6.1 La primera vez

577 48 1
                                    

Mediados de 1907

Sara

La primera vez que vio el palacio del invierno fue algo que le quitó el aliento.

Aunque había estado en otros palacios antes y su propio hogar en Italia no tenía mucho que envidiar de los mismos, nada se podía comparar con el fastuoso hogar del zarato ruso. La maravillosa edificación del estilo barroco isabelino destacaba su forma rectangular contra el cielo azulado ante sus colores verde y blanco. Con más de mil quinientas habitaciones y ciento diecisiete escaleras era una obra maestra de la arquitectura y belleza rococó.

Para Sara era casi como entrar en cuento de hadas, donde la princesa está por conocer a su príncipe azul en el baile real. Era un sueño compresible para una joven y hermosa omega recién entrada a la edad de casarse.

Aunque fuera la única hija y omega de la casa Crispino, ante su belleza, rango y condición había sido seleccionada por el mimo rey de Victor Manuel III de Italia para ser parte del harem de emperador Ruso Alexandre Ivanovich como una muestra de buena fe y paz entre ambos reinados, así como para ganarse el apoyo del reino de las heladas tierras de la Europa oriental durante su expansión por territorio turco. Un acto muy común entre los cortesanos y miembros de la corte desde la edad media. Además, era un honor para los Crispino sin importar que no todos los miembros de la familia estuvieran de acuerdo con tal transacción.

Y aunque su vida, seguridad y prestigió acababan de quedar resueltos por el resto de su vida, para Sara ser una de las tantas mujeres de un harem imperial no era tan fabuloso y cercano a la fantasía del príncipe azul.

No resultó fácil adaptarse a las obvias diferencias culturales, así como las costumbres y actividades del palacio (clases sobre idioma, el arte, danza y modales), sino que también había reglas y obligaciones que debía cumplir como cualquier miembro parte del harem.

El adaptarse a no hablar fuera de tiempo o si no era requerido fue lo más sencillo, era algo normal para Sara incluso en Italia durante reuniones importantes; solo en casa y frente a familiares era permitido alzar la voz; en el palacio del invierno eso solo podía suceder en los aposentos y otros los miembros del harem, quienes técnicamente debía ahora considerar su nueva familia.

Y precisamente no resaltaba ser el mejor sustituto de su familia biológica para la omega de cabellera oscura, ya que muchas de ellas resultaban ser muy competitivas o recelosas de la atención por parte del Zar. Las omegas del harem imperial tenían la obligación principal y deber de atender al emperador cuando a todo lo que éste necesitara, fuera en compañía, liberando feromonas o la intimidad de sus aposentos. Debido a que el Zar no contaba con una corregente, era responsabilidad de ellas atender sus celos y traer nuevos herederos cuando éste lo deseaba a pesar de que las omegas no estuvieran receptivas a ello.

En cambio, él no tenía obligación de otorgarles la misma atención durante sus celos. Aunque fuera su época más receptiva sexualmente al año y con el aroma más atractivo, el harem contaba con muchos miembros para que todas fueran tomadas en cuenta. Claramente aquellas con el aspecto más exótico o el carisma más atrayente como el de Sara, fácilmente atraían la atención del único alfa que podía tocarlas.

Eso provocaba que la nueva familia de la italiana no aceptara tan fácilmente su presencia. Aquellas que estaban en lo más alto de la escala la veían como una amenaza a su estatus y se aseguraron que las de bajo rango hicieran sus primeros días en el palacio lo más desagradable posible.

Los omegas eran conocidos por ser seres débiles, hermosos y pasivos, pero en realidad estos podían ser bastante territoriales y agresivos cuando se le provocaba. Así que además de perderle los zapatos, desgarrar el dobladillo de sus vestidos y ponerle espinas de los rosales en sus almohadas, las omegas del harem también le hablaron horrores a Sara sobre los criados del palacio, de la guvernantka Lilia y del mismo emperador.

El Omega del Emperador (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora