguarse.

—Está bien, no te preocupes, no hace falta que lo recuerdes. ¿Sí?— Medley le dijo con absoluto cariño.

—Ajá.— Pronunció ella y luego de un breve silencio dijo.—¿Podemos ver una película?— Preguntó.

—Mhm.. ¿Qué quieres ver?— Preguntó Medley mientras pensaba en ir a pedirle la notebook a Aisha.

—No lo sé.—Continuó.—La sirenita es bonita.— Sonrió.

—Entonces veremos la de la sirenita, espérame aquí, no tardo.— 

Medley se encontraba frente la puerta de sus compañeros de trabajo, luego de tocar dos veces la puerta alguien contestó desde el otro lado.

'Ya va'

Y acto seguido se abrió frente sus narices, apareciendo Dan con el torso desnudo y lleno de agua y la toalla enroscada en su cadera, hasta sus rodillas. Al verla, notó que su cara se tensaba.

—¿Qué pasa?— Contestó algo serio.

—Quería saber si podían prestarme la notebook, es para ver una película.— Sonrió para aminorar la incomodidad de la situación mientras desviaba la vista para no toparse con sus músculos de los abdominales algo mojados. 

—Claro.— Pronunció seco y cortante mientras que le cerraba la puerta en la cara logrando que Medley se sobresalte. —Pasa.— Dijo cuando abrió la misma nuevamente, sólo que ésta vez tenía una remera que se le pegaba al cuero mojado. 

Y así lo hizo.

—¿Está Aisha?— Se atrevió a preguntar mientras se quedaba parada a unos metros de la puerta.

—No.— Gritó desde la otra habitación.—Está con su novia.— Continuó mientras le entregaba la computadora en sus manos.

—Muchas gracias, mañana la devolveré.— Se encaminó hacia la puerta.

—¿Desde cuándo te gustan mirar películas?— Preguntó Dan.

Esa pregunta descontroló un poco los sentidos de Medley, de repente se replanteó por qué se entrometía tanto.

—¿Qué te digo?— Rió a carcajadas, obviando el nerviosismo que llevaba consigo mientras se encogía de hombros. 

—Bien, los gustos cambian supongo.— dijo mientras se apoyaba en la puerta y la miraba un poco sombrío al juicio de Medley. 

—Supongo..—Tomó el picaporte.— Adiós.— 



. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 



Ya no soportaba la ausencia de Medley, la preocupación entró en su cabeza para ya no salir de allí y se castigó mil veces con sus pensamientos.

Ni siquiera sabía por dónde buscar, siempre habían tenido una conexión increíble que les permitía saber y sentir dónde estaría su otra mitad, pero ahora era diferente, ya no sentía ese lazo, esa conexión, y temió lo peor.

¿Y si ya no sentía aquello porque algo le había pasado?

Él sabía que probablemente había muchos observándola para quitarla de éste mundo, pero se negaba a que algo le hubiera pasado.

De repente, como si hubiera chocado contra una puerta, o lo hubieran chocado, cayó en la mismisima realidad y recordó a Horus.

Su actitud anormal, él pensó que quería que estuviera afuera con el pero quizás le estaba avisando algo.

Sira se sentía la persona más estúpida del planeta.

De repente entendió todo, Horus estaba avisándole algo. 

Sin pensarlo salió descalzo hacía afuera, con el frío calándole los huesos mientras gritaba con todas sus fuerzas al llamado de su amigo Horus. 

Nada.

Siguió intentando, él nunca les fallaba, siempre respondía al llamado fiel como nadie. 

Y como era de esperar, a lo lejos se vislumbraron sus ojos por entre medio de algunos arbustos.

—Ahí estás amigo.— Le dijo Sira mientras que Horus caminaba hacia su dirección. —Perdóname.— Le acarició entre medio de las orejas. —Ahora entiendo que querías decirme algo, llévame allí.— Le contestó mirándolo a los ojos.

Y sólo eso bastó, Horus era muy entendido, y acataba mucho las palabras humanas, casi a la perfección.













Hola lectores! Quería decirles algo, principalmente, que se cuiden y que no salgan de sus casas en esta cuarentena, son épocas difíciles y espero que con mis escritos puedan pasarlo un poco mejor y sea mas ameno toda esa situación. 
En fin, saben que pueden escribirme de lo que sea, los quiero y acepto críticas, saludos.

𝕯 𝖊 𝖒 𝖔 𝖓' 𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora