Secreto Revelado.

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El frío viento le caló en los poros de su piel, al compás de su apertura de ojos, vislumbrando una cortina en movimiento, propulsada por el viento que entraba sin cesar por la ventana.

Lo había olvidado, pero cerrar la ventana no parecía muy importante en estos momentos para Sira. 

Su Medley ya no estaba allí, si no que en su lugar, una carta de despedida que ya había leído más de 50 veces. 

¿Dónde estarás Medley?

Se preguntaba todos los días. 

La había buscado por cielo y tierra, pero algo no le permitía encontrarla en sus pensamientos, como si aquellos estuvieran bloqueados, como si algo no permitiera que se comunique con lo profundo de su ser.

¿Pero qué podía hacer? 

El encontrarla era algo que ya estaba fuera de sus manos, sabía que Medley algún día volvería, pero aún así no podía dejar de sentir ese sabor amargo, esa sensación de que no se encontraba a salvo. 

El Sira actual, no era muy parecido al Sira rejuvenecido, sano y contento que era cuando estaba allí con su Medley, si no que todo lo contrario, estaba un poco más delgado, la barba la tenía algo crecida, símbolo de su dejadez como persona, pero realmente no sentía ganas de hacer nada, el apetito había brillado por su ausencia y sólo era como un ente sobreviviendo, esperando que el tiempo corra para por fin encontrarse con su amada. 

Sira deseó que Medley hubiera dejado también algún lugar donde podría encontrarla, pero se sintió estúpido al recordar todo lo que le había dicho. 
Él fue muy explícito, le dio la espalda, ni siquiera se tomó el trabajo de escucharla, sólo rechazó su propuesta como un buen egoísta, y aquello era algo que lo perturbaba todas las noches, impidiendo también su sueño. 

Cada tanto recibía las felices visitas de Horus, quien con su llegada, le brindaba algo de familiaridad, era como tener un pedazo de Medley consigo, y a su juicio, Sira sentía que Horus también se identificaría con aquél pensamiento. 

Esa tarde también había tocado su puerta, o más bien, rajado la puerta con sus filosas garras, pero esta vez se encontraba más eufórico que nunca. 

—¿Qué pasa?— Contestó Sira al mismo tiempo que tomaba el picaporte para abrir la puerta, pero el lobo no entró. 

Sólo dio muchos giros en el lugar, como indicándole algo, pero aún no entendía de qué se trataba.

—No voy a salir ahora Horus, lo lamento.— Comenzó a cerrar la puerta pero Horus comenzó a llorar mientras saltaba en sus dos patas. —No entiendo amigo.— Continuó Sira con una mirada algo triste al no poder comprender a Horus, sabiendo que Medley lo hubiera hecho a la perfección. 

Sin embargo, aquél lobo no desistió y le mordió la manga de su buzo, mientras que lo arrastraba hacia afuera. 

—Amigo ¿Qué es lo que quieres? Te prometo que mañana estaré aquí contigo.— Se soltó mientras que Horus lo miraba descontento. 

Y mostrando todo su enfado, se fue luego de brindarle una mirada irritada. 


.                   .                          .                  .                  .                  .                      .                  .                  .             .



 
—Bueno, creo que tienes mucho que contarnos.— Aisha pronunció desde la sala de estar del departamento de Medley, luego de su encuentro con Horus en el bosque, tanto Aisha como Dan no la dejaron ir por nada del mundo hasta no recibir explicaciones. 

¿Pero cómo les explicaba sin que creyeran que era una loca psicótica? 

—Bueno, podrías autodefinirte como la encantadora de lobos, si no realmente no se explica lo que acaba de pasar.— Dan sonó algo irónico. 

Por un momento consideró decirles toda la verdad, porque al fin y al cabo ganaba más de lo que perdía. 

—La realidad es que..— Hizo una pausa seguida de un suspiro, anticipando que lo que seguía a continuación era realmente difícil para ella decirlo. —Vine aquí para encontrarme a mí misma, para descubrir quien soy realmente.— Continuó. — Sé que siempre me habían preguntado por mi pasado así que se los contaré lo más resumido que pueda. No soy humana.— 

Okey, quizás no debería haber sido tan resumido, lo notó al ver la expresión de Aisha, que ahogó un suspiro que aún no había descifrado muy bien, pero sus ojos se abrieron como pelotas de tenis. Muy por el contrario de Dan, quien permanecía con su expresión tranquila y despreocupada por todo. 

—¿Qué? Espera.— Se rió un poco incrédula. —Ya Medley, fue buena como broma.— Pero confirmó por la cara de Medley que no era una broma y reconsideró sus dichos. —¿Puedes probarlo?— Preguntó. 

Medley tragó saliva y se armó de valor para volver a utilizar sus ¿dones? ¿dotes? aún no sabía como llamarlo. Pero aquello era algo que estaba evitando totalmente ya que no la enorgullecía para nada y a decir verdad, desearía no tenerlos. 

Buscó por todos los rincones buscando lo que quería, hasta que allí estaba, su víctima de ocho patas en una esquina de la habitación. 

Tomándola entre sus manos, la araña parecía casi hipnotizada por ella, por lo cual, yacía en la palma de su mano, muy tranquila. 

—Oh por dios que asco.— Exclamó Aisha. —¿Qué harás con ella?— Preguntó mientras se alejaba un poco de Medley. 

—Le quitaré la vida.— Contestó, provocando que Aisha rompiera en carcajadas. 

—Pero Med, yo también puedo hacer eso, mira, dame un zapato.— Contestó en busca de alguno.

—No.— La seriedad en la voz de Medley hizo que callara de pronto. 

Para sus adentros pronunció un 'lo siento' dirigido hacia la pequeña alma de la araña. 

Luego, la araña comenzó a retorcerse en su palma abierta, de a poco, suave, con ligereza comenzó a cerrar sus patas, mientras que poco a poco, quedó cerrada completamente. 

Cuando supo que había quedado sólo el recipiente de la araña, sopló en su mano después de ahuecarla un poco, desprendiendo un polvo oscuro, casi parecido a la ceniza, y para cuando la extendió, ya no estaba allí el pequeño cuerpo de su víctima. 

Aisha permaneció inmóvil, con sus ojos clavados aún en la palma de la mano de Medley.

—¿Con eso fue suficiente?— Preguntó un poco seria, mientras que observaba a Dan, el cual aún tenía esa rigidez en sus facciones, como si nada le afectara. 

—Clar..Claro que sí.— Carraspeó un poco.—¿Qué pasó con ella?— Preguntó refiriéndose a la araña.

—Murió.— Habló finalmente Dan, quien nos tomó por sorpresa a ambas. —Y puede hacer eso con cualquiera de nosotros.— El tono la inquietó un poco, no sabía descifrarlo del todo.

—No, en realidad no, si aumenta en tamaño, es aún más complejo, la araña ha resultado fácil porque es diminuta, pero si es alguien de mi mismo tamaño o mayor, es más complicado que eso.—Continuó. —Pero pareces saber demasiado de el asunto.—

—Oye..— Aisha habló con su suave voz mientras que interrumpía lo que Dan iba a decir. —¿Qué más puedes hacer?—

—¿Lo de la araña no fue suficiente?— Contestó Medley sin querer parecer dura, pero Aisha sólo asintió con la cabeza.—Entonces no querrás ver más.— 




𝕯 𝖊 𝖒 𝖔 𝖓' 𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora