Tammy que desde muy corta edad sufrió maltratos por parte de su madre, cursa por fin el último año de secundaria. Al igual qué KuanLin, que dejó todo atrás en su querido país para iniciar todo desde cero en Corea.
Son tan iguales y al mismo tiempo t...
Ella estaba en Narnia, todo era muy bonito. Estaban las chicas de CLC bailando y cantando sobre una, ¿palmera? Todo estaba siendo jodidamente perfecto y silencioso.
Puedo reconocer al profesor de historia que salió del mar, ese día le tocaría su primera clase con él. Clase, eso era. Su clase.
Se despertó del golpe algo asustada, miro a su mejor amigo que dormía aún.
—¡Carajo Baek, las clases! —exclamó, pero su amigo no se movió. Lo empujo haciendo que este cayera de la cama.
—¡¿Qué te pasa?! —se levanto del suelo exaltado, su cabello estaba desordenado.
—¿Qué me pasa? —cuestiono, su ceño estaba fruncido—. ¡Te dije que me levantaras temprano!
—¡Es temprano! —se defendió él otro.
—¿Temprano? —repitió levantándose de la cama para ir hacia su celular, lo encendió y juro su corazón detenerse—. ¡Son la seis y cinco!
—¡Mierda! —exclamó y ambos empezaron a buscar sus uniformes. Miró nuevamente a su mejor amiga pero desvío la vista cuando vio que ella empezaba a quitarse le polo que usaba para pijama.
—¿Has visto mi lazo? —cuestionó cuando ya había terminado de vestirse.
—Aquí esta —le mostró el lazo de color azul a cuadros que tenía en su mano.
—Gracias —tomó el lazo y empezó a acomodarlo en su blusa.
Empezaron a vestirse rápido dejando el cuarto hecho un desastre, todo lo que habían ordenado el día de ayer no había servido de nada.
—¿Puedo ir al baño primero? —cuestionó la pelinegra.
—Obvio, esta también es tu casa.
Min ____________
Me fui a lavarme al baño. Lavé mi cara, hice mis necesidades. Y acomode lo mejor que pude mi cabello. Y salí del baño para volver a la habitación para avisarle a Baek que el baño ya estaba libre.
Examine la habitación, no había nada fuera de lo normal, solo desorden y algunos libros de medicina.
Tome mi celular que estaba en mi mochila, mi mochila estaba encima del escritorio al igual que la mochila de Baek.
—Ya estoy —escuche a Baek entrar a la habitación.
Fruncí el ceño, gire sobre mis talones—. ¿Tan rápido?
Él rio un poco caminando hacia su mesa de noche, tomó el perfume que estaba sobre ella y lo rocío por todas partes, me cubrí la nariz por el olor tan fuerte—. Obviamente cariño. ¿Has hablado con la loca de tu madre? —chasquee la lengua en protesta—. ¿Que? —se quejó—. Si es la verdad —murmuró pero alcance a escuchar.
—No importa, veré que hacer —prendí mi celular encontrando algunos mensajes de Baek que decidí ignorar y solo entre al chat de mi madre.
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